1 Central: Broun (6); Chitzoff (4), Braghieri (5), Burdisso (5), Núñez (4); Gómez (5), Méndez (4), Paglialunga (4), Moya (4); Franzoia (4), Zelaya (4). DT: Ariel Cuffaro Russo.

1 Gimnasia: Sessa (5); Ormeño (6), Maldonado (5), Agüero (5), Cardozo (6); Castro (6), Rinaudo (6), Romero (5), Aued (6); Cuevas (5), Stracqualursi (4). DT: Leonardo Madelón

Goles: PT: 9m Castro (G). ST: 31m Gómez (C).

Cambios: ST: 20m Casco por Romero (G), 22m Castillejos por Moya (C), 30m Ereros por Cuevas (G), 32m Valentini por Braghieri (C), 34m Martinena por Stracqualursi (G) y 37m Gurrieri por Zelaya (C).

Arbitro: Rafael Furchi

Cancha: Central

Cuando terminó el partido ante Chacarita, Ariel Cuffaro Russo dejó la cancha con las manos en la cara para desparramar un par de lágrimas caídas por la emoción que contagiaban los chicos. Aquel partido supuso la cuarta victoria consecutiva. Anoche, al finalizar el juego con Gimnasia y Esgrima, el entrenador canaya debió volver a dejar el campo de juego con el rostro cubierto, pera para atrapar lágrimas que ya no tienen dulce sabor. Es que ahora Central lleva cuatro partidos sin triunfos y ayer apenas si logró sacarse de encima lo más preocupantes de sus registros negativos: cortó la racha de partidos sin marcar goles, con el derechazo de Jonatan Gómez, que además sirvió para dejar la senda de la derrota.

Si no fuera por el resultado, lo visto ayer fue hecho a semejanza de lo producido ante Colón y Arsenal, partidos donde el canaya se encontró con sus primeras caídas. El empate quizá puede desviar las conclusiones, pero la imagen final es la misma de los últimos encuentros, con el equipo jugando bajo el encierro táctico que le opone el rival, al cual es incapaz de vulnerar por sus agudas carencias ofensivas.

Si Gonzalo Castillejos perdió la titularidad por jugar fuera del área y evitar el cruce con los centrales, entonces Franzoia tampoco debe ser la opción, porque tiene los mismos vicios que el juvenil, pero además las hace todas mal fuera del área.

La puesta en escena de Gimnasia fue sobria: certeza en la marca colectiva, Cuevas liberado para que haga de sus corridas, y volantes solidarios cuando se debía atacar para asistir a los hombres responsables del gol. Bajo esas generales, el lobo llegaba prolijo al área de Central, y en la primera que tuvo superó a Broun con un cabezazo cruzado de Castro.

Un gol antes de cumplirse el primer cuarto de hora suele hacer más daño que otros, por el efecto ulterior en el rival que deja atrás todo lo pensando en la semana. Pero ese no es el caso de Central. Todo siguió igual, con el mediocampo perdido, Méndez con menos ínfulas para hacerse cargo de todo, Moya y Gómez jugando para atrás, y por sobre atacando sin intentar al menos disparar un tiro al arco.

Para peor, el auriazul ya no genera opciones en pelotas paradas. Anoche, por caso, Furchi le cobró a Central en el primer tiempo 14 infracciones a favor contra cinco para Gimnasia. De nada sirvió. Centros cayeron muchos, ninguno para los jugadores canayas, a pesar de los peligroso que supone para cualquier defensa jugar con Sessa.

Pero Gimnasia nunca se animó a sacar el contragolpe que concluyera la discusión del partido. Un zapatazo de Gómez le dio el empate a Central cuando faltaban 15 minutos, al desviarse la pelota en Maldonado. Fue por el resto el canaya. Aunque sin atributos para jugar, no hay presión que alcance para doblegar al rival. Ningún cambio alteró las generales del partido y no hubo una segunda acción fortuita. Central sumó su cuarto partido sin ganar y ahora Cuffaro Russo se tapa la cara para mejor no ver.