Domingo, 31 de marzo de 2013 | Hoy
DEPORTES › ENTREVISTA EXCLUSIVA AL TéCNICO DE ÑúBEL, TATA MARTINO
El entrenador ratifica su fidelidad a "una forma de juego que no se negocia", pero también su necesidad de dejar de trabajar en el fútbol argentino, por su desorganización. Pero tiene un deseo: "Estos jugadores se merecen ganar un torneo por todo lo hecho".
Por Alejo Diz
Cuando Gerardo Martino habla de Ñúbel no tiene en cuenta al hincha. En sus declaraciones no saldrá ninguna frase demagógica, menos aún una promesa deportiva. Tampoco dedicará palabras para ensalzar todo lo que representa Núbel en su carrera profesional. Lo mostró como jugador, y lo hace ahora como entrenador. Su fidelidad es para "una forma de juego que no se negocia", su esfuerzo es para obtener la "adhesión de los jugadores a sus ideas", y su necesidad es dejar de trabajar en el fútbol argentino, en el que tan incómodo se siente por su desorganización, y por eso trazó la meta de su trabajo en el parque Independencia para julio próximo. Pero su labor al frente del equipo le trajo satisfacciones, como ver a sus dirigidos "jugando en campo rival ante los equipos grandes, algo que yo no viví como jugador". Y en la tarea de defender el modo en que Martino entiende el fútbol, lanza un deseo: "Vamos a intentar ganar algo, estos jugadores se merecen ganar un torneo por todo lo hecho".
Terminó la práctica en Bella Vista. En el cuaderno de Martino hay tres apartados: torneo Final, Copa Libertadores y Copa Argentina. Para la tarde queda la tarea de revisar nuevos partidos de los próximos rivales junto a su ayudante de campo Jorge Pautasso. Entre esos menesteres, Martino hace un paréntesis y recibe a Rosario/12. "Hubo un poco de todo en mi vuelta. Ñúbel me dio la posibilidad de trabajar en un momento difícil del club y analizando el contexto decidí venir. Si bien uno se maneja con sentimientos, se hizo un análisis y lo definí luego de pensarlo. Pero si no se hubiese tratado de Ñúbel, no estaría trabajando en el fútbol argentino", aclara el Tata, al abrir el diálogo.
-¿Por qué no en el fútbol argentino?
-Porque no lo disfruto, no me gusta trabajar en el fútbol argentino. Lo digo por todo. Lo que se ve desde afuera se corrobora estando adentro; todo el desorden, los problemas de fechas tras fechas, la desorganización. Si tuviera siempre la posibilidad de elegir no optaría por trabajar en el país. Pero no quiere decir que no lo haga. Solo sé que cuando decido trabajar en el fútbol argentino lo tengo hacer no intentando cambiar nada y aceptando las cosas tal cual son.
-¿No crees que intentaste cambiar algo, proponiendo que Ñúbel pelee la permanencia con un equipo que se paró más cerca del arco rival que del propio y priorizó la tenencia de la pelota?
-Sí, pero eso tiene más que ver con Ñúbel, con el trabajo que nosotros deseábamos hacer y la forma en que estos jugadores requerían jugar. Pero no tiene nada que ver con el fondo de la cuestión, que es el fútbol argentino en general. Ñúbel no juega solo en la competencia. A lo mejor es una parte importante del fútbol argentino pero no es el todo. Y acá no se ve intenciones de mejorar. Soy bastante pesimista respecto a nuestro fútbol. El hecho de irme no tiene nada que ver con Ñúbel en especial, en su dirigencia, todo lo contrario, me voy por el contexto del fútbol argentino.
-¿Cómo se llega a tomar la decisión de pelear la permanencia con una forma de juego antagónica a la receta clásica de parar doble línea de cuatro bien cerca del arco propio? ¿Por convicción propia o por la característica de los jugadores?
