Lunes, 3 de abril de 2006 | Hoy
DEPORTES › EL EMPATE SIN GOLES DE CENTRAL Y ÑULS DEJO UN SABOR AMARGO
La emoción estuvo en la previa y en las tribunas, porque el
desarrollo del juego dejó poco para disfrutar. Ñuls decepcionó
y Central no pudo ocultar sus problemas para tratar la pelota.
Por Alejo Diz
0 CENTRAL: Alvarez (6); Moreira (5), Raldes (5), Fassi (5), Rivarola (5); Coudet (5), Borzani (6), Andrés Díaz (5), Encina (6); Vitti (5), Ruben (5). DT: Leonardo Astrada
0 ÑULS: Villar (6); Gavilán (5), Spolli (6), Aguirre (5), Ré (6); Cejas (4), Husain (5), Zapata (5), Belluschi (4); Ortega (5), Scocco (5). DT: Nery Pumpido.
Cambios: ST: 21m Di María por Coudet (C), 30m Peralta por Cejas y Rivera por Gavilán (Ñ) y 37m Ledesma por Andrés Díaz (C).
Arbitro: Horacio Elizondo
Cancha: Central
Lo visto en el Gigante de Arroyito no fue el clásico prometido. Todas las especulaciones señalaban que se iba a ver a un Ñuls protagonista y a un Central jugado por salvar el campeonato. Pero los leprosos decepcionaron y los canallas no pudieron disimular con excesivas dosis de voluntad sus problemas con la pelota. Y entre temores de uno y mala pata de otro, se armó un juego huérfano de emociones y que fue bien recibido sólo por los técnicos.
El singular horario impuesto por la televisión fue más difícil de asimilar por los leprosos. Es que Ñuls, en los primeros minutos, no mostró el fervor que suele verse al disputar cada pelota. Y Central, con mayor decisión, propuso jugar el encuentro en terreno rival.
Pero, contrariamente, fue Ñuls el que primero buscó el arco rival. Un disparo de Scocco y luego otro de Ortega alertaron a Alvarez. Aunque tras aquellas acciones el juego se inclinó a terreno leproso. Porque Central se adueñó de la pelota y alejó a los rojinegros de su área.
Con Borzani imponiendo marca y Encina gravitando cuando le llegaba la pelota al pie, el desarrollo del partido se jugaba en el rango de césped que había entre la última línea leprosa y el medio auriazul. Lo que no tuvo Central fue consistencia ofensiva. No por casualidad el equipo es el segundo menos goleador del campeonato. Y ayer Ruben estuvo enredado con la pelota y Vitti recordó la imagen intrascendente del jugador que fue en el último año.
La presión ejercida por Central tuvo sus frutos en dos tiros libres. Uno fue de Rivarola y se estrelló en la barrera; el otro lo tomó Coudet y ejecutó similar suerte. De igual modo el partido era ordinario. Síntoma de ello fue la torpeza para marcar y las 9 tarjetas amarillas que sacó Elizondo, dos de ellas en los primeros minutos para dejar en claro el carácter con que pensaba controlar la enjundia de leprosos y canallas.
Con trámite favorable al local, contrariamente fue la visita el que llegó con mayor peligro. La más clara de los leprosos fue en el único desborde de Cejas, donde el volante derecho sacó un centro pasado que dejó a Belluschi frente a Alvarez. Y allí el uno juvenil ganó la pulseada lanzándose hacia adelante para dejar sin chances de definición al rival.
En Ñuls no gravitaron Scocco y Ortega; y en el medio Zapata y Husain perdieron con Borzani. Mientras que Encina, con su velocidad, se las ingeniaba para generar peligro a pesar de la indiferencia de Coudet y Andrés Díaz. Y un tiro al arco del Sapito hizo estallar al Gigante. Es que la pelota rebotó en la mano de Aguirre dentro del áreas, pero Elizondo la consideró casual.
La carencia de Ñuls para construir juego fue suplida con tiros de larga distancia. Y un derechazo de Gavilán pasó muy cerca del palo derecho de Alvarez. Eso fue todo lo que mostró el equipo de Nery Pumpido que, vale recordar, de ganar recuperaba al punta en soledad, al menos por unas horas.
En el segundo tiempo tampoco apareció el Ñuls puntero. Ni por actitud, y menos aún por juego. Y Central, con mañas y convicción física, se las ingeniaba para desdibujarle la cara al rival. Pero no hubo coordinación en los metros finales y así Villar siempre estuvo lejos para Ruben y Vitti. Sólo una mediavuelta de Ruben desde afuera del área, cuyo tiro pasó cerca del segundo palo, le alteró la respiración al uno paraguayo.
Algunas carambolas, ciertas torpezas de los zagueros (Fassi lo agarró del cuello a Belluschi para evitar que se le escape) y un buen tiro libre de Ortega fueron las secuencias que acercaron a los equipos al gol. Pero, en resumen, no hubo motivos para ganar. Si los arqueros tuvieron roles secundarios, se pegó mucho, se avanzó poco y Ñuls salió a jugar sin acordarse que recuperaba la punta con un triunfo. El clásico no dejó figuras ni héroes. Y para el recuerdo pasó a ser un número: el 68º empate.
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