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Domingo, 17 de agosto de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › MEDIOS. MERCEDES CEBRIáN EN EL CICLO "ESTADO ALTERADOS" EN EL PARQUE DE ESPAñA

Voces dentro del periodismo cultural

La poeta, escritora y periodista española pasó por Rosario para disertar sobre el papel de la cultura en los medios. Lo que interesa, lo que se reserva a las elites y los "productos culturales que se venden como en un gran bazar".

 Por Claudio Socolsky

Dentro del ciclo "Estado alterados (emergencias en el periodismo cultural), organizado por el Centro Cultural Parque de España y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), la poeta, escritora y periodista española Mercedes Cebrián, ofreció una clínica para continuar abordando modalidades actuales del periodismo especializado en cultura. El ciclo, que comenzó en mayo con la presencia de Pepe Ribas -uno de los fundadores de la mítica revista española Ajo Blanco- tiene como objetivo reflexionar sobre sus nuevas condiciones de producción, en un contexto en el que los medios emergentes y sus singularidades, ayudados por los usos de las nuevas tecnologías, aparecen como actores fundamentales.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid y master en Gestión Cultural de Música, Teatro y Danza por la misma universidad, Mercedes Cebrián es autora del libro de relatos y poemas "El malestar al alcance de todos" (Caballo de Troya, 2004) y del poemario "Mercado Común" (Caballo de Troya, 2006). Es colaboradora de la sección de viajes del diario El País desde 2006. Durante 2007-2008 estuvo al frente de la sección de libros de la revista de cultura y tendencias Calle 20.

"Entré al periodismo serio gracias a la ficción -explicó Cebrián en diálogo con Rosario/12-. Ahí empezaron a solicitarme textos; cíclicamente pasa esto, encuentran alguna excusa para invitar a narradores a los medios. Una vez que tenía el terreno sembrado pude hacer mis propias propuestas. Entré en el periodismo de viajes; un periodismo relacionado con la actualidad. Siempre usando como excusa la aparición de algún libro, o una efeméride. Ese es el tipo de periodismo en el que encajo mejor y donde puedo desarrollar una voz. No es fácil meter este tipo de textos en los medios, pero tengo algunos espacios y voy encontrando recovecos donde sí se puede".

En el panorama del periodismo cultural actual, Cebrián abona la teoría de que todo está puesto como en un inmenso escaparate; un bazar descomunal. "Para bien o para mal, la cultura consiste en una serie de productos que se consumen. Aunque uno se sienta menos culpable al comprar libros, Dvds o discos, finalmente es como comprar unos zapatos; es un acto de compra que no es algo urgente y necesario. Desde que hice un Master en Gestión Cultural de Música, Teatro y Danzas; se enseñaba que todo había que tratarlo como una empresa. A ellos les alegraba más vender arte que vender piezas de respuestos de ascensores, pero finalmente se trata de un mercado. Esto se hereda en la cultura, de ahí ese formato de catálago que hay a veces en las revistas culturales a la hora de hablar de productos culturales".

En relación al tratamiento de la cultura en los medios masivos, más afectos a presentar a los autores como celebridades, Cebrián reconoce que en realidad ha tratado de pensar dónde no hay celebridades; pero en realidad, la de convertir todo en celebridad, es algo intrínseco al ser humano. "En España, interesa la vida privada del futbolista, y la persona que trabaja en cultura no escapa a eso. Quizás los científicos sí escapan, porque la gente los ignora bastante; aunque también existen figuras mediáticas, como Stephen Hawkins. Cuando un tema interesa a un grueso de la población y no resulta arduo, parece que esa persona se convierte en una celebridad", reflexionó.

La discusión sobre el término cultura, generalmente asociado a la alta cultura, fue otro de los ejes de la conversación de la periodista con este diario. "Hay como dos acepciones de la palabra cultura; una más antropológica y otra más relacionada con la creación, a productos artísticos. Entiendo que quienes han logrado ciertos aspectos de lo que se llamaría cultura pop -que antes estaba más denostada- vienen de la mano de unas elites. El hecho de que en un suplemento cultural se analice la telenovela como fenómeno cultural; que podríamos decir que es un producto de la denominada baja cultura o cultura popular, no es que los que disfrutan de las telenovelas hayan logrado que en esos suplementos se hable de sus telenovelas, con ese tratamiento medio académico. Ellos ya tienen sus revistas y no se consideran revistas culturales. Pero las elites a veces, no sé si por divertimento o por ampliar objetos de estudio, pueden lograr que productos que no son de alta cultura pasen a formar parte de los suplementos, siempre con un tratamiento específico que tiene un fondo de análisis", explicó.

Cebrián apuesta a la profesionalización de la figura del periodista cultural, que históricamente estuvo asociada a una tarea que debería considerarse como un hobby. "No creo que el periodista cultural free lance se tenga que posicionar con otros perfiles, como el de gestor cultural; de curador incluso, y también de alguien que conoce terminología de marketing y publicidad, que puede ponerse en la piel de una persona que está haciendo una campaña publicitaria para una marca", reconoce la narradora y periodista.

"El ejemplo más claro es el del turismo -explicó Cebrián-. Quienes crean rutas turísitcas no las crean de la nada, si no simplemente se dedican como a arrojar luz sobre zonas que no interesaban anteriormente pero estaban ahí. Y también a interconectar lugares y hacer como un itinerario donde antes solo había como puntos aislados. Esto es bastante parecido a la figura del periodista cultura, y puede observarse en el "Camino del Cid", una iniciativa de varias provincias españolas para fomentar el turismo en zonas que se citan en El Cantar del Mío Cid; y la Ruta Cinematográfica de Almodóvar, que pretende dar a conocer la región de La Mancha, poco visitada hasta el momento por su escasez de atractivos convencionalmente turísticos: playa, paisajes frondosos, monumentos, bajo la mirada de Pedro Almodóvar", abundó.

Con internet, el periodista cultural tiene un amplio abanico de posibilidades para mostrar, que a veces puede jugarle en contra. Según Cebrián, "es lo mismo que cuando uno se compra una computadora, o un teléfono móvil muy sofisticado, y piensa que la mitad de las cosas no las sabe usar. Es como uno se lo pierde si no aprende a usar los recursos que tiene, porque a lo mejor le facilitaría las cosas; como hacer las compras sin ir al supermercado. Lo mismo, un periodista cultural debe conocer bien el medio web para no limitarse a subir unos textos redactados y diseñados más o menos igual que haría el papel; si no saber que están los hipervínculos y mil cosas más con las que puede contar".

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"Entré al periodismo serio gracias a la ficción", dice Cebrián que hoy escribe sobre viajes en El País.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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