Lovely Rita
Por V.W.
Ver a Rita Lee probar sonido es como estar frente a un niño que juega. Rita, como los chicos, lo hace muy en serio, concentrada y divertida. Para calentar la voz, prueba unos compases de “Lança-Perfume”, pide a la banda que la baje un tono y, tímida, canta previendo que no va a recordar bien la letra. Es que a pesar de que hace años que casi no la canta, ha decidido incorporarla en este show. “Sé que tuvo mucho éxito en América del Sur y me gusta ser generosa con el público”, explica.
En ese mismo juego continuo dice algunas palabras en castellano, prueba el micrófono en francés (un, deux, trois), improvisa letras increíbles para algunas músicas de los Beatles y vocaliza, fiel al entorno, con las palabras “ruleta” y “baccarat”.
Todas estas gracias y simpatías hicieron esperar un show animado y dinámico. Pero aun así cualquier expectativa termina siendo pobre frente a la histriónica presencia de Rita en el escenario.
El show es como su carrera: sinuoso. Abre con los Beatles, canta temas de todas las épocas, y vuelve a ellos. Una y otra vez. Elige cantar “I Wanna Hold Your Hand” con su delirante y prohibida letra en portugués y alterna versiones extraordinarias de “Alô, alô marciano” (canción que escribió para Elis Regina, la –en su opinión– mayor cantante brasileña de todos los tiempos) y “Agora só falta você” con importantes éxitos de los 60 y 70.
A Rita, que ya había probado el alcance del micrófono, le gusta bajar del escenario, pasear entre la gente y conversar. Para su sorpresa, estaba en la platea del Conrad Hebe Camargo, la conductora más importante de Brasil, la Mirtha Legrand vecina. Rita no sólo la presentó como su hermana menor (como guiño a un público mayoritariamente brasileño) sino que la invitó a compartir el micrófono y cantar y bailar con ella “Só com você”. La escena, un poco ajena para el público argentino, fue comentada al día siguiente por todos los diarios de Brasil.
El momento en el que, calzándose una nariz de payaso, Rita empieza a cantar “Panis et circensis” parece casi un manifiesto. Esta canción, grabada por primera vez en 1969 en el disco Tropicália por Los Mutantes, representa con mucha claridad la búsqueda de aquella época, la mezcla. La utilización (aún errada) del latín del título es reveladora de una actitud. Cantar “Panis et circensis” hoy es confirmar un origen.
Probablemente uno de los picos más altos de la noche haya sido el tema inmediatamente anterior: “Baby”, aquella canción de Caetano Veloso escrita para Gal Costa y grabada más tarde por Rita con Los Mutantes. Después de un brevísimo intervalo musical en el que desapareció, Rita volvió a escena cual Gal, con una inmensa peluca negra de rulos y una boa de plumas, dispuesta a reírse, como los chicos, de la bahiana o, mejor, como algunos grandes, con ella. La imitación para Lee es, sin dudas, una búsqueda estética y su fuente, también el tropicalismo. Rita copia los tics de Gal, se tira al piso, se mueve como ella y no hay modo de leer esa parodia más que como homenaje y reconocimiento cómplice de un camino común. Debajo de la boa, la remera dice “rebel”, como si fuera necesario ponerle palabras a esos gestos.
Nota madre
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