Dom 24.05.2009
radar

¿COMO SE FIJA EL PRECIO DE UNA OBRA? SORPRESA...

Otra que Wall Street

› Por Sonia Tessa

La subasta de esta tarde es más que una serie de sesenta y cuatro tratos comerciales directos, es un caleidoscopio de interpretaciones y agendas financieras contrapuestas. Cuando le pregunté al matrimonio por qué creía que, en los últimos años, coleccionar arte se había vuelto tan popular, Juliette respondió que mucha gente, finalmente, empezaba a entender que el arte podía enriquecer su vida. Jack, en cambio, piensa que es porque el arte se ha convertido en una forma aceptada de “diversificar la cartera de inversiones”. Aunque esto hiera la sensibilidad de los más antiguos “coleccionistas puros”, dice, los “nuevos coleccionistas, que han hecho su fortuna en fondos de inversión, conocen bien las alternativas para su dinero. Hoy en día el efectivo da tan poca ganancia que invertir en arte no parece una idea tan tonta. Es por eso que el mercado del arte se ha fortalecido; porque hay pocas opciones mejores. Si el mercado de valores tuviera dos o tres trimestres consecutivos de mucho crecimiento, el mercado del arte, perversamente, podría llegar a estar en problemas”.

El mundo del arte es tan pequeño y decididamente aislado que no se ve muy afectado por problemas políticos. “En las ventas después del 11 de septiembre —dice Juliette—, no había conexión con la realidad del mundo exterior. En lo más mínimo. Recuerdo que estaba sentada en la subasta, aquel noviembre, y le dije a Jack: `Vamos a salir de esta habitación y las Torres Gemelas van a estar en su lugar y todo estará bien en el mundo’.”

Puede que los grandes desastres no tengan efecto, pero un chisme casual tiene el poder de hundir una obra. Jack me cuenta la historia de unos amigos que habían rematado la colección de su abuela. “Había una hermosa pintura de Agnes Martin, pero no sé cómo se empezó a correr la voz de que si se la miraba al revés, con una cierta luz, con los ojos cerrados, estaba dañada. Y de pronto todo el mundo del arte se lo creyó al pie de la letra. Eso probablemente le quitó medio millón de dólares al precio; simplemente porque algún idiota hizo correr el rumor. Por el contrario, cuando se empieza a decir que un artista va a pasar a ser de Larry, todos quieren comprarle una obra antes de que los precios se vuelvan delirantes.” Se refiere a Larry Gagosian, el galerista más poderoso del mundo, con galerías en Nueva York, Los Angeles, Londres y Roma, que invariablemente sube los precios de un artista en un 50 por ciento cuando empieza a representarlo.

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