Viernes, 10 de agosto de 2007 | Hoy
DEPORTES › CALAMARO CON VILLAVICIO EN LA COMEDIA
Fructífera, la última apuesta artística de Javier Calamaro tendrá esta noche su escala en el teatro La Comedia de Mitre y cortada Ricardone. Porque después de establecerse en la escena del rock nacional, el cantante y compositor le apostó al dos por cuatro y publicó Villavicio, placa donde a temas propios (compuestos en sociedad con Leandro Chiappe) suma clásicos como "Garúa", "Yira Yira" y "Yuyo verde". Acompañado por su Orquesta Pirata, desde las 21.30 recorrerá por primera vez en la ciudad esas mismas obras, interpretaciones que le valieron dos premios Gardel en los rubros Revelación de Tango y Cantante de Tango.
Y aunque podría parecer novedoso el acercamiento de Calamaro al género ciudadano, el dos por cuatro está ligado al cantante desde sus primerísimos pasos como músico, según admitió en diálogo telefónico: "Yo tenía una cuñada, la mujer de mi hermano mayor, que era fanática de Alberto Castillo, y cuando tenía 8 años me puso `Garufa` y me volví loco, empecé a cantarla cuando todavía no sabía cantar ninguna otra cosa. Eso fue lo primero, era chico y no entendía las letras. Pasó bastante tiempo hasta que empecé a enloquecerme con todo el repertorio de Castillo con Troilo, Cadícamo y Manzi, por eso aparecen esos temas en el disco. Son los temas que durante veinte años canté en el baño, en el auto o con los amigos".
En ese contexto, la exposición pública de ese vínculo entre Calamaro y el tango se sustenta en una formación que lo acompañó durante toda su vida: "Nada es muy descolgado, todo tiene que ver con la educación que recibimos. Nuestra hermana mayor también es músico, y recibió esa educación de mi viejo, una educación ecléctica, donde no se hacía mucha diferencia entre el folclore, el tango y el rocanrrol. Por eso es como una marca que uno tiene, la necesidad de hacer todo permanentemente".
-¿Hubo algún disparador que lo llevó a componer sus propios tangos?
-En realidad me llevó mucho tiempo el hecho de animarme a encararlo, ésa es la verdad. Le tenía demasiado respeto, tuve que hacer una orquesta y estar tocando un par de años con esa orquesta que en un principio era un quinteto, el Quinteto Pirata. Ahí estaban desde el Toto Graña, un histórico que tocaba con Piazzolla y todas las grandes orquestas, hasta el Paya Cigna que es un flaco más chico que yo pero que toca con seis orquestas. Después vino el Indio Márquez y se convirtió en un sexteto. El Indio venía de tocar rocanrrol conmigo durante años, y ahí empezamos a fusionar todo y eso terminó siendo el Villavicio. Esos temas que son clásicos pero con un sonido que nunca escuchamos, que de alguna manera tuve que inventar.
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