Domingo, 22 de marzo de 2015 | Hoy
SANTA FE › MILITANTES DE HIJOS Y DEL FORO CONTRA LA IMPUNIDAD VOLVIERON A LOS ESCRACHES.
Fue en la ciudad de Santa Fe frente al domicilio del primer intendente de la dictadura en la capital provincial. Arrieta fue imputado en una megacausa por delitos de lesa humanidad. Entre las acusaciones figuran 28 homicidios, 18 desapariciones y cuatro secuestros.
Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Volvieron los escraches. Militantes de Hijos y del Foro contra la Impunidad y por la Justicia -que integran Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y otros organismos se movilizaron esta semana desde la plaza Constituyentes hasta una casa a tres cuadras, donde vive el primer intendente de la dictadura, Roberto Pedro Arrieta, un teniente coronel retirado que fue jefe del Distrito Militar Santa Fe hasta 1978. Y en el tapial de al lado, pintaron con aerosol rojo una gorra del Ejército entre rejas, una flecha que apuntaba al chalet y la leyenda: "Acá vive un genocida". En 2009, Arrieta fue imputado en una megacausa por delitos de lesa humanidad en la que se autodefinió como "un cero a la izquierda", un militar que se dedicaba a "cuestiones administrativas" y al año siguiente zafó cuando la Cámara Federal de Rosario le dictó la "falta de mérito".
La madrugada del 24 de marzo de 1976, tropas del Ejército coparon la Municipalidad y echaron al intendente Noé Adán Campagnolo, quien se negó a firmar un acta y entregarle el gobierno al coronel Arrieta. El 25 de marzo a la tardecita, Campagnolo fue secuestrado en la Guardia de Infantería Reforzada, donde padeció un empalamiento por el que en octubre del año pasado el Tribunal Oral de Santa Fe condenó al ex subjefe de Inteligencia del Ejército, Roberto Diab y al comisario Ricardo Salomón, a 16 años de cárcel.
En la megacausa que se inició en 2009, Arrieta fue imputado por 28 supuestos homicidios, 18 desapariciones y cuatro secuestros, pero el juez federal Reinaldo Rodríguez lo eximió de la mayoría de los cargos y sólo lo procesó por uno: "presunto partícipe secundario" de la desaparición del soldado conscripto Roberto Daniel Suárez, en agosto de 1977. El 30 de diciembre de 2010, la Cámara Federal de Rosario revocó el procesamiento y le dictó la "falta de mérito".
Ya el martes, los militantes de Hijos recorrieron los alrededores de la plaza Constituyentes con un volante que explicaba quién es Arrieta: "Alerta vecino: al lado de su casa vive un asesino". Con una foto del militar en la dictadura y un pedido: "Vecino, dígale no a la impunidad. No tenga miedo, tenga memoria".
La acción fue respondida con panfletos que aparecieron debajo de las puertas del barrio y en postes de luz, el jueves, el día del escrache: "Alerta vecino. Un grupo de "Hijos" de terroristas montoneros les quiere hacer creer a la sociedad que sus padres eran "jóvenes idealistas". Todos sabemos que eran asesinos, pone bombas y secuestradores", escribieron. "Tenemos memoria".
La columna de Hijos se concentró en la plaza y en el trayecto hasta la casa de Arrieta, cantó el clásico: "¡Como a los nazis les va a pasar, donde vayan los iremos a buscar!", y su variante: "¡Alerta, alerta que camina, Arrieta el genocida por las calles santafesinas!".
Frente al chalet, se leyó un documento que recordó la indagatoria de Arrieta, en 2009, cuando dijo que era un "cero a la izquierda", dedicado a "cuestiones administrativas". "En un Ejército asesino, secuestrador, violador, torturador desaparecedor y apropiador ¿que es lo que administraba el teniente coronel, en realidad"", se preguntó Hijos. Arrieta era "parte del aparato represivo, sabía y sabe el terrible destino que sufrieron nuestros desaparecidos", agregó.
Tras el golpe, Arrieta "usurpó" la Municipalidad de Santa Fe. "Mandó a buscar a Campagnolo" para obligarlo a firmar un acta de la entrega del gobierno. "Campagnolo se negó. No imaginaba lo terrible que era desobedecer a Arrieta". Y la primera señal, la tuvo cuando salía del edificio y recibió un culatazo en la espalda.
"Campagnolo, fue secuestrado de su casa y sometido a los más salvajes tormentos y vejámenes". Lo internaron de urgencia en el hospital Cullen, donde el 2 de abril de 1976, el mismo Arrieta fue visitarlo y "ver con sus propios ojos el trabajo que mandó hacer a la patota". "Algunos responsables del secuestro y torturas de Campagnolo fueron juzgados y condenados, pero Arrieta zafó gracias a la "falta de merito" que le dicto el juez Rodríguez".
"Ya en 1976, la justicia santafesina protegía a los poderosos y condenaba a los militantes. Campagnolo no entregó la intendencia al golpista y fue procesado por incumplimiento de deberes de funcionario público".
"Hoy, Arrieta, jefe militar, golpista, asesino y dictador, es protegido porque dice que sólo cumplía tareas administrativas. Estamos convencidos de que le sobran méritos para ser juzgado y condenado por delitos imprescriptibles cometidos en el marco de un plan sistemático de persecución y exterminio", concluyó Hijos.
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