Le gusta jugar con enganche a Juan Antonio Pizzi. Después probar y probar el año pasado, su equipo despegó cuando le entregó libertades a Martín Rivero. Cuando los habilidosos llevan el control de los ataques mejoran sus rendimientos, se olvidan de retroceder a perseguir rivales y se concentran exclusivamente en la generación de juego. Pero con el conflicto contractual que enfrentó al volante y la dirigencia canaya, el ex entrenador de la Universidad Católica se vio obligado a retornar al esquema de cuatro volantes y dos delanteros. Velocidad por las bandas en detrimento de la pausa y el cambio de ritmo. Un equipo más vertiginoso que pensante. A pedido de Pizzi, los directivos están a la búsqueda de un mediocampista creativo. Descartaron al ex Quilmes, Santiago Raymonda.

En el amistoso que arrojó una victoria ante Huracán de Tres Arroyos, por la mínima y con gol de Gonzalo Castillejos, Pizzi se volcó por Federico Carrizo y Ricky Gómez por las bandas del sector medio. Dos jugadores más preocupados en el ir que en el volver, acostumbrados a aventurar en posiciones ofensivas. Por eso el director técnico canaya les pidió que roten constantemente en la posición de enganche y traten de erigirse como los conductores del equipo. Como Pizzi colocó a dos centrodelanteros, Castillejos y Javier Toledo, al equipo le costaba despegar desde los costados, salvo que Paulo Ferrari y el juvenil Rafael Delgado suban metros con insistencia. La pretemporada es periodo de prueba y hasta tanto se le cumpla el pedido, Juan Antonio analiza y experimenta distintas variantes.