1 ¿Por qué eligió filmar ese vuelo y no uno de los que se estrellaron contra las Torres Gemelas?
–Debido a dificultades rutinarias del control del tráfico aéreo, por completo ajenas a los atentados, el vuelo 93 despegó con una demora de 40 minutos. Así que para el momento en que lo secuestraron, el 11-S ya había prácticamente terminado. Había pasado media hora desde el ataque a las Torres. Faltaba un minuto para que el vuelo 77 se estrellara contra el Pentágono. Por esas vueltas del destino, los 44 pasajeros a bordo de ese avión fueron las primeras personas de nuestro mundo actual, el mundo posterior al 11-S, e hicieron frente a nuestra disyuntiva, a la decisión de “¿qué es lo que vamos a hacer?”. Uno puede darse el lujo de no decidir, pero ellos no: o no hacían nada y morían, o contraatacaban y corrían el riesgo de morir. Así que me parecía posible ver todo el ADN de nuestros tiempos en ese episodio. En última instancia, estamos luchando por el control de nuestro mundo con una banda de fundamentalistas altamente motivados. ¿Qué hacemos para solucionar ese problema?
2 ¿Qué relación tuvo con las familias de los pasajeros?
–Siempre he creído que si uno quiere entender la violencia política, debe hablar con los familiares de las víctimas. Son un grupo muy diverso, con todo tipo de opiniones políticas y religiosas. No están de acuerdo sobre a dónde nos dirigimos en el mundo post 11-S. Pero hablar con ellos permite ver las opiniones a través del prisma de la humanidad. Por ejemplo, David Beamer, el padre de Todd. Es un hombre encantador. Y para él el vuelo 93 es la primera batalla de una nueva guerra. Otras familias se oponen a lo que ha ocurrido en los últimos cinco años, y creen que el vuelo 93 debería haber sido un testamento para la no-violencia. Al escucharlos, uno ve la poderosa fuerza moral de sus argumentos. Pasar algo de tiempo con estas personas es sentir ese debate que todos estamos teniendo, pero en un nivel verdaderamente humano.
3 ¿Cómo hizo para saber que filmaba algo parecido a lo que sucedió en realidad?
–La gente siempre pregunta: ¿lo ha inventado? No. Los actores no inventan las cosas, tienen una capacidad increíble para liberar verdades creíbles. A veces, decían exactamente lo mismo que dijeron los pasajeros del avión, según lo sabemos por entrevistas con las familias. Otras, trabajábamos todos juntos en el avión de verdad en el que filmamos, en los estudios de Pinewood. La mitología del vuelo 93 de United dice que los pasajeros empujaron el carrito por el pasillo, pero eso no pudo haber ocurrido nunca. En el Boeing de Pinewood, con carritos verdaderos y azafatas verdaderas y pilotos de United, de frente a dos tipos, nos encontramos acorralados. Entonces uno dice: “¿Qué harías si creyeras que ese tipo tiene una bomba y que está a punto de estrellar el avión contra un edificio, y la única posibilidad que te quedara fuera atacarlo? ¿Te pondrías atrás de un carrito y tratarías de empujarlo por el pasillo?”. Imposible. El carro golpearía acá y allá. Cualquier azafata te va a decir que llevarlos y traerlos es una pesadilla, mucho más empujarlos. ¿O buscarías al tipo más grande y más fuerte para que se abalanzara sobre ellos, porque eso llevaría dos segundos? A lo largo de la filmación, uno hace mil consideraciones como ésa, y al final tiene en sus manos una película y dice: es nuestra versión de los hechos pero creemos en ella. No puedo probarlo, pero estoy seguro de lo que no ocurrió.
4 ¿Qué responde a quienes aseguran que todavía es demasiado pronto para filmar sobre esos hechos?
–¿Cuándo es el momento adecuado? No creo que haya una respuesta sencilla. Creo que los familiares han dicho que sí: “¿Es demasiado pronto?” es una pregunta que ellos nunca me hicieron. Por otro lado, ¿qué querría decir que es demasiado pronto? ¿Que los diarios, las revistas, la televisión e Internet pueden discutir el 11-S, pero las películas deberían mantenerse al margen?
5 ¿Cómo quiso retratar a los secuestradores?
–Quería que los secuestradores fueran reales. Quería que fueran pequeños, inconspicuos y corrientes, y a la vez peligrosos, letales y aterradores. Hubo dos secuestros ese día: el secuestro de gente inocente y los cuatro aviones, pero también el secuestro del Islam por parte de un grupo de jóvenes extremadamente fervorosos, devotos e ideológicamente confundidos que cuando mataron, lo hicieron en nombre de su dios. Esa es una elección que hicimos y, basados en grabaciones aparecidas después, sabemos que lo hicimos bien.
6 ¿Qué piensa de las teorías conspirativas alrededor del vuelo 93?
–Lo que tienen las teorías conspirativas es que tienden a ser bastante reconfortantes de una manera extraña, porque reducen el mundo a una serie de proposiciones simples con villanos que cambian la historia. ¿No sería todo más fácil si las teorías conspirativas fueran verdaderas? Pero no lo son. El mundo es, de hecho, aterradoramente más complejo.
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