Sábado, 24 de diciembre de 2005 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › JUAN PABLO GERETTO HABLA DE "COMO QUIEN OYE LLOVER"
Después del éxito casi interminable de "Solo como una perra", Juan Pablo apuesta a un formato más dramático y nostalgioso para hablar "fundamentalmente de las mujeres, en su relación con los niños".
Por Edgardo Pérez Castillo
Lejos de renegar de la obra que lo convirtiera en uno de los actores más importantes del teatro rosarino de los últimos años, Juan Pablo Geretto estrenará el próximo miércoles Como quien oye llover, su nuevo unipersonal. Y aunque aquí el humor vuelve a ser parte indispensable de la propuesta del actor, quien muestra ahora una faceta un tanto más nostalgiosa, según se desprende en su diálogo con Rosario/12, como excusa de la puesta en escena de su flamante creación, ésa que la semana entrante (el miércoles y jueves desde las 21 en el mismo escenario, el del Broadway, donde sigue haciendo historia con su Solo como una perra) permitirá acercarse a una versión menos concert y más dramática de Geretto.
Mientras tanto, durante el metódico proceso creativo el actor contó con la colaboración de Chiqui González, quien se prestó a las charlas informales que terminaron de delinear los fragmentos que, ya unidos, dan vida a Como quien oye llover. En ese sentido, el actor desnudó las cualidades del proceso en su entrevista con este medio: "En realidad no charlábamos del espectáculo sino de la vida, ella me dio una gran mano para poder sacar un montón de cosas que yo quería decir más que nada. Me hizo ver un montón de cosas de las cuales quería hablar".
-¿Cuáles son las cosas de las que se dio cuenta que quería hablar en esta obra?
-Este espectáculo es muy femenino, habla de mujeres, de las mujeres en relación con la mamá que son, de la relación con los hombres y fundamentalmente de los adultos, de las mujeres, en su relación con los niños.
-¿En el proceso le costó romper con algunas fórmulas de Solo como una perra?
-No sé si he roto, vamos a ver. Igualmente no trabajo bajo presión. Es realmente lo que quiero decir, no sé si es lo que la gente quiere escuchar. Esperemos que coincidamos esta vez como coincidimos con Solo como una perra, pero generalmente laburo con lo que quiero decir y no me pongo a especular con que esto funcionaría y lo otro no. Porque tampoco lo sé, no soy lo suficientemente visionario como para saber eso. Simplemente me pongo a laburar en lo que tengo ganas de decir. Coincido con que Solo como una perra era lo mismo que la gente quería escuchar, y ahora estoy muy contento con este espectáculo.
-En relación al público buena parte va a estar esperando una especie de continuidad de lo que fue Solo como una perra...
-Mirá, si uno quiere ver las cosas siempre las va a ver. Para los que esperen ver una continuidad seguramente la van a encontrar, y para los que esperen que va a ser algo totalmente distinto también lo van a encontrar. No gobierno sobre las miradas ajenas, o sobre las formas de ver. Creo que tiene un poco de continuidad, otro poco de nada que ver. Estoy seguro que este espectáculo está concebido desde otro lugar. Solo como una perra tiene las raíces en el transformismo, que fue lo que a mí me sedujo cuando llegué a Rosario, y este espectáculo nuevo está como más anclado en el teatro, en una puesta más teatral. Es un espectáculo que difícilmente se pueda llevar a un bar, habría que adaptarlo demasiado, está muy pensado para teatro.
-¿Tenía ganas de hacer algo más dramático? Porque también es posible suponer que el humor sigue siendo un eje que atraviesa la obra.
-Sí, el humor es un eje que atraviesa la obra y se destaca por su oponente, se destaca porque también hay otra carga. Como también la hay en Solo como una perra, pero está más repartido todo, hay más momentos de altibajos en lo emocional. Después hay gente que se emociona con la risa y gente a la que no la conmueve el llanto, así que ya veremos qué pasa.
-¿Juan Pablo es también parte de esta obra, como ocurre en el último cuadro de Solo como una perra?
-Sí, desde otro lugar, pero sí. En realidad es un hecho puntual y todo se desarrolla a través de eso que sucedió y desde mi manera de ver ese hecho, al que trato que sea lo más amoroso posible para que sea llevadera la vida.
-La estética que se aprecia en los afiches del espectáculo remite a una muñeca, a algo plástico, ¿apuntaban a esa idea al momento de pensar la estética?
-Sí, porque este espectáculo se desprende del que hicimos en Europa, que se llamó Muñecas rotas. Quise conservar la misma estética, pero como no solamente se refiere a lo que se refería el otro espectáculo, he cambiado muchísimas cosas, he agregado, he sacado. Tiene como una esencia de lo mismo, un condimento, un aroma de lo que era, pero ahora es otra cosa. Me siguió sirviendo la estética porque el hecho que detona este espectáculo es el mismo, pero la visión sobre las cosas es otra, porque prácticamente pasaron casi dos años y mi visión sobre las cosas también cambió.
-El oír llover es una situación muy personal, que a cada uno puede generarle recuerdos o sensaciones muy personales. ¿Eso también tiene que ver con la idea del espectáculo?
-"Como quien oye llover" en realidad es un dicho popular, como lo es "Solo como un perro". Es un dicho menos popular, pero si agarrás un libro de dichos populares va a estar. Y sí, creo que es algo muy personal, cada uno escucha la lluvia de una manera diferente, y creo que quienes escuchan la lluvia son los niños, sobre todas las cosas. Mi niño, el niño que fui, escuchaba la lluvia en esa casa con techo de chapa y era maravilloso oír llover desde esos lugares. Creo que los grandes no oyen llover, que la lluvia les pasa como una anécdota, que estamos refugiados en otras cosas, la lluvia siempre pasa por otro lado, y es eso fundamentalmente de lo que se trata esto, una metáfora de lo que no oímos y lo que sí pasa. De lo que está pasando mientras estamos haciendo otra cosa, de por ahí no detenernos en escuchar llover, que es tan renovador, tan purificante, o la connotación que le quieran dar. Para mí es un grato recuerdo.
-¿Está más nostálgico?
-Con algunas cosas sí, con otras no. No sé si estoy más nostálgico, pero sí hay cosas que no me gustaría olvidar. No es que me provoque nostalgia, se soluciona con tener una casa con techo de chapa. La nostalgia no sé si tiene esa connotación, pero preferiría no olvidarme de ciertas cosas, que lo cotidiano no me coma esa parte.
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