> CAMPANELLA Y FRANCELLA HABLAN DEL PROGRAMA
› Por Emanuel Respighi
Hay artistas que logran con su obra alcanzar una popularidad a prueba de diferencias económicas, políticas y/o culturales, capaces de tener siempre el aplauso de buena parte del público, hagan lo que hagan. Son los que tienen un talento popular innato, de inmediata identificación. Hay otros, en cambio, que cuentan con el reconocimiento de colegas y de “entendidos”, pero su obra no logra alcanzar nunca status masivo. Son los que llevan la reputación dada por la “autoridad”. Sin embargo, son contados con los dedos de una mano aquellos que logran combinar el don de la masividad y el del prestigio. Hay muy pocos. Y Juan José Campanella y Guillermo Francella son dos de los que con esfuerzo y talento pudieron derribar más de un prejuicio y situarse en el privilegiado sitial en el que lo popular y el prestigio se funden. Como prueba pres y pop basta sintonizar hoy, a las 22, la pantalla de Telefe, donde la dupla estrena El hombre de tu vida, una ficción en la que ambos vuelven a mostrar sus mejores credenciales, potenciando sus cualidades naturales y formadas.
El hombre de tu vida marca el regreso de Francella y Campanella a la TV argentina después de, oh casualidad, cinco años alejados del medio. Aunque no parezca por la cantidad de programas y películas que lo tuvo como protagonista y que la TV se cansó de repetir una y otra vez, lo último del actor había sido la adaptación local de Casados con hijos. “Es la primera vez –cuenta Francella– que me alejo tanto tiempo de la TV. Pasó que en 2005 viví una experiencia tremenda cuando hice, al mismo tiempo, Los productores en teatro y Casados con hijos en la tele, y no disfruté ninguno. Iba corriendo por Panamericana sacando un pañuelo afuera de la ventanilla del auto para llegar a horario al teatro... No tenía sentido tanto estrés. Nunca más hago teatro y TV al mismo tiempo. Y las repeticiones en la tele no ayudaban a mi vuelta”.
En el caso del director, su relación con la pantalla chica local es más distante. Encargado, entre otros autores, de los libros de Culpables, el unitario de Pol-Ka en 2001, su anterior trabajo televisivo en el país había sido Vientos de agua, la impecable ficción histórica sobre la migración compartida entre España y Argentina, que se emitió en 2006. “En la TV argentina he trabajado sólo cuando se me ocurre algo bueno, y eso ocurre poco...”, señala Campanella. “Pero que además un canal apoye con una producción piola y un elenco de actores elegido puntillosamente, es casi una misión imposible por estos lugares”, subraya.
“Lo que apenas era una idea, ni siquiera televisiva, se transformó en un proyecto cuando me dije que el protagonista era ideal para que lo interpretara Guillermo, por sus cualidades petersellerescas. De hecho, se lo propuse a Guille antes de presentarlo a Telefe”, dice.
El programa intenta replicar el esquema de producción de las series norteamericanas, con un elenco estable de pocos actores, un artista invitado por emisión y una calidad visual casi cinematográfica. ¿Esa era la condición para llevar a cabo la propuesta?
Campanella: A Telefe le propuse si les interesaba hacer una serie como las que uno está acostumbrado a ver a nivel internacional. Más allá del programa, lo que estamos buscando con El hombre de tu vida es ver si encontramos la manera de hacer una televisión entretenida, popular y de calidad, que pueda venderse en el exterior. Algo similar a lo que pasó con el cine argentino, que hizo un vuelco tremendo cuando comenzó a ganar mercados internacionales. Más allá del mercado de telenovelas y tiras que la TV argentina tiene, creo posible exportar calidad de prime time al mundo.
¿Se necesita más talento o más presupuesto?
Francella: Hay unitarios de lujo en la TV argentina. Lo que hay que cambiar es la mentalidad. Hay una frase, de la que puedo dar fe por escucharla todo el tiempo, que hace mucho mal y hay que desterrar de la TV: “Vamos que nos come el león”, en referencia a que hay que grabar y meter escenas porque se viene encima el aire. Yo me vi almorzando, durante toda mi vida, una traviata con queso sobre la mesita. No se puede hacer una mejor televisión corriendo todo el tiempo.
¿En qué se basa ese esquema de producción que importaste para esta serie?
Campanella: Son ciertas técnicas que no necesariamente encarecen la producción, pero que no se utilizan acá y no sé por qué. Pusimos en marcha la mecánica de las series norteamericanas. Para el programa, un autor, o un equipo de dos o tres, escribió su capítulo. Después de nuestro primer feedback, se hacen dos o tres bocetos, a los que Marcela Guerty le hace una nueva pasada en base a nuestras charlas. Y recién después lo tomo yo para darle la última pasada. A veces lo dejan a punto de caramelo, y en otras tenemos que trabajarlo más. El tiempo de desarrollo de cada guión de un mes, o un mes y medio.
¿Y a nivel de dirección?
Campanella: Para hacer el capítulo con calidad cinematográfica en siete días, todo tiene que estar muy bien planeado y pensado: ya tenés que haber visitado y elegido tus locaciones con el equipo, en vez de llegar y que todos vean por primera vez la locación el día de grabación y se pongan a buscar dónde poner el generador... Y la última “novedad” que implementamos es que el director esté en el montaje. Yo soy montajista y nunca pude enfatizar lo suficiente lo importante que es que el director se tome un par de semanas para el montaje del capítulo. Eso no existe en la TV argentina: el director no participa nunca, el montajista no sabe lo que el tipo quiso hacer, se ven sólo las tomas elegidas y no se revisa el resto para elegir los mejores momentos... El montaje es fundamental: es la última gran reestructura de la película o el capítulo. Cada capítulo tiene una semana de trabajo para el tratamiento de corrección de color y mezcla de sonido. Sólo espero que tanto esfuerzo tenga un sentido.
¿Y como actor, fue diferente trabajar con esta estructura de producción?
Francella: Si en cualquier otro programa un diálogo se labura con dos cámaras, con Juan trabajamos con cuatro, más parecido al cine. Con el tiempo que se le ha dedicado al guión es muy difícil que no se grabe lo que está escrito.
Campanella: Yo doy clases de guión, y la gran obsesión de los estudiantes es saber si Francella respeta los guiones. Y les cuesta creer que sí lo hace. Lo que pasa que los actores que tienen verdad hace que parezca que están improvisando. Yo vi los guiones de Casados con hijos y lo que pasaba en escena era literal a lo que estaba escrito. Guille es un gran analista del guión, al punto que ha marcado cosas en el guión que por H o B se nos escaparon. Yo soy de la teoría de que nadie conoce más al personaje que el actor que lo está haciendo. Por eso hay que escucharlo mucho: la mitad del personaje siempre es el actor.
Francella: Siempre fui muy obsesivo con los guiones. No puedo trabajar de taco. Hay actores que leen su parte nada más. Si tienen que estar enojados lo van a estar, pero no saben bien por qué. A mí eso me desespera.
¿Cómo definirías el tono del programa?
Campanella: Es una comedia dramática, pero con un subrayado en la comedia. De las cosas que he hecho, probablemente El hombre... está más cerca de El hijo de la novia, pero es mucho más sarcástica. Si bien tiene momentos de ternura, porque estos dos estafadores son dos personajes entrañables, el tono es el de Billy Wilder. Si El hijo... remite a Frank Capra, podría decir humildemente que El hombre... sigue la línea de humor de Wilder.
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