Dom 30.12.2012
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> DISCOGRáFICAS, EL LIBRO QUE RECORRE Y HOMENAJEA AL ARTE DE HACER TAPAS

La primera impresión

› Por Santiago Rial Ungaro

A principios de la década de los ’80, Lucas López recibió de sus padres de regalo su primer vinilo: 20 éxitos de Oro, un compilado de Los Beatles de edición nacional con una tapa no muy memorable con las caras de los Fab Four. Desde entonces, y durante años y años, “El” programa, la mejor salida, siempre fue la misma: tomarse el colectivo desde Wilde hasta el centro, bajarse en la calle Lavalle y de ahí empezar a recorrer disquerías: salir a “mirar” discos. Algunas veces Lucas capaz que se podía volver a su casa con algún disco de Talking Heads o Television, pero por cada disco comprado había cientos, miles de vinilos para observar, investigar y fantasear: el tiempo pasó y Lucas es hoy un reconocido diseñador gráfico que tiene su estudio y su familia y muchos de esos discos que compró están guardados en cajas. Pero muchos de esos discos están presentes en DiscoGráficas, su primer libro, un trabajo que ofrece la posibilidad de una experiencia análoga: mirar las tapas de los discos seleccionados por López en este libro no solo puede ayudar a decidir que uno, en algún momento de su vida, va a escuchar ese disco. Esa experiencia puede no sólo despertar el interés por los artistas en cuestión sino que también se puede hacer extensiva a los ilustradores, fotógrafos, diseñadores gráficos y artistas plásticos que les dieron imagen a esos sonidos. “Cuando era pibe iba a Amigos de la Música, y la verdad es que cuando veía todos esos discos ahí me volvía loco. Yo vivía en Wilde, así que me tomaba el 37, me bajaba en Lavalle y ahí arrancaba de gira para ir a mirar discos. Me interesaba mucho estar en la disquería hablando con el disquero, escuchar qué era eso que sonaba en ese momento, averiguar qué era, mirar las bateas, relacionar.” Durante un año y medio trabajó de cadete en el microcentro en una casa de fotografía. Y lo que para otros quizá sería una tortura, para este muchacho clase 69 era una bendición: “El trabajo me llevaba 7 horas, pero el laburo en sí me tomaba 1 y media. El resto del tiempo me lo pasaba paseando por disquerías. Pero más allá de la nostalgia, esas tapas forman parte de uno, son parte de mi formación”.

BIG BLUE BALL, DISEÑADO EN 2008 PARA ESA BANDA POR EL GRAN MARC BESSANT, ENTREVISTADO EN EL LIBRO.

La taxonomía que realiza López empieza con el fundacional Smash Song Hits by Rodgers & Hart, primera tapa de discos diseñada en 1939 por el visionario Alex Steinwees, que con sólo 23 años se apioló de que aunque el costo fuera un poco mayor los discos merecían tener una tapa que los identificara y revolucionó la industria de la música al inventar la portada ilustrada para discos. Steinweiss fue director de arte de Columbia durante quince años y más tarde fue diseñador free-lance para sellos como Decca, London y Everest. Si las portadas que hizo para, entre otros, Louis Armstrong, Béla Bártok, Count Basie, Leonard Bernstein, Duke Ellington, Igor Stravinsky y George Gershwin estaban influidas por las tradiciones gráficas europeas de la década del ‘30, con colores plenos e influencias del constructivismo soviético, el surrealismo o el cubismo, los collages del artista plástico Peter Blake (autor de escena de la tapa Sgt Pepper Lonely Hearts Club Band) son un exponente del arte pop. La tapa de Pepper quizá sea la tapa más emblemática e influyente de todos los tiempos. La historia de esta producción, en parte collage, en parte instalación y en parte escultura, con Los Beatles rodeados por un grupo de más de setenta personajes elegidos por los John, Paul & George (Ringo decidió que “los que eligieran iba a estar bien”) es bien conocida, pero la de We’re Only In It For The Money de Frank Zappa & The Mothers of Inventions, diseñada por el propio Zappa y Cal Schenkel en 1968, con Jimi Hendrix asomándose por ahí y con el nombre de la banda escrito con verduras y sandías podridas, dan cuenta tanto del sarcasmo de Zappa como del efecto que tuvo en su momento el disco, el primero en la historia en ser editado con doble tapa. También hay un capítulo en el libro dedicado a Hipgnosis, enigmático estudio de diseño inglés fundado en 1968 por Storm Thorgerson y Aubrey Powell, responsables del imaginario de Pink Floyd, Led Zeppelin y Genesis. El diseño de la portada de The Dark Side Of The Moon, un prisma sobre fondo negro que refracta un arco iris de seis colores fue uno de esas tapas que impresionaron a Lucas de pequeño y también otro ícono cultural que marcó el zeitgest de la época (el disco es de 1973): “Era una época gloriosa para ser indulgentes, musical, creativa y financieramente”, comentó Powell posteriormente en uno de sus libros. No es casual que el estudio cerrara en 1983, después de haber dejado algunas de las mejores contribuciones a la historia del diseño de portadas de discos, como la imagen en Wish You Were Here (también de Floyd, de 1975) de un hombre de riguroso saco y corbata estrechándole la mano a otro que, literalmente, se está quemando vivo. No eran tiempos de retoque digital, por lo que la acción requirió de un doble de riesgo.

