Dado que me resultó muy difícil buscar teatralidad en un tema con el que no había pensado antes hacer teatro, la idea fue exacerbar las cosas: la actuación, los textos, la puesta en escena. Pasarse del límite, exagerar. El tema es muy serio y no acepta medias tintas, da la sensación de que no acepta metáforas rebuscadas ni sutilezas (por lo menos eso me pasó a mí). El futuro a partir de ahora es directo, groncho, amoral. Cuatro videntes le leen, supuestamente a Duhalde, unos poemas vaticinadores, donde le dicen lo que va a pasar y le sugieren cómo tendría que aprovechar el reclamo genuino de la gente para sacar un provecho político. Lo dicen de manera soez, con rimas truchas y versos olvidables. El problema es que su visión es limitada: no pasa del 2002.

El sábado 10. Con Manuet Attwell, Cristian Jensen, Julián Cabrera y Patricio Zanet.