> EL DIRECTOR DEL ARCHIVO HISTóRICO DE LA POLICíA NACIONAL DE GUATEMALA
› Por Gustavo Meoño Brenner
En Guatemala habíamos terminado creyéndonos el cuento de que no existían archivos; que los militares los habían destruido antes de firmar la paz con la insurgencia. Por ello, en julio de 2005 resultaba increíble, casi un sueño, tener la oportunidad de salvar, organizar y abrir al acceso público cerca de 80 millones de documentos generados por la Policía Nacional a lo largo de 115 años de historia. Hoy, cinco años después, el sueño es una realidad. Ya solamente quedan fotografías de aquellos 7900 metros lineales de paquetes de documentos –casi ocho kilómetros– apilados en los múltiples recovecos, húmedos y oscuros, de un edificio casi abandonado. La mayor parte de los documentos han recibido ya una atención archivística básica y casi 12 millones de folios han sido organizados, descritos archivísticamente y digitalizados para ponerlos a disposición de víctimas sobrevivientes, de familiares de víctimas, del Ministerio Público y de la más diversa gama de personas e instituciones interesadas en la investigación.
Para el colectivo que ha llevado adelante este esfuerzo, compuesto por 150 mujeres y hombres –jóvenes en su mayoría–, la mayor satisfacción radica en haber podido entregar en año y medio cerca de 85 mil copias de documentos en respuesta a más de 4 mil solicitudes de información. En numerosos casos de familiares de víctimas, la información obtenida contiene las primeras respuestas a las interrogantes que los han mantenido en la angustia de la incertidumbre a lo largo de 25 o 30 años. Y ello tiene un evidente efecto reparador. Muchos de esos documentos han resultado de gran utilidad para los primeros juicios que se están llevando a cabo en contra de agentes y mandos de policía, acusados de delitos de desaparición forzada, tortura y ejecución extrajudicial.
Al valor innegable de un archivo histórico de esta naturaleza y magnitud, se agrega la importancia de estar depositado en un edificio en el que funcionó uno de los cuerpos de policía más represivos durante el gobierno militar del general Efraín Ríos Montt. Existen múltiples testimonios sobre la práctica, entre 1982 y 1983, de las detenciones clandestinas, la tortura y las ejecuciones extrajudiciales en ese tenebroso Sexto Cuerpo de la Policía Nacional. Resulta también muy gratificante haber logrado la recuperación de esos espacios para la causa de la memoria y la verdad, en el proceso que está convirtiendo a ese viejo edificio y al archivo histórico que alberga en un importante Sitio de Conciencia para Guatemala.
Cada día un número creciente de personas de todas las edades visita el Archivo Histórico de la Policía Nacional, para apreciar ese acervo –único e irrepetible– y conocer los procesos de trabajo que están permitiendo su recuperación. Uno de los mayores retos ahora es fortalecer la naturaleza memorial del lugar y dotarlo de los elementos museísticos necesarios. Dentro de los planes para el próximo año se ha priorizado el trabajo con jóvenes estudiantes, promoviendo el conocimiento del archivo y el edificio del ex Sexto Cuerpo de la Policía Nacional, dentro de un programa que incluye proyección de documentales, conferencias y exposiciones.
Esta es nuestra contribución para que la memoria, la verdad y la justicia tengan el lugar que les corresponde en este país donde el genocidio perpetrado por los gobiernos militares dejó el saldo espantoso de 155 mil muertos y 45 mil detenidos desaparecidos. Es el aporte de este colectivo para que en Guatemala Nunca Más se repitan esas atrocidades.
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