Se inauguró ayer la primera fábrica de colchones en la cárcel

de Piñero con reclusos. "Más allá de la privación preventiva, dentro de los paredones hay gente que está trabajando y pensando en como recuperase", dijo el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto.

La fábrica está ubicada en el módulo C del penal y precisó una inversión de 380 mil pesos destinados a la adquisición de una máquina espumadora, balanzas, aire acondicionado, como también a la instalación del sistema eléctrico, la construcción de un tinglado, oficinas y baños.

Se trata del taller número 34 puesto en marcha por el Instituto Autárquico Provincial de Industrias Penitenciarias (IAPIP) y se planteó desde un principio poner en refuncionalización el taller de sastrería, el taller de armado y la creación de una moderna sala de producción de cubos de goma espuma.

El ministro de Seguridad hizo hincapié en lo "fundamental de la ocupación del tiempo del recluso". Y agregó: "Hay tres temas, uno es el cultural, el otro es el vinculado al cuidado de su salud y el tercero a la enseñanza de un oficio".

Lamberto calificó al trabajo de una persona detenida como "distintivo", y remarcó la importancia que no solo aprende oficios, sino también "se prepara valorando el trabajo como alternativa de vida".

"Sabemos que cuando se dictan estos talleres se aprende a hacer algo para que la libertad sirva y principalmente dignifique a cada aprendiz. Porque dicha práctica hace posible manejarse con otras pautas, que da el trabajo", precisó.

El ministro destacó que en Santa Fe hay alrededor de 500 reclusos trabajando en la industria carcelaria. "Este casi 25 por ciento de la población es el gran triunfo en concepto de lo que debe ser un sistema penitenciario", sostuvo.

"Tenemos el compromiso de extender estas producciones a zonas visibles, ya que es necesario que se conozcan. Tanto el Estado, las instituciones y los privados deben pensar en conjunto para que lo que hoy nos preocupa cada día vaya disminuyendo", concluyó.

La producción no solo competirá en el mercado, sino también se ofrecerá al servicio penitenciario provincial y a privados. Lo que permitió la incorporación de este tipo de tecnología es la reducción del costo del colchón ya que, hasta el momento, los cubos de goma espuma eran comprados a empresas privadas. Al abaratar el costo de la materia prima la producción será mayor y se generará una multiplicación de mano de obra.

Matías Fernández, director del IAPIP, explicó que trabajarán en este espacio 40 internos que aprenderán todo el proceso productivo del armado de colchones y cinco maestros. Previo a darse de alta en la fábrica, cada uno es examinado por medio de una terapia ocupacional realizada por profesionales y se debe cumplir un horario cual empresa privada.

Los objetivos que pretenden alcanzar estas capacitaciones están diferenciados de acuerdo al tiempo: en el corto plazo, el objetivo es convocar a los internos a espacios educativos donde utilicen parte del tiempo de ocio en un tiempo productivo. En el mediano plazo, se trata de capacitar a internos para que estén preparados para trabajar en los talleres productivos de IAPIP y así poder mantener una actividad significativa en el tiempo; y por último, en el largo plazo, se busca que los internos al recuperar su libertad puedan contar con un título que les permita reinsertarse en el mercado laboral.

De la inauguración participaron además el secretario de Asuntos Penitenciarios, Pablo Cococcioni; el director de la Unidad Penitenciaria Nº 11 Jorge Schechtel y el director del Instituto Correccional Modelo de Coronda, Agustín Nigro, entre otros.

Informe: Juan Ignacio López