-Un poco de cada cosa. En realidad nosotros teníamos el deseo de poder profundizar el cambio propuesto con la selección de Paraguay, cosa que no pudimos lograr desde el Mundial (2010) a la Copa América (2011). Y cuando no podés modificar algo que está relacionado con el crecimiento del equipo, llegando a donde lo hicimos jugando de una manera, con la necesidad de tener mejor elaboración y tenencia de pelota, esto iba a marcar la continuidad del crecimiento. Cuando vimos que no lo íbamos a lograr dimos un paso al costado. Acá en Ñúbel la idea es la misma, conjuntamente con lo que ya veíamos en Ñúbel en la época de (Javier) Torrente. Entonces insistí mucho en lo que los jugadores nos reclamaban. No porque nos juntábamos y los jugadores me decían que querían jugar de determinada manera, cuando digo que ellos reclamaban era al ver cómo se manifestaban en los entrenamientos. Nosotros pensamos que eso iba a ser la mejor manera de sumar puntos. Si hubiésemos optado por otra manera, o por la tradicional cuando se pelea el descenso, con los jugadores que teníamos seguramente nos hubiese ido muy mal.
-El análisis no es tan lineal entonces: sumar defensores no es sinónimo de mejor defensa, como sumar delanteros no supone mayor agresividad.
-Yo creo que todas las formas son válidas, depende de los jugadores que se tenga. Para los jugadores que tiene Ñúbel lo mejor es estar muy lejos de nuestra área. A otros equipos, con otros jugadores, quizá les conviene estar bien cerca del área propia y tener poco espacios en los marcadores centrales, achicar hacia atrás en vez de hacerlo hacia adelante, y tener más espacios arriba porque tiene delanteros aptos para el contragolpe.
-¿Es más difícil transmitir esa idea de juego cuando se pelea por puntos necesarios para la permanencia?
-No sé si es más difícil, porque en definitiva acá en Argentina se ha instalado que la única forma de jugar era la otra. Lo que creo es que no se hace habitualmente. Aunque después vimos a (Rodolfo) Arruabarrena manifestarse de una manera muy similar con Tigre, a (Facundo) Sava en San Martín de San Juan y ahora en Unión, y (Diego) Cocca en Godoy Cruz. Entonces también hay otros entrenadores que optan por otra manera. A lo mejor no son los habituales, pero por lo menos se empieza a ver otra manera de afrontar este tipo de situaciones.
-¿El mejor partido de Ñúbel fue el que hizo en el torneo Clausura cuando le ganó en Liniers a Vélez?
-Ese fue un gran partido, completo. A mí me gustó mucho el segundo tiempo contra Boca en la Bombonera. En realidad me gustaron mucho los partidos contra Boca y Racing. No porque hayamos tomado el dominio del partido, porque en uno y otro en determinado momento la pasamos muy mal, sino porque a mí nunca me tocó jugar en un equipo de Ñúbel que tenga la propuesta que tuvieron ellos para jugar como lo hicieron en esos partidos, poniendo a dos rivales grandes en su propia cancha casi a tener que neutralizar el juego de Ñúbel en lugar de ellos imponer lo suyo.
-Han sido pocos los equipos que a Ñúbel le han salido a disputar el balón. En su mayoría intentan que tu equipo no pueda jugar. ¿Eso es un mérito?
-Exactamente, y en esos partidos lo vimos, y también recientemente cuando vimos la formación que puso River en nuestra cancha. Cuando se dan ese tipo de cosas es porque seguramente nosotros estamos haciendo algunas presentaciones que llevan a los rivales a preocuparse a ver cómo nos neutralizan.
-¿Te sentís reconocido en nuestro fútbol por el trabajo hecho en Ñúbel?
-No es algo buscado, en realidad lo único que nos interesaba era que Ñúbel salga de su situación y elegimos una manera que terminó siendo elogiada. Pero no es algo que me preocupe lograr la adhesión ni el beneplácito de mi trabajo. En todo caso sí busco la adhesión de alguien es de los jugadores que me toca dirigir.
-En los dos torneos de 2012 hubo protagonismo del equipo en la pelea por el título. ¿Qué les faltó para llegar con chances de campeón a la última fecha?
