> EL TERRIBLE ENCANTO DE CARPENTER
› Por Alfredo Garcia
Después de haber filmado algunas de las mejores películas de terror y ciencia ficción de todos los tiempos, y de haber logrado records como el de la producción independiente más redituable de la historia (eso se aplicó a Halloween y perduró como record durante varios años), el siglo XXI no fue nada generoso con John Carpenter, que luego de estrenar su última película para la pantalla grande en el 2001 (Ghosts of Mars) se encontró sin filmar durante una década, aplicando su talento exclusivamente a un par de unitarios para la pantalla chica (para la serie Masters of Horror).
Teniendo en cuenta que Ghosts of Mars ni siquiera se estrenó en los cines argentinos (sólo se conoció en DVD como Fantasmas de Marte), hay que enfrentarse al hecho de que desde fines de los ‘90 y la salvaje Vampiros, ningún cinéfilo argentino ha podido ver el estreno de una de John Carpenter en cine.
Por eso es probable que para la última generación de fans criollos del cine fantástico el inminente estreno de The Ward (Atrapada) sea todo un acontecimiento, lo que ofrece por un lado la celebración de reencontrarse con el trabajo de un gran director, y a su vez lo contraproducente de recibirlo con expectativas demasiado grandes.
The Ward no es precisamente una gran producción, ni siquiera dentro del modesto rango económico que ha tenido la obra de Carpenter, de hecho parece tener un origen televisivo que debido a su calidad y al nombre su director logró un estreno limitado en algunas salas de las principales ciudades de los Estados Unidos.
Eso no implica que sea una obra para subestimar, ya que en ese caso se cometería el mismo error perpetrado contra grandes títulos de Carpenter, que tanto por sus modestos budgets como por sus temáticas típicas del cine de super acción terminaban siendo objeto de todo tipo de prejuicios, para luego redescubrirse en VHS o DVD. Créase o no, hasta Asalto al Precinto 13 recibió algunas pésimas críticas cuando se estrenó en la Argentina, y terminó siendo redescubierta en salas de barrio y de reposición (fines de los ’70: ¡ni siquiera existía el VHS!), y si no hubiera sido por el éxito internacional –y también local– de títulos como Halloween o las primeras andanzas de Snake Plisken (el personaje de Kurt Russell) en Escape From New York, es probable que algunos films formidables pero más pequeños en relación, por ejemplo The Thing (El enigma de otro mundo, también con Russell) no hubieran llegado a nuestros cines. Esto se aplica especialmente a la alucinante variación sobre usurpadores de cuerpos They Live! (Sobreviven, con una especie de primo redneck más trucho de Kurt Russell, Roddy Piper, del que no se supo nunca más, y que en ese film se daba cuenta de si la gente que dominaba el mundo era o no marciana al verlos a través de una especie de gafas 3D) o la terrorífica El príncipe de las tinieblas, que volvía a traer a Donald Pleasence pero en un asunto de corte más místico que el de la persecución de Michael Myers.
Una pequeña obra maestra que lamentablemente no tuvo estreno en pantalla grande fue otra de las remakes de marcianos de Carpenter –luego de The Thing–, es decir la Village of the Damned modelo 1995 que sólo se conoció para el mercado del video bajo el título El pueblo de los malditos, y que mostraba al ex Superman, luego héroe-mártir discapacitado Christopher Reeve, en el papel de un maestro de escuela enfrentado a una generación de malvados niños albinos con poderes paranormales que utilizaban de las maneras más horribles y cruentas posibles. A su manera, esta remake de Carpenter era tanto o más eficaz en relación con el film original de Wolf Rilla de 1960 que lo que había sido su Enigma de otro mundo (The Thing) en relación con la producción de Howard Hawks que dirigió Christian Nyby en los ’50, aunque de todos modos es difícil dar una idea verdadera del enorme impacto que significó en su momento The Thing (la de Carpenter) vista en un cine en su estreno. ¡Es que simplemente hasta ese momento nunca se había visto nada semejante!
El misterio desolador hasta el día de hoy es por qué demonios nunca se estrenó en la Argentina Ghosts of Mars, y por qué tuvo tan poco éxito comercial en todas partes. Era una producción de unos 30 millones de dólares, con un elenco nada desdeñable en términos de taquilla (Jason Statham y Natasha “Species” Henstridge, más los blaxploitation Ice Cube y Pam Grier) en medio de un concepto delirante como pocos, una especie de western transportado al planeta rojo, donde los héroes andan en un tren y son perseguidos por zombies marcianos.
Al lado de la épica salvajemente carpenteriana (hasta la música, por primera vez en su carrera, era heavy metal) de Ghosts of Mars, el de The Ward es un Carpenter decididamente intimista. La historia de una chica encerrada en un manicomio luego de un acto incendiario donde las pacientes viven poco funciona como una historia de fantasmas clásica, un poco como la lejana The Fog (La niebla, antecedente directo de la ola de films de espectros japoneses que vienen del más allá a reclamar algún tipo de injusticia, como en Ringu-The Ring) sólo que en el último trabajo de Carpenter hay una vuelta de guión en otra dirección que es mejor no adelantar. A pesar de su modesta concepción y su origen televisivo, Atrapada es ciento por ciento John Carpenter y es un lujo poder verla en pantalla grande.
Atrapada se estrena en los cines el jueves 7.
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