Ñúbel recuperó la memoria luego del traspié ante Olimpia y apeló a su mejor libreto para doblegar a Tigre y mantenerse a dos puntos de Lanús. Scocco convirtió otro golazo y Heinze se retiró expulsado. Sin apuro, como es costumbre, Ñúbel fue asimilando el partido. A veces se excede y la paciencia se transforma en displicencia. Allí es cuando aparecen los errores gruesos, los que se vieron en Paraguay y en los primeros minutos del partido de ayer. Tigre no los aprovechó, pero Olimpia los explotó al máximo. Todo centro al área defendida por Guzmán es una situación de riesgo para el rojinegro.

Mientras estudió al rival, Ñúbel cedió terreno. Pero cuando divisó por dónde y cómo debía atacarlo resolvió el problema. Tigre se quebraba con precisos pelotazos por encima de los centrales. De esa manera llegó el primer gol, a los 21 minutos. Podría haber sido el talentoso Villalba, pero fue el peruano Cruzado, quien asistió de manera quirúrgica a Figueroa, que definió junto a un palo.

Con el gol desapareció la visita. El equipo de Gorosito había mostrado muy poco, pero en la segunda parte de la etapa se sometió a la propuesta de Ñúbel, que con una llamativa libertad monopolizó el juego y dispuso de chances claras como para aumentar la ventaja. El palo derecho de García le devolvió un remate seco a Scocco y la defensa restó acciones a pocos metros del arco.

Pero desde el comienzo del segundo tiempo Tigre decidió jugar diez metros más adelante y Ñúbel se replegó. Por eso cambió el tono del partido rápidamente y recrudecieron las fallas de la lepra, particularmente sobre la vía aérea. Tras un córner, en una acción dudosa, Heinze le cometió penal a Echeverría y se retiró expulsado por doble amarilla. Botta lo intercambió por gol y sembró un mar de dudas para lo que vendría.

Martino metió a Ortiz y rearmó la defensa de cuatro. Y lejos de especular por encontrarse con un jugador menos, lo fue a buscar con audacia y, sobre todo, buen juego. Por ese motivo volvió a someter a Tigre y pasó a ganarlo con un cabezazo de Vergini, tras otra asistencia de Cruzado. Cuando la incertidumbre ganaba el partido, Ñúbel fue decidido en busca del triunfo. Y no de cualquier manera, con sus atributos históricos, los que lo llevaron a ser uno de los animadores del fútbol argentino.

Tigre no pudo recuperarse jamás y dejó ganarse por el nerviosismo. Tenía toda una oportunidad por delante, pero la dilapidó en pocos minutos. Castaño se hizo expulsar en dos acciones inofensivas y contagió a sus compañeros que también incurrieron en situaciones violentas. Para el cierre, Scocco tenía guardada otra perla, de las que no sorprenden a esta altura. Superó a dos defensores con maestría y definió con mucha clase ante García. Un corolario ideal para una victoria necesaria y vital para seguir de cerca al puntero Lanús.

3 Ñúbel: Guzmán (6); Díaz (5), Vergini (6), Heinze (5), Casco (6); Pérez (5), Villalba (6), Cruzado (7); Tonso (5), Scocco (7), Figueroa (6). DT: Gerardo Martino

1 Tigre: García (4); Díaz (5), Paparatto (5), Echeverría (5), Orban (-); Galmarini (5), Ferreira (4), Castaño (4), Leone (5); Botta (6); Leguizamón (4). DT: Néstor Gorosito

Goles: PT 21m Figueroa (Ñ), ST 13m Botta, de penal (T), 19m Vergini (Ñ), 31m Scocco (Ñ)

Cambios: PT 17m Martínez (4) por Orban (T), ST desde el inicio Janson (5) por Ferreira (T), 10m Vieyra (5) por Tonso (Ñ), 14m Ortiz (5) por Figueroa (Ñ),

Expulsados: ST 11m Heinze (Ñ), 26m Castaño (T)

Arbitro: Diego Ceballos

Cancha: Coloso del Parque