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Martes, 2 de octubre de 2007

CULTURA / ESPECTáCULOS › DOS JOVENES BONAERENSES EXPONEN EN EL LEVANTE

Sobre el arte efervescente

Durante un mes, Juan Barbieratti y Federico Gloriani presentan obra en papel, de gran fuerza conceptual, en Richieri 120.

 Por Beatriz Vignoli

"Esta imagen es una tesis". La frase, escrita con marcador al agua sobre una hoja canson común, es parte de la serie de dibujos que Juan Barbieratti expone en la planta alta de El Levante (Richieri 120). Los diez dibujos incluyen textos que se entrecruzan con sus figuras (inciertas, abiertas) en un planteo compositivo fragmentario, que rompe con el principio clásico de la unidad de la obra, idea que ya le dio excelentes resultados en su primera muestra, una participación por invitación en la exposición colectiva rosarina "Diez invitaciones premeditadas y consentidas" en mayo de este año.

Juan Barbieratti nació en Colón, Provincia de Buenos Aires, en 1979. Estudia y enseñó en la Escuela de Bellas Artes de la UNR, donde fue ayudante en la Cátedra de Dibujo II de Susana Paladini, quien contribuyó enormemente a plasmar su forma de pensar el dibujo, según cuenta el joven artista a Rosario/12. Habla además de una serie de dibujos inéditos iniciales donde empleó materiales escolares, no específicamente artísticos, en un intento de abordar críticamente el fenómeno de la educación. "El lápiz duro, aquel que uno usaba en la escuela", subraya. Comunes y corrientes, tales materiales son un hilo conductor que atraviesa aquella muestra de mayo y la presente: es un concepto muy en sintonía con la actual tendencia del arte contemporáneo a reducir la diferencia entre el objeto artístico y el objeto no artístico a una diferencia invisible, puramente filosófica. Estos diez dibujos están coronados por un tosco stencil rosa fluo que los atraviesa como un titular al grito de ALEGRIA.

Los textos fluyen en un formato a mitad de camino entre el guión cinematográfico y la corriente de conciencia en voz alta de una bitácora en Internet o weblog: "La gota cae a 200 km/h. EXTERIOR DIA (aprox. 18 hs.) Nublado, lloviznando o a punto de lloviznar. El mundo es tan incierto como el clima, el mar, la lluvia...". Las letras aparecen desdibujadas por el agua.

"La idea de esta muestra era la de hacer un plano secuencia", reflexiona Barbieratti. "También tiene que ver con que estoy viendo mucho cine, y eso influye. Estaba trabajando el tema de la irrealidad, de algún tipo de ensueño que se vive pero no es realidad ni sueño, y me parece que el cine tiene mucho de eso". En la entrevista, Barbieratti menciona la niebla y evoca otro dibujo que tiene un texto sobre la bruma. La niebla, la bruma, "la atmósfera" que lo invade todo: tal es la poética que rige estos dibujos desdibujados, deletéreos, solubles, fluidos. "El plano secuencia formalmente es porque esa irrealidad no tiene cortes o yo no la quería cortar, por no querer hacer un corte entre dibujo y dibujo; el problema también es que el cine es básicamente movimiento y la plástica casi lo contrario, así que es más que nada un experimento: hacer un plano secuencia con planos que no se mueven es una idea muy rara". Los dibujos también fueron pensados como "afiches sobre esa película" ¿inexistente, o plasmada en los dibujos? Más allá de esta coincidencia esencial entre dibujo y cine (que no debería sorprender, ya que uno y otro, cada cual a su modo, tienen como soporte al tiempo) estas obras retoman de algún modo la discusión estética de mediados del siglo veinte sobre si el arte debía ser representativo, abstracto o "concreto", llegando a una síntesis donde la atmósfera barre con la anécdota simplemente al aguarla.

En la planta baja de El Levante, pueden verse ocho estampas digitales de Federico Gloriani. Nacido hace no muchos más de veinte años en Pergamino, Provincia de Buenos Aires, Gloriani propone en estas obras gráficas una sátira ácida, contundente y directa de los discursos de propaganda estatales oficiales. En sus momentos culminantes, de tan grotesca, la sátira llega al absurdo: "Muera por Malvinas. No sea un vendepatria. Nuestra patria nos necesita ahora más que nunca. Por favor péguese un tiro en la cabeza. Sus amigos lo envidiarán. Ejército Argentino. Círculo de Cabos Obedientes. Argentina, un país en serio". Y entre las insignias que ilustran las crueles consignas sacrificiales sonríe estúpidamente Larguirucho, aquel personaje medio tontuelo de la serie Hijitus de García Ferré que ahora, resignificado, retrata al gil argentino, revelando la peligrosidad de tanta inocencia.

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Dibujos coronados por un tosco stencil rosa fluo.
 
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