Domingo, 24 de agosto de 2008 | Hoy
DORA BARRANCOS
Dora Barrancos no duda de que en muchos países latinoamericanos hubo una estrecha relación entre feministas y masones. “Belén de Sárraga fue una conocida adherente de la masonería española y una de las principales impulsoras del derecho a sufragio femenino en la mayoría de nuestros países”, dice. “A principios del siglo XX realizó una enorme cantidad de viajes por América latina –algo bastante poco común tratándose de mujeres– a fin de propagar el derecho a la ciudadanía femenina”, sigue Barrancos. “En Uruguay, para citar un ejemplo cercano, la radicalidad liberal vinculada con el notable líder del Partido Colorado, Batlle y Ordóñez, y gran amigo de la causa feminista, tenía una afiliación masónica, aunque éste no participara de la cofradía. El feminismo uruguayo tiene una inscripción inicial en esa liberalidad radical, laicizante, apegada a los principios de la masonería. Importantes feministas de la primera hora en nuestro país se identificaron con el ‘librepensamiento’, y se incorporaron a la denominada ‘masonería por adopción’, expresión con que se identificaba a las mujeres que eran aceptadas en esa cofradía.”
Esta especialista en historiografía de género rescata, entre otras cosas, las primeras revistas feministas, Nosotras y La Nueva Mujer, ambas editadas en La Plata por María Abella Ramírez. “Su prédica a favor de los derechos femeninos resultó singular –dice Barrancos– porque, a pesar de ser madre de una gran cantidad de hijos, fue probablemente menos ‘maternalista’ que algunas feministas del período: pensaba mucho más en los derechos individuales de las mujeres que en el reconocimiento que la sociedad les debía en virtud de sus contribuciones como madres. Todos los derechos, civiles, políticos, sociales, fueron reclamados por ella, y a veces sus textos dejan traslucir adhesiones libertarias, como cuando critica la hipocresía de la institución matrimonial o cuando se enfrenta a la religión. No hay cómo dudar de su adhesión a la masonería y, como parte de la gran vertiente iluminista, creía que la educación era la llave maestra de la modificación de la conciencia, y clave del progreso moral y material de la sociedad.”
Dora Barrancos es socióloga, profesora e investigadora del Conicet. Escribió para el libro “Maestras, librepensadoras y feministas en la Argentina (1900-1912)”.
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