0 TIRO FEDERAL: Vivaldo (6); Romero (5), Melo (4), Luna (4), Cafasso (4); Vilce (4), Iuvalé (4), Basualdo (5); De Bruno (4); Carreño (5), Cámpora (5). DT: Oscar Del Solar

2 INDEPENDIENTE: Ustari (6); Alvarez (5), Méndez (5), Cáceres (5), Eduardo Domínguez (5); Machín (6), Biglia (4), Carrizo (5), Armenteros (5); Agüero (5), Bustos Montoya (4). DT: Julio César Falcioni.

Goles: ST: 15m Domínguez (I) y 32m Miranda (I).

Cambios: PT: 35m Buján por Vilce (TF). ST: Desde el inicio Bruno por Biglia (I), 20m Miranda por Bustos Montoya (I), 37m Rojas por Armenteros (I) e Iribarren por Basualdo (TF) y 43m Abrigo por Cafasso (TF).

Arbitro: Gabriel Favale

Cancha: Central (local Tiro Federal)

Expulsado: ST: 2m Carreño (TF).

Incidencia: PT: 30m Agüero (I) estrelló un tiro penal en el palo.

La ilusión de Tiro Federal ya cuenta con poco tiempo de vida. Pero la de Independiente tiene poca probabilidad de gestarse. Eso se desprende de los 90 minutos de fútbol que armaron ayer por la tarde tigres y diablos en Arroyito. Aunque el resultado causó síntomas antagónicos entre los equipos. Es que mientras que los de Ludueña dejaron escapar uno de sus últimos llamados a la salvación (los números aún son complacientes), los de Avellaneda desplegaron un fútbol alejado de sus pretensiones protagónicas. Y la única virtud pareció estar haber sumado los tres puntos sin disponer de la fantasía del Kun Agüero. Es que la estrella del rojo marró un penal y su aporte fue medido.

Algunos espejismos hacen creer lo contrario: que Tiro Federal es de Primera División. Aquel reflejo brilló en algunas ocasiones, como sucedió el miércoles en La Plata (ante Estudiantes). Pero al abrir la mirada sobre el equipo de Ludueña, el diagnóstico es concluyente y uno habla sobre aquello que las matemáticas aún niegan.

Ayer Tiro Federal no pudo intimidar a Independiente en ningún momento. Ni siquiera en los tramos, extensos por cierto, en que los de Avellaneda eran tan erráticos como el local. Con Agüero no muy participativo, Independencia cayó en un vacío deportivo. Es que los encargados de la marca, que son mayoría en el equipo de Falcioni, son incapaces de suplir con juego colectivo la ausencia de lucidez del Kun. Y por momentos lo más peligroso que dejaba el encuentro eran las corridas de Carreño.

Lo del rojo era tan difuso que las dos jugadas más gravitantes de Agüero nacieron gracias al pase involuntario de un jugador de Tiro. Y en la acción que termina con Luna bajando en el área al Kun, fue Cámpora el que habilitó al jugador de Independiente con un increíble pase atrás lanzado desde el área roja a la mitad de la cancha. Aunque Agüero, luego, estrelló la pelota en el palo izquierdo de Vivaldo.

Con De Bruno desganado y Cámpora rodeado de centrales, lo único que pudo hacer Tiro en ofensiva lo tuvo a Carreño como protagonista. Aunque el punta, al sorprender por izquierda, disparó alto. Y cuando tocó al costado para el ingreso en soledad de De Bruno, apareció Machín para tapar el remate con su pierna derecha.

El segundo tiempo tuvo un desarrollo muy diferente. Pero no porque alguno de los equipos levantara vuelo. El vuelco se dio cuando Carreño, a los dos minutos, le tiró un manotazo a Carizzo y debió dejar la cancha por roja directa. A partir del entonces Tiro perdió toda ambición ofensiva. Y se esperanzó con el empate por el desprolijo juego del rival. Porque ni siquiera con ventaja numérica Independiente pudo convencer de por qué aspira a ser animador del campeonato.

Si Agüero anda con paso errático, el equipo de Falcioni se lanza a su plan B. Ese recurso no es otro que la pelota detenida. Y por ahí vino la diferencia. Fue con un centro frontal que peinó Eduardo Domínguez, jugador que estaba por ser reemplazado por Rojas. Y Falcioni, claro está, tras el grito suspendió la modificación y dejó al defensor en cancha.

Si Tiro era menos con paridad numérica, muy poco podía hacer con hombre menos y gol abajo. Pero el juego no ofreció aristas interesantes. El partido se encaminó al seguro triunfo diablo (amplió Miranda con toque al segundo palo) y el pitazo final llegó sin que Agüero terminara por encenderse.