1 Central: Caranta (6); Villagra (5), Donatti (5), Andrade (6), Gómez (4); Barrientos (4), Domínguez (5), Fernández (4), Cervi (6); Niell (5), Ruben (6). DT: Eduardo Coudet.

0 Temperley: Crivelli (6); Chimino (5), Aguirre (5), Bojanich (5), González (5); Brandán (6), Arregui (5), Aprile (6), Esparza (5), Sambueza (5); Dinenno (5). DT: Ricardo Rezza.

Gol: ST: 21m Ruben (C).

Cambios: PT: 35m Bogino por Bojanich (T). ST: Desde el inicio Colman por Niell (C), 25m Terzagui por Esparza (T), 31m Montoya por Barrientos (C), 33m Wilchez por Brandán (C), 43m Aguirre por Cervi (C).

Arbitro: Juan Pablo Pompei

Cancha: Gigante de Arroyito.

Expulsado: PT: 44m Fernández (C).

Por Alejo Diz

Pateó muy poco al arco, no tuvo la pelota como aliada, se mostró incómodo con el juego, disputó todo el segundo tiempo con un hombre menos, sufrió en los minutos finales, y por todo esto Eduardo Coudet no paró nunca de repartir indicaciones, en gritos que retumbaban en un estadio vacío. Pero Central se despojó de todos estos problemas en una jugada de tres pases para que Marco Ruben tuviera una ocasión frente al arco de Temperley, suficiente para que el canaya se hiciera con una nueva victoria, la quinta consecutiva, que mantiene a los de Arroyito como únicos líderes del campeonato.

La experiencia de ver jugar a Central sin público en el Gigante obligó a Coudet a multiplicar esfuerzos sobre el campo de juego. Luego del partido el técnico reconoció que "fue difícil motivar a los jugadores" ante la ausencia de su gente. El Chacho reemplazó a los 40 mil hinchas con incesantes indicaciones y ademanes, con su voz vibrando los 90 minutos, en esfuerzo por animar a un equipo que hizo un mal primer tiempo.

Porque Temperley marcó el compás del juego entre el recorrido de Aprile en el medio y las apariciones de Brandán, mientras que el canaya renegaba con un Cervi que solo jugaba en mitad de cancha, lejos del área rival, y así Ruben y Niell quedaban aislados en los últimos metros de la cancha.

El despliegue de Temperley por ser mejor que el rival solo sirvió para generar sensación de superioridad. Porque en el recuento de jugadas de peligro, el primer tiempo se va con muy poco, sin un remate de los canayas, al margen de un cabezazo de Donatti que despejaron en la línea, y un derechazo de Dinenno a las manos de Caranta.

Lo que cambió en el segundo tiempo fue que el ingreso de Colman por Niell le permitió a Cervi jugar más cerca del arco rival, cediendo el diez la responsabilidad de la distribución de la pelota al ex Chacarita, y así fue como apareció el gol. Colman bajó a buscar el balón cedido por los pies de Andrade, trasladó con frente alta, cruzó mitad cancha y tocó a Cervi, quien aceleró y combinó con Ruben en un pase al fondo para la diagonal del delantero, que concluyó con su pelota a la altura del pie izquierdo, justo para tocar cruzado ante la salida del arquero y el cierre demorado de los centrales.

Más allá de la voluntad generalizada y su disciplina táctica, es poco lo que tiene Temperley para ofrecer en Primera División, limitación compartida por casi todos los equipos ascendidos. Por eso, cuando la visita se encontró en la necesidad de marcar un gol para aspirar a sumar un punto, lo único que logró hacer es empujar a Central a su campo, multiplicando nervios en Coudet y obligando al canaya a esperar el pitazo final para poder celebrar.

En esos arrebatos de desesperación, Caranta debió bajar algunos centros, contuvo un remate de Terzagui y gritó mucho, como el Chacho, para evitar un segundo de desatención en los jugadores. Pero hubo descuido, y al final diez fueron más que once, y el grito de triunfo quedó para el local, celebrado en soledad, entre jugadores, cuerpo técnico, y algún alcanzapelotas colado para la foto, con el fondo nítido de las plateas y los escalones de la popular.