-En el primer torneo llegamos hasta donde debíamos llegar, había muchas urgencias, sacarse el peso de esas urgencias e inmediatamente cargarse el peso del campeonato no es fácil. Siempre menciono que a mí me tocó jugar dos finales de Copa Libertadores. Pero en una vimos con mucha felicidad el hecho de llegar a la final, aunque la hayamos perdido, y en la otra casi lo vivimos como un fracaso haberla perdido, porque el club estaba preparado para ganarla. Eso es lo que pasó en el primer torneo. Y en el segundo nos faltó jugar mejor en los partidos que el equipo empezó a declinar y hago mucho hincapié en el segundo tiempo con Godoy Cruz. Porque a nosotros empatar no nos venía mal, el rival era muy difícil, pero lo íbamos ganando muy bien y lo dejamos escapar en el segundo tiempo. Creo que ese fue el comienzo para dejar instalar dudas en el equipo. A partir de ahí se dieron una serie de empates, Quilmes, Boca, la derrota con All Boys, y nos costó mucho volver a recuperarnos. Ahí todos nos dimos cuenta de que equivocamos el camino y lamentablemente no lo pudimos acomodar rápido.
-¿El juego mostrado en el primer torneo de 2012 sirvió de seducción para lograr los regresos de Maximiliano Rodríguez, Gabriel Heinze e Ignacio Scocco?
-No lo sé, siempre creo que cada uno hace lo que siente. Y la realidad es que en Ñúbel han pasado cosas totalmente atípicas con estos chicos, no solamente para el fútbol, sino para la época que se vive, donde todo lo que se mira es lo material. Como hincha de Ñúbel, voy a estar eternamente agradecido a estos jugadores por volver en este tiempo y de hacerlo dejando contratos vigentes en clubes muy importantes.
-¿La jerarquía de este plantel se la puede comparar con la del equipo de Marcelo Bielsa, a pesar de todos los años que pasaron?
-Pero me parece que es diferente. Porque la jerarquía de ese plantel se consolidó con posterioridad. En aquel momento era todo un riesgo. Yo en cambio recibí jugadores ya consolidados, jugadores que me permiten de pronto recurrir a algunos juveniles de divisiones inferiores, pero en definitiva sabiendo que la base son ellos y los que apoyan y marcan el camino. En el momento de Bielsa era mucho más riesgosa la situación porque era la apuesta con chicos, altamente capacitados y muy conocidos por Marcelo pero él no tenía la certeza de cómo se iban a comportar con la situación que le tocaba vivir a Ñúbel. Lo que pasó después fue fenomenal y esos jugadores tuvieron luego una importante trayectoria. Yo recibí a los jugadores con la trayectoria hecha.
-El equipo está cerca de quedar entre los 16 mejores clubes de Sudamérica en Copa Libertadores. ¿Esa situación deportiva es congruente con el presente institucional?
-No sé, habría que ver. A Ñúbel le han pasado muchas cosas, y cosas normalmente ilógicas. A Ñúbel le debería haber ido muy mal en los primeros años de gestión de esta Comisión Directiva y le fue muy bien. Después tuvo un declive bastante importante que lo posicionó en una situación dificultosa con el promedio. Ahora el club institucionalmente sigue evolucionando y la parte futbolística se ha encolumnado detrás de esta mejora institucional, pero el hecho de entrar a la Copa Libertadores quizá nos posicionó en lo futbolístico por sobre las posibilidades organizativas que tiene el club. Entonces es como que nunca va en congruencia lo institucional con lo deportivo. Obviamente, cuando esto es con lo deportivo por debajo es alarmante, cuando es con lo deportivo por encima se trata de ver cómo se progresa mucho más rápidamente para que no haya tantas dificultades a la hora de la competencia.
-Desanimado por la desorganización de nuestro fútbol, ¿cuál es la liga donde te gustaría trabajar?
