Miércoles, 22 de marzo de 2006 | Hoy
La seccional policial de Santa Fe fue escrachada como unos de los eslabones más denunciados del circuito represivo de la dictadura. Hablaron sobrevivientes y recordaron a los ausentes.
Treinta años tuvieron que pasar para que unos 200 santafesinos se planten -por primera vez- frente a la comisaría 4ª y escriban sobre la calzada: "Centro de torturas". Agiten una bandera con un mensaje para el barrio: "Vecinos: acá se torturaba y mataba a jóvenes argentinos. Nunca más". Y rodeen la esquina trágica, bulevar Zavalla y Tucumán, con fotos de desaparecidos, una al lado de la otra. Treinta años tuvieron que pasar para el escrache a unos de los eslabones más denunciados del circuito represivo de la dictadura. "Venimos a denunciar el genocidio", dijo un sobreviviente de la 4ª, José Schulman, querellante en el juicio a los represores de Santa Fe y uno de los oradores del acto de ayer. En frente estaban las Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos, Hijos, rodeados por militantes de partidos políticos y expresiones sociales y universitarias.
"Veo muchos rostros de jóvenes", comentó después otra de las resistentes de la memoria, Graciela Abdolatif. Un espejo donde mirarse "cuando teníamos 18 y 19 años y recordar a los compañeros que no están". Mencionó a uno: Orlando Navarro. "Le decíamos 'Navarrito'. No sé si está su foto aquí, pero sí se que está en estas malditas paredes y en la memoria de muchos", dijo Graciela. Su voz contenía la emoción.
"Estudiábamos en la Facultad de Derecho. 'Navarrito", era petisito, morocho, negrito, pero con un calor humano inmenso y una convicción que seguramente lo aferró a la vida hasta su último aliento". Abdolatif dijo que reencontró con la memoria de su compañero en el libro que publicaron los ex presos de la cárcel de Coronda: Del otro lado de la mirilla. "Allí supe que él estuvo acá, en la comisaría 4ª. Eramos compañeros que queríamos un país distinto, solidario, justo, que se igualara el pobre al rico", reflexionó.
"Navarrito hablaba muy bien, siempre era uno de los principales oradores. En los primeros tiempos militó en la 'Fede' (como se llamaba a la Federación Juvenil Comunista) y después pasó al Faudi, que respondía al Partido Comunista Revolucionario (PCR), una escisión del PC. Le gustaba mucho cantar. Era uno de los primeros en agarrar la guitarra y cantar después de las asambleas en el comedor universitario. Y fue a él, en esta seccional, donde lo quebraron y le rompieron las manos para que ya no pueda tocar su guitarra. Después, le troncharon la vida".
"En el nombre de Navarrito, rindo mi homenaje a todos los compañeros que cayeron en ese tiempo, que hoy no están de cuerpo presente, pero que viven en nuestra memoria. Ese es nuestro compromiso", finalizó Graciela.
Schulman recordó el caso de Alicia López de Rodríguez, una de las desaparecidas en la 4ª que hoy investiga la Justicia Federal. "Es inexplicable que el juez (Reynaldo Rodríguez) pretenda separar el caso de Alicia López de este juicio en Santa Fe", en el que están detenidos ocho represores, entre ellos dos ex jefes del Destacamento de Inteligencia Militar 122, el teniente coronel Manuel Domingo Marcellini y el suboficial del Ejército, Nicolás Correa.
"A Alicia la secuestraron en la comisaría 4ª, que estaba bajo la responsabilidad de (Mario) Facino y ahora se sabe, que la llevó Correa", dijo Schulman. "No hay ninguna razón jurídica para que no sea el punto principal de la causa. Es el mismo lugar físico, el mismo grupo represor, los mismos testigos. Francamente, no se sostiene (el desdoble de la causa), así que en ese punto no vamos a ceder y apelaremos a todas las instancias jurídicas que sean necesarias, incluso a la Corte Suprema de la Nación. No vamos a aceptar que haya juicio oral y público a los represores de Santa Fe sin que se discuta la desaparición de Alicia López de Rodríguez", concluyó Schulman.
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