"Entiendo que el título del disco sugiere bastante el contenido", apunta Omar Torres entre risas. Y es que Una recorrida, la flamante placa publicada por la Editorial Municipal de Rosario, permite efectivamente acercarse a la prolongada trayectoria del bandoneonista nacido en Las Rosas, y que con apenas 22 años desembarcó en Rosario para convertirse en un testigo directo de la historia del tango local. De esa manera, allí conviven grabaciones que datan de 1956 --y que fueran realizadas por la orquesta que conducía junto al notable violinista Antonio Agri--, otras de fines de los 80 y una media docena del organismo que actualmente es dirigido por Torres, músico incansable que esta noche, a las 21, estará al frente de su grupo para presentar formalmente la placa en el teatro La Comedia, Mitre y Ricardone.

Después de los dos discos que editara a través del sello BlueArt en 2003 y 2005, Omar Torres consideró que era tiempo de volver a llevar a su orquesta a estudios. Sin embargo, la posibilidad de recuperar viejas grabaciones pronto entusiasmó al bandoneonista. De esa manera, Una recorrida se inaugura con tres obras registradas en 1956, y que permiten escuchar las voces femeninas de Tita Bernal y Elvita Lucy. También hay lugar para el quinteto que Torres condujera desde mediados de los 80 y por 17 años. El círculo se completa con temas interpretados por la orquesta que actualmente dirige el bandoneonista, y si bien en principio el disco se ofrece como una recorrida por la trayectoria de Torres, es también un repaso por la historia del tango en la ciudad.

"Es una recorrida por una labor del tango hecha en Rosario --apuntó el compositor a Rosario/12--. Acá las grabadoras, los operadores y los músicos son todos de Rosario, entonces es una recorrida por la historia musical de Rosario, que es otra de las ciudades tangueras junto a Buenos Aires, Montevideo y otras ciudades portuarias. Rosario es una ciudad eminentemente tanguera por su condición de ser ciudad gringa, como yo llamo a las ciudades que han tenido mucha inmigración. Porque el tango tiene una participación activísima del inmigrante en su gestación junto al criollo. Entonces es una suerte de recorrida en la historia musical de Rosario".

Entre otras particularidades, la placa permite escuchar al violín de Francisco Plano en aquella orquesta de mediados de los 50, pero también el de su hijo Francisco Santos Plano, violinista de la formación que actualmente conduce Torres, quien arribó a Rosario a fines de la década del 40 proveniente de Las Rosas, el pueblo donde ya de pequeño se maravillaba con el bandoneón: "En las fiestas familiares, que solían ser muy frecuentes, solían venir músicos, y en cuanto había un bandoneonista yo me pegaba al lado de él y no me movía en toda la noche. Era un chico de 8 o 10 años, así que evidentemente esto lo tenía muy metido, debe venir del vientre materno. Luego en cuanto tuve la posibilidad a los 12 años empecé el estudio formal con un maestro que me condujo muy hábilmente y que inclusive me abrió las puertas para hacer la primer presentación en un escenario integrando una orquesta con sólo 13 años. Así que esta pasión por el bandoneón viene de muy lejos. Pero me encantan todos los instrumentos, y los he tocado a todos, pero el bandoneón me cautivó y luego fue tarde para cambiar de monta. Pero no estoy resentido, porque me gusta mucho".

Firme en su montura, con 22 años Torres llegó a Rosario para alimentar el sueño de convertirse en músico profesional. Por entonces, el tango se encontraba en su apogeo. "Tenía una entidad muy importante --recordó--. Las orquestas que entonces actuaban en las radios, porque las radios tenían orquestas contratadas para los programas en vivo, y yo las escuchaba en mi pueblo, entonces cuando me propusieron venir a tocar acá a mí me parecía que iba a tocar el cielo con las manos. Hice una prueba que afortunadamente salió bien y me tomaron de la orquesta de José Sala, que entonces era la representatividad de las orquestas de tango en Rosario, a punto tal que pocos años después fuimos a tocar a Buenos Aires. Fue una experiencia que no voy a olvidar jamás".