-No hay una liga puntual, porque así dicho parecería que yo voy a dónde quiero, cuándo quiero y no es así. Dije que terminaba mi vínculo con Ñúbel y nada más que eso, no hay ninguna especulación a futuro. Mirá, lo que yo te pueda decir hoy que es bueno para mí te vas a enterar cuando yo haga un contrato con otra institución, porque tendrás que pensar que eso era lo que me gustaba y convenía. Decirlo hoy sin sustento es difícil.
-Lo pregunto de otra forma: si tenés en vivo por televisión un partido de la liga de Francia, otro de España, uno de Italia y uno Alemania, ¿cuál elegís ver?
-La española y la alemana me gustan mucho. La italiana corresponde verla, y la francesa no la tengo muy incorporada. Fuera del análisis futbolístico, a mí lo que me da placer es la organización, como la inglesa, que yo esté haciendo una pretemporada y sepa con quién voy a jugar el 31 de diciembre, en qué estadio y a qué hora. Eso me seduce. Después qué importancia tiene si elegís el "yoyó" de Francia o cualquier otro equipo. A lo mejor te pueden dar ganas de empezar de cero e ir progresando, pero en condiciones normales de trabajo. Y acá las condiciones no son normales.
-¿Lo fueron alguna vez?
-Creo que en otra época no había tanta improvisación como ahora. Yo todavía no sé a qué hora es el próximo partido. Tenemos un charter, que por suerte la dirigencia nos puso, pero no sabemos si debemos salir más tarde o más temprano. No se puede trabajar así para un equipo que está jugando tres competencias y los descansos son tan importantes como el agua. Todo eso es lo que te mata. Porque después las exigencias son como si las condiciones de trabajo fueran normales. Lo bueno está en ir a trabajar a un lugar donde si el equipo gana sostenés el contrato y si te toca perder te rescinden el contrato. Todo eso está más o menos en las reglas de juego. Todo lo que pasa acá, que un partido se para a los 15 minutos porque tiran bengalas, que en el otro se para 20 porque se están matando a palos a un costado de la cancha, que hay jugadores que le piden a la gente que no hagan lío... Así no se puede, esas condiciones de trabajo no me gustan, así me tenga que ir a otro lugar considerado de menor valía. Me llama la atención cómo pone tanto énfasis el periodismo en el elegirte el próximo lugar de trabajo y vaya a saber qué pasa por la cabeza de cada entrenador. Por ahí hay uno que es terriblemente materialista y se va a ganar plata a Arabia. Y tampoco creo que sea lógico que se metan con lo que yo quiero hacer de mi vida. Desde mi punto de vista ir a lugares donde el torneo sea medianamente más lógico, y que además se pueda vivir con cierta normalidad, estaría bueno.
-¿Sos consciente de que el primer día que no estés en el club se va a hablar de tu vuelta, algo parecido a lo que pasó con Bielsa?
-Yo dije alguna vez que iba a dirigir a Ñúbel, no sabía cuándo, en otro momento pensé que no lo iba a dirigir nunca (por el gobierno de Eduardo López) y después se dio la posibilidad de dirigirlo en un momento que yo no lo esperaba, o sea que el sueño ya está cumplido.
-Logrado el objetivo de sumar los puntos necesarios para salir de la lucha por la permanencia, ¿adónde se apunta para estos tres meses de trabajo que quedan?
-Ganar algo, ganar algo estaría bueno. Me parece que este grupo de jugadores lo merecen, han peleado bastante bien en cada torneo que tuvieron que jugar y estaría lindo ganar algo. Y si no es posible, por lo menos terminar dignamente cada competencia que estamos disputando.
-¿Es más difícil la Copa Libertadores que el torneo local?
-No, todos tienen sus dificultades. El tema es ganar algo, que desde afuera se le ponga mayor o menor valía a lo que se gana no importa. Lo importante es hacer algo de la misma manera que lo viene buscando Ñúbel, jugando bien, tratando de ser protagonistas, marcando una forma de jugar que no se negocia, y si lo logramos de esa manera estaremos muchos más contentos.
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