ROBE ESTE DISCO, DE SYSTEM OF A DOWN, DE AUTOR DESCONOCIDO, 2002.

Con sus breves, pero adecuadas reseñas (que en su mayoría fueron publicados en la revista tipoGráfica entre 1999 y el 2004 en la sección Discográficas, que le dio el nombre al disco), cada artículo va marcando un fascinante recorrido “mirando” discos y analizando las tremendas diferencias que surgen en muy pocos años en los diseños gráficos: de las fantásticas ilustraciones que Roger Dean hizo para Yes a las austeras gráficas de Saville hay una abismo: el mismo que suele haber entre revolver entre una batea de discos y otra. Lucas: “Yo creo que a partir de los ‘80 para adelante ya hay diseñadores que les dan un status diferente a las producciones que hacen. Quien entendió esto previamente pudo haber sido Hipgnosis, que además de grandes presupuestos tenían grandes ideas. Creo que cuando Peter Saville (uno de los diseñadores gráficos más respetados de las últimas décadas) puso una estatua en la tapa de Closer de Joy Division (1980) generó una tapa con tantas lecturas que a esta altura esa tapa es una obra maestra”. El interés de Saville por el período Neoclásico lo llevó en ese caso a usar una fotografía de Pierre Wolff de una estatua del Cementerio Monumental de Stagkieno, en Génova. Tres años más tarde y también para el sello Factory, Saville volvió a “apropiarse” de una pintura del artista francés Henri Fantin-Latour, completada con un detalle posmoderno: el frío código de color en el lateral derecho. Después de años y años contrastando la calidad de las producciones locales con las muchas veces deliberadamente berretas ediciones originales, Lucas no tiene dudas sobre algo: “La verdad es que todo lo que viene de Estados Unidos o Inglaterra siempre va a tener un impacto extraordinario. En principio por la extraordinaria industria que tienen, y por otro lado por la magnífica cultura visual que manejan en todos los aspectos, y en este del diseño particularmente. No quiero exagerar, pero el manejo de la perfección visual que tienen me parece que se supera permanentemente. Y eso creo que pasa mucho con Mark Farrow y Pet Shop Boys. Desde el primer disco, de 1980, hasta ahora, que sigue trabajando prácticamente exclusivamente para ellos, siempre se encargó de hacer sus tapas. El plan visual siempre es el mismo. Capaz que solo son tapas de discos, pero para mí son obras de arte. No tienen pasos en falso. Algo parecido pasa con Madonna. Y acá Alejandro Ros, aunque él es muy discreto, no te va a explicar cómo lo hace”. Junto al diseñador industrial Daniel Weil, Farrow ideó una caja plástica de color naranja con relieves para el disco Very (1993) porque “los Pet Shop Boy querían escapar desesperadamente de la caja standard de CD tanto como yo”, dice Farrow, responsable de inmortalizar a Neil Tennant bostezando en la tapa de un disco como Behaviour, “un detalle que apunta a un mensaje muy determinado, que en este caso es estar aburrido”. Imposible aburrirse entonces con Lucas como guía en este maratónico, pero fragmentado recorrido mirando discos. “DiscoGráficas empezó siendo una columna en una revista y, más allá de la gran cantidad de retoques y de comentarios al pie que tiene el libro, la base es esa columna que estaba en la última página de la revista tipoGráfica, una revista totalmente autoreferencial en diseño, que no se edita más. Yo tenía la suerte de cerrar la revista con estas notas. Y me pareció interesante recopilarlas todas acá.” Ahí llegó recomendado por Alejandro Ros (Lucas empezó como diseñador trabajando para él). Imposible hablar de diseño de tapas y no mencionar alguna de las tapas de Ros: la cajita transparente amarilla de Amor Amarillo de Gustavo Cerati (1992) o la tapa de Miami de Babasónicos con el mapa de Argentina o el sistema braille de Los Ojos de Luis Alberto Spinetta, entre tantas del diseñador de las tapas de este suplemento. Al igual que Marcelo Gabriele (de Zona de Obras), Ros tiene su propio capítulo en el libro: Lucas también se tomó el trabajo de incluir una decena de libros sobre el tema que confirman el espíritu de encuentro y búsqueda de un libro que él mismo financió y que vende por su cuenta. Y el que desee profundizar en los ensayos de Adrian Shaughnessy, en la obra del genial Vaughan Oliver (genio gráfico detrás del sello 4 AD) o en los excelentes libros sobre diseñadores o las historias del rock argentino de Sebastián Ramos y Marcelo Morán tiene con qué entretenerse. “La verdad es que siempre me interesó el diseño, y quizá por eso es que hoy en día estoy interesado en gente como Steven Heller o Rick Poynor, gente que escribe sobre diseño, que escriben de esa forma. Creo que de alguna manera este es el primer libro que sale acá de este tipo.” Lo cierto es que el libro tiene varias dimensiones: para cualquier melómano, la sola mención de gente como Jon Wozencroft (del sello Torch, con tapas de CD y cassettes de Rosy Parlane, The Hafler Trio o Mika Vaino), o las entrevistas a Jonathan Zawada y Marc Bessant, o el capítulo dedicado al prestigioso sello de música contemporánea ECM (Edition of Contemporary Music) son perlas que lo justifican. Antes y después de ser un diseñador y un investigador sobre el tema, Lucas es un melómano que reconoce la influencia de Norberto Cambiasso (con quien trabajó en la revista Esculpiendo Milagros) y Pablo Schanton (que se encargó del prólogo del libro) en la mirada, a la vez crítica y gozosa, de estos textos.

