Si pudiera elegir encontrar un diario íntimo sobre cualquier período de tiempo de la historia de los Stones, sería el momento en que la banda se estaba formando. Y lo encontré: un diario que cubre de enero a marzo de 1963. La mayor sorpresa fue que haya guardado algún registro de esa época. Recorre el momento crucial entre que Bill Wyman llegó o, más importante, cuando apareció su amplificador Vox y él lo acompañó y cuando estábamos tratando de reclutar a Charlie Watts. Incluso registraba la cantidad de dinero que nos pagaban en los shows, las libras, los chelines y los centavos. Con frecuencia decía “0” y eso significaba que habíamos tocado por cerveza en pequeños bailes de fin de curso. Pero las entradas también muestran enero 21, Ealing Club: 0. Enero 22, Flamingo: 0. Febrero 1, Red Lion: una libra diez centavos. Por lo menos conseguimos una fecha. Mientras consigas shows, la vida es maravillosa. ¡Alguien nos había llamado y nos había contratado! Estábamos haciendo algo bien. De otra manera, robar en los negocios, juntar botellas de cerveza vacías para canjear y tener hambre eran la orden del día. Juntábamos dinero para comprar nuestras cuerdas, arreglar nuestros amplificadores y válvulas. Sólo seguir adelante era terriblemente caro.
En la solapa del diario de bolsillo están las muy remarcadas palabras “Chuck”, “Reed”, “Diddley”. Ahí tienen. Era todo lo que escuchábamos en ese momento. Solamente blues americano o rhythm & blues o country blues. Cada hora de vigilia de cada día era sentarse frente a los parlantes tratando de aprender cómo se hacía el blues. Nos desmayábamos en el piso con la guitarra entre las manos. Uno nunca deja de aprender su instrumento, y ese era un momento de búsqueda. Uno tiene que encontrar un sonido si quiere tocar la guitarra. Elegimos el sonido del blues de Chicago, lo más fielmente que pudimos –dos guitarras, bajo, batería y un piano– y nos sentamos y escuchamos todos los discos que alguna vez editó el sello Chess. El blues de Chicago nos pegó entre los ojos. Habíamos crecido con lo mismo que había crecido todo el mundo, con el rock and roll, pero nos focalizamos en eso. Y mientras estábamos todos juntos, podíamos pretender que éramos hombres negros. Nos empapábamos de la música, pero no cambiaba el color de nuestra piel. Algunos incluso se volvieron más blancos. Brian Jones era un rubio de Cheltenham. ¿Y por qué no? Se puede venir de cualquier parte y ser de cualquier color, pero eso lo averiguamos después. Y no queríamos hacer dinero. Despreciábamos el dinero, despreciábamos la prolijidad, solamente queríamos ser negros. Afortunadamente dejamos atrás esa etapa. Pero esa fue la escuela. Ahí nació la banda.
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