Miércoles, 17 de septiembre de 2008 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › POETAS DEL TERCER MUNDO: UN ESPACIO DE INDEPENDENCIA Y DIVERSIDAD
El ciclo de lecturas organizado por Alejandra Méndez y Leandro Llull en el bar de Rioja y Sarmiento convoca cada vez más asistentes interesados en conocer tanto a autores consagrados como a nuevos. El intercambio está garantizado.
Por Beatriz Vignoli
Desde el año pasado, florece en Rosario un espacio independiente para la lectura de poesía, impulsado por dos veintitreintañeros, Alejandra Méndez y Leandro Llull. Situado en el ámbito acogedor de Tercer Mundo Arte Bar (Rioja 1089), el ciclo de lecturas "Poetas del Tercer Mundo" es hoy un ámbito de encuentro que convoca no sólo a poetas consagrados sino a alumnos de talleres como los de Marcelo Scalona, Concepción Bertone, Andrea Ocampo, Fabrizio Simeoni, o el de Nora Hall y tantos otros. Viene creciendo, y cada día promete más (ver recuadro). Las lecturas suelen alternarse entre música en vivo y acompañarse de un folleto con obra de los poetas que leen, a quienes presenta Alejandra con mucho respeto y en su encantador y tierno estilo a lo Ally Mc Beal. El nombre proviene del bar, y además connota otras cosas.
El lunes pasado, después de la lectura de Silvio González, María Zulema Amadei y Marcelo Valenti, Rosario/12 conversó con una de las organizadoras. Alejandra Méndez escribe desde los 12 ó 13 años. Es de San Cristóbal (norte de la provincia de Santa Fe), donde hizo talleres y formó parte del grupo de escritores sancristobalenses. Cuando vino a estudiar a Rosario (Psicología; está por recibirse), se contactó con Concepción Bertone, con quien hizo muchos años de taller. En el taller de Concepción conoció a su actual socio, Leandro Llull, joven abogado que está a punto de terminar su primer libro de poemas. Hace algún tiempo, Alejandra fue convocada a coordinar el ciclo municipal Poesía en los Bares, donde conoció a gente. Después surgió esta idea.
-¿Cuándo empieza y cómo surge Poetas del tercer mundo?
-Empezó el año pasado, con una idea de abrir un poco más los espacios literarios de Rosario. Lo que pensamos con Leandro fue un lugar donde se genere un espacio de intercambio tanto de poetas a los que se puede considerar consagrados, o de renombre o lo que fuere, con otras personas que no tienen lugar o que tal vez no tienen espacio o no saben dónde leer: los alumnos de los talleres... esa fue en primer lugar la idea.
-Cuando armás una lectura, ¿tenés en cuenta posibles similitudes entre los poetas que van a leer, entre sus estilos?
-Se tiene en cuenta medianamente, también. No es un factor determinante. La idea de este ciclo es un poco la diversidad, la variedad, pero siguiendo una línea. Entonces uno que más o menos conoce a determinados poetas los va tratando de ubicar de una manera, en alguna fecha; a los poetas que no son tan reconocidos los tratamos de ir "mechando" con otros que sí. Como para que por ahí se genere un intercambio en el después de la lectura: charlando, tomando algo, que se conozcan.
-¿Está planteado como un ciclo independiente?
-Sí, es un ciclo independiente, hacemos todo nosotros. No pensamos que iba a llegar a lo que se llegó. La convocatoria, la concurrencia es bastante grande, se llena el bar. Primero éramos diez, después fuimos veinte, y ahora se genera un espacio de encuentro.
-¿Cómo difunden esto?
-Lo difundimos a través de algunos programas radiales, de amigos, también programas de televisión y básicamente por mail, por las cadenas de mails.
-¿Cómo hacen para mantener su independencia?
-Lo principal es tener ganas. Lo financiamos como podemos.
-¿Son conscientes de lo importante que es que el espacio sea independiente?
-Sí. Yo sí soy bastante consciente. Y justamente con lo que yo quería romper era con esa cuestión elitista, muy exitista también, si se quiere, que no puede existir en estos ambientes que justamente son de expresión artística. Me parece que hay mucha gente que puede mostrar lo que hace, y ser muy buena, y no necesariamente pueden tener una placa o un currículum vitae determinado. Me parece que eso es lo que a mí me generaba ciertas molestias del ambiente, entonces yo apuntaba a otra cosa. Por eso la idea de la gente joven, más dinámica también, que atraiga a otra gente. ¡Porque la poesía tiene que ser conocida! Hay gente que viene al bar y se sienta a escuchar poesía y también tienen ganas de expresar y de mostrar lo que escriben. Casi todos los poetas que tienen talleres literarios me preguntan, me traen nombres nuevos y se genera ese movimiento.
-¿Vienen ellos o te acercás vos?
-Las dos cosas. Vienen ellos; también hay gente que te escribe mails o te llama, y gente a la cual yo me acerco por otro. Me lo apuntan y yo voy, y lo busco y lo traigo. Y es un trabajo bastante de hormiga, se podría decir. Hay que estar y hay que tener ganas de que la gente quiera mostrar lo que escribe.
-¿Qué pasa si alguien te trae algo que a vos te parece malo, no te gusta?
-Trato de decirle de la mejor manera posible... suelo ser sincera y decirle. Igual no me pongo en ese lugar de juez, no es ese mi estilo. Evito ponerme en el lugar del saber. Pero bueno, si no, trato de ubicarlos en alguna mesa que sea pareja. Creo que hasta ahora los que se han acercado han leído. A veces no me da el año, no me alcanzan las fechas, hay mucha gente que está ahí, esperando...
-¿Mientras tanto siguen escribiendo y uno espera que mejoren? (Risas)
-Sí, también. Como uno es exigente consigo mismo, también lo es con los demás. Porque uno es exigente con el arte. Tampoco vamos a considerar arte a cualquier cosa.
-O sea, este es un espacio de calidad pero abierto a todos los poetas...
-Exactamente. Y también a quienes aún no lo son. Y que quieren serlo.
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