Domingo, 5 de enero de 2014 | Hoy
DEPORTES › MILES DE PERSONAS PRESENCIARON AYER EN EL MONUMENTO A LA BANDERA LA LARGADA.
A la tarde fue la largada simbólica que concentró a miles de rosarinos y turistas en el monumento, y por la madrugada comenzó la competencia oficial. Los vehículos y competidores recorrerán 9.300 kilómetros por Argentina, Bolivia y Chile.
Por Pablo Fornero
Rosario acaparó por unas horas la atención del mundo deportivo al recibir la largada simbólica del rally Dakar, en una ceremonia que fue televisada a 190 países. El Parque a la Bandera fue el lugar elegido par montar la rampa de salida. Desde allí, los más de 400 competidores partieron rumbo a Avenida Belgrano, para luego retornar por la misma calle conectando con Boulevard Oroño. A la madrugada de hoy, comenzaba la primera etapa de la prueba. A las 4.20 partían las motos, y luego los autos, camiones y quads. Se estima que hasta cerca del mediodía circularán los coches por la ciudad. En este caso, tomarán Belgrano, pero hacia el sur. Luego tomarán Pellegrini y se retirarán de la ciudad a través de la Autopista Rosario - Córdoba.
Diez de la mañana. Postal frente al Monumento. Una familia arriba a la zona con reposeras, viandas y protector solar. El plan era quedarse todo el día hasta que pase el último vehículo. La consigna era llegar temprano, unas cinco horas antes del comienzo del evento, para conseguir el mejor lugar, una buena vista desde donde los celulares capturen una instántanea que merezca la impresión. Esa escena se repitió a montones. El Dakar, claramente, impactó en los rosarinos, pero también en los turistas que colmaron las instalaciones de los hoteles, particularmente de los 4 y 5 estrellas. Rosario fue una vidrieda internacional, y como dijo el ministro de Turismo de la Nación Enrique Meyer, habrá "un antes y un después al igual que con el Congreso de la Lengua".
A medida que se acercaban las 15, horario estipulado para la salida simbólica del primer vehículo, las adyacencias al Monumento se iban poblando de fierreros y curiosos. Los pilotos y equipos, en tanto, aguardaban en el Village Dakar, el parque cerrado al cual también podía acceder el público abonando los 15 pesos de entrada. Allí dentro podían recorrer los stands de los patrocinantes o tomar algo en los coquetos bar exclusivos de las empresas. Media hora antes del inicio, los quads fueron formando fila para tomar la rampa, costeando el río Paraná y circulando frente a la estación fluvial. Los seguirían las motos, los autos y, finalmente, los camiones, que por su peso arrancaron desde un costado del montaje.
Llegar al Monumento resultó muy complicado. Si bien las calles de acceso estaban cortadas, las adyacencias se veían colapsadas de vehículos y encontrar un lugar para estacionar fue toda una odisea. La alternativa más viable era dejar el auto a unas cuadras, optar por una caminata y tolerar el calor, permitido para la época, aún lejos de la sofocante ola de la semana pasada. Belgrano, de punta a punta, se llenó de visitantes, hacia ambos lados del Monumento. Con un estricto vallado, fuerzas de seguridad y personal de la organización impedían el cruce del público. Solo accedían trabajadores de prensa, del Estado y la firma francesa organizadora del rally, Amaury Sport Organisation (ASO). Los ayudaban siete helicópteros que sobrevolaban sin parar toda la zona.
La seguridad se mantuvo con un celo extremo. Diversas fuerzas nacionales y provinciales custodiaron la zona. Se movilizaron 22 mil agentes, pero no solamente en el Monumento, sino también en otras zonas de la ciudad. En algunos puntos se mezclaron con personal de seguridad exclusivo de ASO, donde acordaron algunos puntos de acuerdo para facilitar la tarea de cada uno.
Desde el Monumento y hasta Oroño, se generaron enormes e interminables corredores de público. Los primeros en llegar se fueron contentos con los gestos gentiles de algunos pilotos, que se detenían a sacarse fotos. Otros se las ingeniaron para aunque sea divisar a los competidores. Arriba del capot de un auto, sobre los contenedores de basura o subidos a las columnas de alumbrado público. Quienes viven sobre Belgrano aprovecharon sus balcones para sacar una pequeña mesa y merendar con el paisaje del Dakar pasando por la puerta de casa. Todos vibraban con las aceleradas de los vehículos. Ese guiño de los pilotos los volvía locos, lo festejaban y alentaban.
Se exaltaban cuando reconocían algún piloto argentino. Así ocurrió con el corredor de cuatriciclos Marcos Patronelli, ganador en dos oportunidades de la competencia. También vivaron a los automovilistas Orly Terranova y Lucio Alvarez. A la vez, aplaudieron a rabiar a las estrellas del Dakar y candidatos a vencer: Stephane Peterhansel, Nasser Al - Attiyah y Carlos Sainz (autos), Marc Coma y Cyril Despres (motos).
Con el correr de las horas, el calor demandaba un refresco y quien no había llevado provisiones de casa debía aceptar los valores Dakar, una gaseosa o agua mineral a 20 pesos. Los vendedores ambulantes también sacaban tajada de los precios oficiales y remarcaban la mercadería como pocas veces en el año. "Llegaron los ricos chipá del Dakar", decía uno que no salía de su asombro por el alto nivel de venta. La sonrisa les brotaba a todos. También a los vendedores de indumentaria oficial, que veían como les volaban de las manos una gorra a 220 pesos y una camisa de manga corta a 550.
Cerca de las 22, partió el último piloto de la largada. A esa hora los más de 700 vehículos, entre competidores y apoyo asistencial, ya se habían recluido en el Village, a la espera del inicio de la primera etapa en plena madrugada. Unos minutos después de las 4 salía la primera moto, y la seguiría el resto de los pilotos, de las cuatro categorías. En Villa María, Córdoba, comienzan las pruebas a alta velocidad de la primera de las catorce etapas. Hoy se finalizará en San Luis. Más de 9.300 kilómetros por los paisajes de Argentina, Bolivia y Chile, esperan ser recorridos.
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