CHANGELESS, DE KEITH JARRETT, POR ECM RECORDS, EN 1992.

Y aunque el recorte es de algún modo caprichoso y personal (“no incluí a Nicholas de Ville, el genial diseñador de las tapas de Roxy Music, y soy un grandísimo admirador suyo”) esa mirada subjetiva es la que hace este libro fascinante.

El libro empieza con Alex Steinwees poniéndoles imagen a discos hasta entonces siempre iguales y también analiza el caso sello contemporáneo Underground Resistence, sello electrónico con veleidades revolucionarias cuya decisión de prescindir de las tapas de discos y su apuesta por el anonimato así como su renuncia a aparecer en público o en medios de comunicación también marcan este recorrido. Lo que lleva a pensar que el período que abarca principalmente López (de 1950 al 2000) quizá represente una cierta Era Dorada de la gráfica de discos: las nuevas generaciones ya consumen la música de otra manera y, aunque los vinilos nos hagan suspirar y los cassettes resulten simpáticos, la verdad es que los soportes hoy son los mp3, pendrives, a lo sumo CDR y el imparable flujo de música a través de Internet. Pero cuando se le pregunta si las tapas de discos van a desaparecer, Lucas López (que también hizo diseños de discos de Avant Press, Daniel Melero, Santos Luminosos y muchos otros artistas) señala dos entrevistas de este año: a Marc Bessant (Peter Gabriel, Malachai, Portished) y a Jonathan Zawada (The Presets, Templar Sound, Rustie), diseñadores actuales que les ponen la tapa a los que piensan que las tapas ya fueron. Lucas: “Si vos ves el capítulo del estudio M/M Paris, ves que están en las antípodas de lo que es el ‘buen diseño’, porque son totalmente salvajes”. El diseño de Michael Amzalag y Mathias Augustyniak (directores de arte de M/M París que también trabajan para estrellas de la moda como Yohji Yamamoto, Jill Sander, Vogue de París, Balenciaga y Calvin Klein) puede pasar de la extravagancia visual de Biophilia de Björk (2001) al uso de fotografías de baja resolución, manchas de tinta sobre papel haciendo del descuido una estética, como se ve en algunas de sus tapas para The Micronauts, Benjamin Biolay o Madonna (que les encargó que la ‘Madonna Revolucionaria” de American Life, del 2003). Lucas: “A mí lo que me interesa mucho es el gesto que hay detrás de una tapa, como el caso de System of a Down con Roba este disco (Steal this album, del 2002), que es una banda que quizá no me interesa, pero que están intentando decir algo. Y a mí todo eso me interesa porque de algún modo se relaciona con el Situacionismo, y que en el mundo del diseño se remonta a Jamie Reid, que tomó el alfiler de gancho de los Sex Pistols de un afiche situacionista”. La tapa del primer (y único) disco de la banda, el legendario Never Mind The Bollocks, Here’s the Sex Pistols, en la vanguardia de aquel Attaque 77 original era una imitación deliberada de los afiches comerciales de jabón en polvo. “Muchos de estos casos de diseños de discos que están en el libro son personalidades esenciales para entender esa parte de la industria que son las tapas de discos. No sé qué es lo que va a pasar con las tapas de discos, pero lo que vaya a suceder va a suceder de una manera lenta: a lo sumo puede ser que sea un fade. Pero no creo que se vayan a extinguir.”

DISCOGRAFICAS. LUCAS LOPEZ FORMATO EDICIONES 98 PAGINAS

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