Dom 27.03.2011
radar

Rock para el padre Mugica

Pappo empezó a caer por Conesa, donde Miguel Cantilo vivía en comunidad con algunos miembros de su nuevo grupo, Bola de Destrucción. Pegó muy buena onda con Miguel. “Como había una gran sala de ensayo abierta a zapadas, él caía y se sumaba”, ilustra Cantilo. “También sabía que yo estaba grabando un disco, entonces me ofreció tocar en algún tema. Yo le mostré el ‘Blues del éxodo’, que había compuesto unos meses antes, después de mi primer viaje a El Bolsón, y me dijo: ‘¿Eso querés grabar? Esa onda nosotros la hacemos de taquito’. Prácticamente armó el arreglo solo en la sala de grabación, tocó el piano en una toma y luego grabó el solo de guitarra. Luego me obligó a poner la voz ahí nomás, a pesar de que yo quería hacerlo en otra sesión.” La relación entre Cantilo y Pappo produjo un pequeño milagro adicional y no es broma. El célebre sacerdote Carlos Mugica, conocido por su trabajo evangélico y social en la Villa 31 de Retiro, le pidió a Miguel, que tenía relación confesional con él y a menudo acudía a su consejo, que convocase a algunos músicos para tocar en la villa, en un festival que se celebró un día que coincidía con una fecha patria boliviana. Tocaron Pedro y Pablo, Marilina Ross, Roque Narvaja y, desde el techo de una casa, atronó el aire un trío ultrarrockero con Pappo en la guitarra, Luis Alberto Spinetta en el bajo y Pomo en la batería. El padre Mugica agarró el micrófono y le dijo a la pequeña multitud: “Así tenemos que estar, juntos, porque el pueblo unido jamás será vencido”.

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