En las divisiones inferiores de Central se ponen en juego las ilusiones de miles de chicos. Pero también las de representantes, barras y empresarios que depositan en los juveniles sus ambiciones comerciales. Intereses antagónicos conviven en tensa relación en la ciudad deportiva de Granadero Baigorria. Y alcanza con una determinación profesional que perjudique las aspiraciones externas para que el conflicto se traslade al escenario público, como sucedió el pasado miércoles con las agraviantes pintadas contra el coordinador de las divisiones inferiores de Arroyito, José Aurelio "Coco" Pascuttini.

Con la vuelta del Coco a Central el club retomó los viejos hábitos en materia de proyección en las divisiones inferiores. El desempeño de Pascuttini fue creciendo con el paso de los años, al igual que la ascendencia del representante Juan Carlos Silvetti y la de Andrés "Pillín" Bracamonte. Frente a este escenario, Pascuttini consensuó una política de trabajo para que cada una de las partes identifique su rol en la institución. Pero en la práctica los intereses se chocan. Y en días donde la dirigencia revuelve ideas para obtener recursos económicos tras la desvinculación del grupo inversor, a Scarabino lo atacaron por el costado más débil: el Coco Pascuttini.

Todas las voces consultadas no dudan en señalar que las pintadas en la fachada del domicilio de coordinador de las inferiores fueron realizadas por los barras del club. Los que todos también se preguntan es a quiénes representan los violentos en esta nueva intimidación.

En la búsqueda de la respuesta aparece un dato relevante: en los últimos días Pascuttini prescindió, en diferentes categorías, de chicos que eran representados por Silvetti. La decisión del coordinador de las divisiones menores es propio de la época del año y responde a una máxima de la profesión: los mejores son los que juegan.

Más de un padre ha denunciado que para integrar las inferiores auriazules se deben reunir dos condiciones: seducir a Pascuttini y satisfacer las peticiones de los barras, que acostumbran "sugerir" la representación de Silvetti.

El panorama comercial en Granadero Baigorria tuvo algunas modificaciones en los últimos meses, tras el desembarco del grupo inversor. Quienes ingresaron a Arroyito bajo la mano de Orlando Vignatti advirtieron las bondades económicas de las divisiones inferiores. E intentaron ganar terreno en el negocio de la representación y adquisición de pases de juveniles. Ajeno a ello siempre se mantuvo Horacio Carbonari. Pero con la rescisión del contrato de asistencia financiera se frustraron aquellas aspiraciones. Desde entonces el trato de los inversores para con Scarabino perdió cortesía y volvió a ser el mismo de años atrás.

En momentos donde el presidente canalla se ocupaba por conseguir los recursos económicos necesarios para cubrir deudas, Pascuttini volvió a ser víctima de anónimas agresiones y anunció su alejamiento del club en caso de repetirse las pintadas. Más allá de la amistad que une al presidente con el coordinador de las inferiores, el mandamás de Arroyito depositó en Pascuttini la base del proyecto deportivo pensado para que el club recupere identidad formadora y protagonismo deportivo.

En los próximos días Scarabino buscará consensuar algunas "normas de convivencia" con Bracamonte. En el encuentro, además, el máximo dirigente de Arroyito intentará dilucidar a qué intereses respondieron. Entre tanto, David Bisconti deberá esperar. Es que el ex 10 de Central se había comprometido a traer nueve juveniles con "prometedoras condiciones" para que se sumen a las inferiores. Y como se acostumbra para estos casos, su trabajo iba a ser reconocido con la cesión de un porcentaje de los pases de los chicos.