“El verdadero humor político, para mí, es el histórico, y no el del senador que habla hoy en su banca de algo coyuntural. Cuando dibujo a Dorrego pidiendo un saquito para que lo fusilen con dignidad, pienso en cosas que hubo antes y que vinieron después. Siempre hay un continuará. A veces me propongo hacer los dibujos que no se publicaron en su momento, porque el humor gráfico argentino siempre careció de libertad de publicación, ha pasado por etapas de cero libertad de prensa. Entonces me hago cargo, a veces, de hacer los dibujos que no podían hacerse en aquel momento. Por supuesto, desde mi óptica contemporánea. Yo soy un pibe de esta época. Pero también cuando hablo de mi niñez, siento la niñez de mi patria, de un territorio que tengo muy incorporado. Como si el país fuera mi cuerpo.”