Domingo, 10 de agosto de 2008 | Hoy
DEPORTES › FúTBOL. CANAYAS Y PINCHARRATAS ENTREGARON BUEN ESPECTáCULO ANOCHE EN ARROYITO.
La formación que dirigió el debutante Pablo Sánchez, mostró ante un rival de mucho cuidado una importante cuota de talento aunque también se vió debilidad en la última línea a la hora de defender. Un partido para la euforia en el Gigante.
Por Por Alejo Diz
3 Central: Broun (5); Danelón (5), Ribonetto (5), Braghieri (5), Núñez (6); Méndez (7), Borzani (7), Cristian González (6); Ezequiel González (7); Zelaya (7), Vizcarra (6). DT: Pablo Sánchez.
2 Estudiantes: Andújar (3); Alayes (4), Angeleri (4), Desábato (4); Enzo Pérez (4), Braña (4), Moreno y Fabianesi (5), Benítez (5); Gastón Fernández (4), Boselli (7), Calderón (4). DT: Roberto Sensini.
Goles: PT: 5m Zelaya (C), 9m Danelón (C) y 40m Boselli (E). ST: 5m Cristian González (C) y 6m Boselli (E).
Cambios: ST: Juan Manuel Díaz (5) por Gastón Fernández (E), 26m Franzoia por Vizcarra (C) y Salgüeiro por Moreno y Fabianesi (E), 35m Galván por Enzo Pérez (E), 37m Zarif por Ezequiel González (C) y 40m Paglialunga por Cristian González (C).
Arbitro: Diego Abal
Cancha: Central
Como si necesitara calmar la ansiedad de sus hinchas, intrigados ellos por lo que será el Central de Pablo Sánchez, ayer el equipo pareció anticipar las que serán sus caras deportivas en el Apertura que nace. Ante un rival de jerarquía robustecida por las inversiones de la tesorería, el equipo de Pablo Sánchez fue talentoso para jugar, vulnerable para marcar, inocente para defender la ventaja, pero perspicaz para reaccionar a tiempo. Canayas y pincharratas entregaron un espectáculo que seguramente será de lo mejor del certamen, por las exquisitas acciones ofensivas y lo insólito del desarrollo, donde el auriazul tuvo a su favor una ventaja de dos goles que le duró menos de un minuto.
Talento. El que tuvo el equipo, que en diez minutos de juego, marcó dos tantos y generó cuatro diáfanas ocasiones de gol, ante un rival que paró con tres en el fondo y que incurrió en un yerro de táctica elemental: no ocupó espacios. Fue así como en la primera que tuvo el Equi tiró profundo al Zelaya, quien picó al vacío sólo y perdió con el arquero por tirar la pelota larga. Segundo más, fue Méndez el de mirada lúcida para abrir hacia la derecha a Zelaya, y esta vez el delantero fue resoluto: la cruzo de derecha, en soledad, y batió una débil resistencia de Andújar.
En ofensiva Central avanzaba con juego circular, siendo el Equi el eje, el Kily y Méndez lo que hacían fuerza de atrás, los laterales lo que sorprendían y los puntas los que burlaban a los desorientados rivales. En eso andaba el equipo cuando Borzani encontró el intersticio para meter una pelota a Danelón, quien gozó de largos segundos para anotar con derecha.
Vulnerabilidad. Lo antes descripto duró 20 minutos (si lo extendiera por media hora más pocas podrían parar a Central). Luego de eso apareció un rostro antagónico. Porque en el primer avance donde los jugadores de Estudiantes le prestaron atención a Boselli (hizo daño en cara aparición), llegó el gol: asistencia de primera de Benítez, picó el ex Boca y le pegó algo y fuerte. La Gata Fernández y Calderón, los otros dos delanteros en cancha, no salieron en ninguna toma de la televisión porque no tocaron la pelota.
Inocencia. Conceptos renovados tras charla del entretiempo, el complemento largó con un Estudiantes algo más despierto para proteger a su arquero, pero fue el propio Andújar el que faltó al compromiso, al volar con velocidad retardada en un remate del Kily desde 35 metros que ingresó sin estorbos sobre el palo izquierdo. Y entonces llegó el gol que nadie vio (¡ni la televisión!). Mejor dicho, el que no lo vio --la expresión es literal-- fue Broun, porque al sacar del medio Boselli le pegó al arco, momentos donde el uno auriazul volvía a su rincón dándole la espaldas a sus compañeros.
Perspicaz. Condición que floreció cuando había campo de cultivo para sembrar dudas sobre el equipo. El irrisorio papel de Broun trajo aires de incredulidad que fueron rápidamente disipados por el equipo remodelando su juego a necesidad del marcador. La visita no volvió a inquietar más y Central se lanzó al certamen como soñaban sus hinchas, y a pesar de que su arquero le dio la espalda.
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