Como un río: el fluir de una vida en la dolorosa majestuosidad del ocaso.
Una obra maestra. Eso es Como un río, la sorprendente obra del autor suizo Pierre Wazem, y que aún más sorprendentemente se publicó el año pasado en la Argentina, a una década de su edición original en habla francesa. El responsable de este rescate es Thomas Dassance, un editor –a cargo también de la traducción– que hace tiempo que se las viene ingeniando para presentar por estos pagos admirables autores europeos como Iván Brun y su Lowlife, y el magistral cinismo de Dinero, del español Miguel Brieva. Reinventando su editorial Ex Abrupto, la colección Noir & Blanc también presenta Smart Monkey, una dinámica historieta muda del francés Winchluss. Pero es Como un río la que destaca claramente del lote. Conocido por haber completado la saga de Los escorpiones del desierto, creada por el legendario Hugo Pratt, Wazem se toma cien páginas para dejar fluir la historia de Valdimir, un hombre que lucha con la naturaleza, perdido en medio de los bosques rusos. Divaga, habla solo, con los peces, con su mujer que hace tiempo que está muerta, y soporta las burlas de los habitantes de un pueblo vecino. Vladimir parece loco, pero en realidad es un hombre que lucha contra una tristeza infinita, cuya naturaleza sólo comenzará a develarse cuando llegue su hijo de visita. Con un trazo suelto y preciso, en un admirable blanco y negro, Wazem domina todos los hilos de la narración con escasos diálogos, contando una historia que es a la vez clásica y única, en la que la reunión del padre con el hijo no es el centro de la trama, sino que apenas si permite entender mejor una vida que es una permanente lucha con la naturaleza.
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