1 CENTRAL

Alvarez 6

Moreira 5

Garcé 5

Raldes 6

Azconzábal 5

Ríos 5

Calgaro 5

Ledesma 5

Gonzaléz 6

Belloso 5

Zelaya 5

DT: Néstor Gorosito

1 BANFIELD

Bologna 6

Barraza 5

Galván 5

Maidana 5

Schmidt 5

Galarza 6

Villarreal 5

Civelli 4

Morales 4

Vitti 4

Lujambio 5

DT: Patricio Hernández

Goles: PT: 10m Raldes (C). ST: 18m Cvitanich (B)

Cambios: ST: Desde el inicio Cvitanich (6) por Vitti (B) y Chatruc (5) por Morales (B), 13m De Porras por Belloso (C), 15m Andrizzi por Civelli (B), 21m Di María por Ledesma (C) y 36m Andrés Díaz por Ríos (C).

Arbitro: Héctor Baldassi

Cancha: Central

Para entender mejor los problemas que tuvo Central habrá que posar los ojos sobre el rival. Probablemente el punto que se llevó Banfield no le sirva al equipo de Patricio Hernández para huir de la crisis en la que se encuentra atrapado. Porque el Taladro es un equipo de escasos recursos y carece de talento alguno. Pero ante esto no pudo Central, que arrancó gozando del envión emocional que contagia un gol a los diez minutos de juego. Quizá eso fue lo que traicionó a los de Arroyito. Es que a poco de empezar el canaya vencía a un rival que tenía algunos suplentes y arrastraba dos derrotas consecutivas. ¿Había lugar para pensar en cierta reacción de Banfield?

Claro que no había espacio para, pasado el primer cuarto de hora, imaginar a un Banfield yendo ambiciosamente por el gol. Porque la visita llegó para defenderse --largó jugando en su propio campo con diez jugadores-- y al encontrarse en desventaja los jugadores se quedaron si libreto. Claro que era muy malo lo de Banfield, al margen de la elección táctica. Pero el paso de los minutos hizo muy malo lo de Central.

El canaya se puso en ventaja en una pelota parada: tiro de esquina desde la derecha, la pelota quedó picando en el área chica y apareció un derechazo de Raldes para superar al indefenso Bologna. Minutos más tarde se desencadenó una acción similar, pero en este caso el balón quedó en los pies de Azconzábal, que le apuntó al arquero y falló.

Banfield no intimidaba ni siquiera con alguna pelota detenida. Con Vitti perdido en la cancha como se lo vio el año pasado con la auriazul y Morales sin aptitud física para erigirse en conductor del equipo, se hacían infructuosas las corridas de Lujambio. Salvo una, donde el ex Ñuls le ganó por arriba a Garcé y Raldes y sacó un cabezazo cruzado que tenía destino de empate si no fuera por la mano izquierda de Alvarez.

Luego de estas acciones Central no pateó al arco hasta los 30 minutos del segundo tiempo, ya con Di María en la cancha. Los canayas se mostraron algo holgazanes y dejaron de ofrecer actividad ofensiva. No era el trato de la pelota o la falta de sintonía con los delanteros el problema del equipo. El auriazul perdió actitud por confiarse de las amplias debilidades del rival.

Pero Hernández encontró en los últimos 45 minutos lo que no vio en la semana. Metió desde el inicio a Andrizzi y Cvitanich, por los insípidos Vitti y Morales, y el equipo comenzó a pisar el área de Alvarez.

Nada hizo reaccionar a Central. Las apariciones de Di María y De Porras le dieron vértigo al juego local, pero sin lucidez. Y todo fue más confuso cuando Cvitanich cabeceó un centro de Andrizzi por arriba de Alvarez para señalar la paridad.

Central no encontró su juego cuando estaba en ventaja y menos pudo hacerlo cuando el marcador ya no lo beneficiaba. En la urgencia apareció más confusión y ni siquiera en las pelotas paradas el equipo lograba sacar provecho del adversario. Se habían dejado pasar más de 50 minutos donde los auriazules se dieron el gusto de jugar con ciertas licencias. Y por más que enfrente había un débil rival, aquella displicencia fue fatal para los sueños con que llegaron los hinchas al Gigante.