Martes, 17 de marzo de 2015 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. LUZ DE DíA, DE GUIDO IGNATTI, EN EL MACRO
Ganador en 2013 del Premio estímulo de la Fundación Castagnino, el artista bonaerense le dio forma a una obra de sitio específico que puede recorrerse como una exposición de pinturas independientes o apreciarse como una instalación.
El artista plástico contemporáneo Guido Ignatti (Buenos Aires, 1981) recibió en 2013 el Premio estímulo de la Fundación Castagnino para artistas emergentes por su obra Pintura, expuesta en el XVII Salón Nacional del Museo Castagnino de Rosario. El premio consistió en 8 mil pesos para realizar un proyecto artístico a exhibirse en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Bulevar Oroño y el río) en 2014. Así, a fines del año pasado Ignatti inauguró su muestra site specific, Luz de día, que puede visitarse en el piso 7 del Macro hasta el 7 de abril.
En Pintura, Ignatti construyó una retícula de tablones de madera, a través de la cual se dejaba entrever el resplandor proveniente de unos tubos de luz artificial que les había adosado por detrás. Para Luz de día, en cambio, la luz utilizada fue la diurna del título. Esta obra de sitio específico puede recorrerse como una exposición de pinturas independientes o apreciarse de un solo golpe de vista como una instalación. Como tal, consistió en tapiar todas las ventanas al exterior del piso 7 del Macro, retirando previamente los paneles que las invisibilizaban: esta intervención arquitectónica pone de manifiesto una estructura edilicia que se hallaba disimulada. No sólo entra la luz diurna a la sala sino que puede espiarse a través de las hendijas entre los tablones y ver el paisaje desde su gran altura.
Ignatti obtuvo una Mención del jurado del II Premio Lucio Fontana 2013 por su obra Abertura y tapiado de un lugar inexistente, cuyo planteo conceptual y técnico es similar al de otra obra, su Pintura y tapiado para una ventana inexistente (2012), que fue seleccionada para el Premio Itaú Cultural 2012/13. "Las maderas que forman la obra conformaban una de las vallas perimetrales de una construcción en la vía pública. Acompaña a esta obra, a modo de secuela, una proyección en un rincón separado de la pieza principal, que muestra el haz de luz, perdido, que se filtraría por las rendijas de la obra si la representación a la que alude fuera cierta", escribe.
El salto conceptual entre estas obras anteriores y la que puede apreciarse en el Macro es el que va de la representación ficticia de un espacio luminoso exterior inexistente a la presentación real de un espacio exterior existente pero que estaba anulado. Otra modificación es el trabajo pictórico realizado sobre la composición geométrica de las tablas, que resuena compositivamente con ellas en un juego entre el material a la vista y la superficie pintada, lo que emparienta a estas piezas con el Neo Geo o Nueva Geometría de los años 80 y 90.
Las estructuras en madera remitían tal vez al constructivismo del siglo XX, que reemplazaba la idea musical de composición por un sentido materialista de la estructura. Al sumar la pintura, la composición vuelve a ganar lugar, y la nueva serie de construcciones ofrece una serie compleja de variaciones compositivas sobre elementos tan simples como los ángulos y las paralelas, con combinaciones de colores (y esto es típico del Neo Geo) que prefieren el buen gusto de la decoración antes que seguir algún esquema formalista racional.
Los tapiados de aberturas fueron un signo visual característico de la crisis que padeció el mundo desde hace seis años, cuando el mercado inmobiliario estadounidense colapsó, dejando a los beneficiarios de créditos hipotecarios ante el dilema de abandonar la casa propia en lugar de seguir pagándola más de lo que valía. El tapiado que efectúa Ignatti en las aberturas del museo fue hecho desde adentro. Sería forzado leerlo como un comentario sobre la institución: la serie de tapiados de Ignatti fue pensada como una investigación estética sobre la diferencia entre inventar un espacio o subrayarlo.
Además el tiempo aparece como una nueva variable, al incorporar la luz real. Así lo deja en claro Ignatti en su texto sobre la propia obra: "La ciudad, el clima, las horas del día entran al espacio que supo estar cerrado. Las ventanas, tapiadas pero abiertas, permiten que se filtre la luz y haga evidente la silenciosa acción del tiempo".
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