Dom 06.07.2003
radar

Nosotros y los otros

Por María Soledad Rosas

“Me pregunto tanto en estos días cómo debo luchar, cuál debe ser mi estrategia... Silvano en la cárcel, Edo muerto, yo también. En estos días sólo pienso en la destrucción, creo que es la única salida. Una destrucción definitiva porque mi terrible dolor no me deja ver más allá. Antes del 5 de marzo todavía tenía una esperanza de cambio. Estaba convencida de que de una manera u otra nuestras acciones –bellísimas– llevaban a algo mejor. Pero un grupito de bastardos aquella noche entró a casa.
Abrimos la puerta y treinta canas con perros irrumpieron en nuestra vida. Ojos llenos de sangre, manos primitivas que en diez segundos rompíantodo el trabajo que habíamos hecho, materiales escritos, diarios, discos, herramientas, cartas, plantas, todo por el suelo. Edo y yo nos mirábamos a los ojos sin hablarnos, los dos con los ojos llenos de lágrimas. Sabíamos que ésa sería nuestra última noche juntos. Estos bastardos quisieron incluso destruir el amor...
Esa noche dieron una orden y las tropas en uniforme invadieron nuestra casa a la búsqueda de pruebas para encarcelarnos. ¿Qué buscan? Nos han dicho que buscan elementos que demuestren la existencia de una banda armada. Banda no es nada, es demasiado poco y no podría contener nuestras desmesuradas intenciones, sólo podría comprimir nuestras incontenibles explosiones. Banda armada es la policía; nosotros somos guerreros. El que se levanta contra la opresión propia y ajena es el único realmente libre. Cualquiera que no tema lo desconocido es libre de elegir los instrumentos que prefiera según las circunstancias y las actitudes individuales, sin límites.
Era una investigación que venía de lejos. Largo trabajo el suyo, el de espiarnos días y días. Gran tecnología tras de nosotros: micrófonos espías, microtelecámaras, relevamientos satelitales, seguimientos, monitoreos sin pausa, que les habían permitido ya hace dos meses ‘hipotetizar nuestra relación con por lo menos tres atentados’. Están orgullosos de sus sofisticados medios de investigación... ¿Se acabó el terror en Valle de Susa o todavía quedan otros bombarderos? Es demasiado rápido para cantar victoria. Su imaginación es demasiado sucia, vieron demasiados policiales americanos. ¿Banda armada, asociación de ecoterroristas? Demasiada poca cosa para nosotros, somos mucho más que eso. Estas palabras limitan nuestras verdaderas intenciones de destrucción sin límites, sin miedo. Asociación es todo el aparato jurídico, ecoterroristas son los del TAV que devastan el valle para aumentar su control. Nosotros somos guerreros. ¿Silvano, jefe de una banda? No me hagan reír, no es tiempo de reír. Nosotros no necesitamos jefes, nos levantamos contra todo tipo de órdenes, contra todo tipo de represión, contra todo tipo de autoridad. No tenemos un jefe. Sólo estamos unidos por nuestra complicidad.”

Este fragmento pertenece al cuaderno personal de Soledad, escrito durante el arresto domiciliario en junio de 1998, entregado por la madre de Edoardo Massari a Martín Caparrós.

Nota madre

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