SANTA FE › EL FISCAL SUáREZ FAISAL SOLICITó OCHO AñOS DE PRISIóN PARA HUGO TOGNOLI
El alegato enumeró las pruebas contra el ex jefe de policía, sus subordinados Baella y Otaduy, el narco Mendoza y Torres. Habló de una "concertación criminal" para proteger al traficante. Mencionó también los "indicios" que suman certeza.
› Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
La trama se descubre por los detalles. El fiscal Martín Suárez Faisal ratificó ayer las acusaciones en el juicio a Hugo Tognoli y valoró durante dos horas cada una de las "pruebas" de lo que llamó una "concertación criminal" para proteger a un detenido por narcotráfico, Daniel "Tuerto" Mendoza y silenciar a la denunciante, Norma Castaño. Cerró el alegato ante el Tribunal Oral de Santa Fe con el pedido de condenas: 8 años de prisión efectiva para Tognoli (más 10 de inhabilitación para ocupar cargos públicos y 90 mil pesos de multa), siete años para el ex subjefe de Inteligencia de Drogas Peligrosas, José Luis Baella (y las mismas accesorias) y tres años para el sargento Mauricio Otaduy. Más, 8 años de cárcel para Mendoza (por "reincidente") y cuatro para el quinto imputado, Fernando Torres. Hace tres semanas, Tognoli se quejó porque no había otros imputados entre él y Baella. "¿Acá yo soy el único culpable?". Una "preguntaconfesión" que contestó ayer el fiscal: "Probablemente no. Quizás ellos no sean los únicos culpables del accionar delictivo para encubrir delincuentes y disciplinar denunciantes, pero lo cierto y probado en este juicio es que la Dirección de Drogas funcionó con serias irregularidades de distinto tenor, que fueron el marco y el contexto para que Tognoli y Baella pudieran concretar sus designios delictivos", advirtió Suárez Faisal.
"Ha quedado probado en el juicio" dijo el fiscal que Tognoli y Baella "ayudaron concertadamente" a Mendoza a "eludir investigaciones" judiciales durante cinco meses y un día, en dos etapas. La primera, entre el 3 de marzo y el 25 de agosto de 2011, en "una falsa investigación" al supuesto narco. Y la segunda, el 3 de marzo de 2012, cuando agentes de Asuntos Internos descubrieron que Baella pasó a buscar a Mendoza por la casa de éste en Colastiné, lo llevó a dar una vuelta en un Corsa color champán de Drogas Peligrosas y lo volvió a dejar en la puerta de la quinta.
El fiscal dijo que el juicio también "ha demostrado que Tognoli, Baella, Otaduy y Mendoza intervinieron de manera concertada, organizada y conjunta, en las coacciones" a Castaño, que había denunciado la "connivencia de Tognoli con narcotraficantes". La maniobra se consumó con un video.
"Desde su quinta de Colastiné, Mendoza había montado un importante negocio ilícito de fabricación y venta de cocaína" que "contaba con fuerte protección policial", de Tognoli y Baella, reveló Suárez Faisal. Y calificó las conductas de ambos como "encubrimiento triplemente agravado", "incumplimiento de deberes" y de la "obligación de perseguir y reprimir delincuentes", todo en "concurso real" con las "coacciones" a Castaño. "El encubridor" es el que "entorpece y perjudica la actividad dirigida a comprobar la existencia de un delito y a individualizar a sus autores y partícipes", agregó.
El fiscal dijo que las "pruebas" de los "delitos de corrupción" y "específicamente, corrupción policial" pueden ser "directas" (y mencionó la cita de Colastiné, entre Baella y Mendoza), pero también "indirectas", es decir "indicios" de otros hechos en los que se aplica la "sana crítica racional". Es "difícil" que los "actos de connivencia" entre funcionarios y delincuentes "se realicen frente a testigos" o que se dejen "constancias" o "documentos". Por lo tanto, "tendremos dificultades para probarlos" que es necesario sortear para "evitar la impunidad de los corruptos".
"La regla evidente es que cuanto mayor sea el cargo del funcionario policial más fácil le será ocultar los ratos y más lejos estará físicamente de los actos concretos mediante los que se materializa la concertación criminal para permitir el delito de corrupción y el encubrimiento de los delincuentes, o mejor digamos, de otros delincuentes que no usan uniformes", señaló.
El fiscal analizó doce "pruebas e indicios" que "demuestran acabadamente la responsabilidad" de Tognoli "en los hechos que se le imputan". Dijo que Baella era "un eslabón esencial" en "la protección al tráfico de estupefacientes" y que eso no hubiera sido "factible" sin que Tognoli "formara parte del mismo designio".
Al repasar la situación de cada imputado, Suárez Faisal mencionó los "agravantes" que -a su criterio- pesan sobre Tognoli y Baella. Recordó que Tognoli fue jefe de Drogas en el gobierno de Hermes Binner y llegó a jefe de Policía de la provincia en el turno de Antonio Bonfatti. "La exigencia, el compromiso y la responsabilidad que tenía frente a la ley debían ser mayores", dijo el fiscal. Lo "más grave de su conducta" es que "defraudó la confianza" de las autoridades que lo designaron y "en definitiva, de la comunidad".
"Tognoli mostró una personalidad absoluta, por no haber encontrado límites: no le importó exponerse él mismo y también a su propia familia a las graves contingencias que luego debió sufrir. Tampoco le importó defraudar a quienes lo habían elegido y fundamentalmente a la institución policial porque hechos como éstos perjudican la confianza y el respeto de la sociedad hacia los buenos policías, lo que no son corruptos, trabajan con vocación y arriesgan su vida por la seguridad de sus vecinos".
"Esta actitud insensible y despreocupada de las consecuencias, justifica la necesidad de un reproche penal considerable que nos aleje de la idea de impunidad y tolerancia a la corrupción policial", concluyó el fiscal.
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