El 2012 comenzó con una lamentable pérdida para el teatro rosarino: en vísperas de Reyes falleció David Anica; actor, dramaturgo, director y dúctil hombre de teatro; fundador e integrante del reconocido grupo local Esse Est Percipi. Junto a Gustavo Di Pinto y Enrique Gabenara conformaban algo así como "los tres mosqueteros" del grupo, las tres patas de un colectivo teatral que lleva más de 16 años consolidando una forma de hacer teatro con sello propio.

"David Gago Anica, se inició en los talleres para adolescentes de la Escuela Provincial de Teatro Ambrosio Morante. A los 17 años se incorpora al grupo para participar en la obra Visita de Ricardo Monti y poco después en la reposición de La noche del orador de Enrique Gabenara", comentó a Rosario/12 el director Gustavo Di Pinto.

Después llegaría Pablo de Eduardo Pavlosvky, la obra con la que Percipi comienza a recorrer distintos escenarios del país a medida que va afianzando la idea de grupo y en la que Anica tendrá principal protagonismo. "Acto seguido aparecerá Eufóricos los ojos, estremecida la nariz,la primera obra escrita por David, Enrique y yo, en la que tuve la suerte de compartir también con él la dirección, hasta que llega el turno de Vittorino Pacheco, obra emblemática del grupo; en la que compartimos la dramaturgia y una pequeña publicación que me enorgullece", dice Di Pinto.

Por su parte Gabenara se emociona al recordar la incidencia de Anica, no sólo en lo teatral sino en lo que aportó como compañero de ruta: "David estuvo entre nosotros; hizo mucho, por sus hijas, por sus amigos, por la cultura del teatro; era como un hombre del Renacimiento, alguien que podía hacer muchas cosas sin pedir protagonismo; David antes de artista, de trabajador, de creativo, era buena gente y estoy orgulloso y estamos orgullosos con Gustavo de haber estado con él".

El actor fallecido a los 33 años fue junto a Gabenara y Di Pinto uno de los socios fundadores de La Morada Teatro, en el año 2000, y responsable también del primer Ciclo de Teatro Transgénico, conocido en principio como "Familias transgénicas" y que cumplió el año pasado su octava edición.

"Después de alejarse por un tiempo, volvió haciendo un reemplazo en Unos viajeros se mueren de Veronese, bajo la dirección de Cristina Carozza; colaborando en la gráfica para distintos ciclos y en textos como Oliendo A, retornando a la actuación en el grupo con la obra Caramba en la que también fue autor de algunos textos", agrega Di Pinto.

David Anica tuvo una fuerte participación en el teatro local, fuera de Esse est Percipi, trabajando como iluminador en la Compañía de la Media Luna, en el Centro de Expresiones Contemporáneas y en distintas producciones dirigidas por Carozza, con la que realizó su último aporte desde las luces en la obra Tenemos que hablar.

Muchas veces algunas ciudades se consideran grandes cuando recuerdan a sus "hombres notables" o a sus "creadores famosos". Sin embargo grandes son las ciudades que no se olvidan de los que humildemente trazaron pequeños surcos desde lugares menos pomposos pero más sólidos para el crecimiento de una cultura con sello propio, como la que soñaba David Anica.