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Lunes, 22 de diciembre de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › UN PIJAMA PARA SOñAR, UN PIJAMA PARA MORIR.

Dos niños separados por un alambrado

 Por Leandro Arteaga

El niño con el pijama de rayas (The Boy in the Striped Pyjamas) EE.UU/Inglaterra, 2008

Dirección y guión: Mark Herman.

Basada en el libro de John Boyne.

Fotografía: Benoît Delhomme.

Montaje: Michael Ellis.

Música: James Horner.

Intérpretes: David Thewlis, Asa Butterfield, Jack Scanlon, Vera Farmiga, Cara Horgan, Richard Johnson.

Duración: 94 minutos.

Salas: Showcase, Village.

Puntos: 9 (nueve).

Como si se tratase de un espejo y su imagen de misterio, tan parecida y a la vez distinta, motivo de desvelo poético, de imaginerías cuando niños. Más lo que supone intentar un cruce, y adentrarnos en otra manera de ver y entender.

Porque cuando los niños se miran y sus ojos se espejan, el alambrado que los separa funciona de modo simétrico: niño rico/niño pobre, feliz/triste, saludable/enfermo. Pero hay rasgos iguales, que comparten y los hermanan: ingenuidad, desamparo, incomprensión.

Cuando en el film los niños se encuentran, brillan y son parte de un mismo secreto. A espaldas de los padres en un caso, escondido de la mirada de los soldados en el otro. Pero el brillo, por momentos, se apaga. Cada vez más. El alambrado no puede ser utilizado como valla a superar por el juego de pelota. La pelota debe esconderse. También el alimento a compartir.

El mundo adulto, oscuro y tenebroso, no presenta otro sentido más que el que los mismos chicos puedan encontrar: como si se tratase de un juego, como si el traje de condena de uno fuese un pijama de rayas.

Todo ello, para entendernos, tiene lugar en un rincón apartado, micromundo del campo de concentración de Auschwitz, nombre que, merced a la capacidad lúdica, se convertirá en "Out-With". Para Bruno estas personas que descubre desde las rendijas de su ventana se parecen a granjeros. De hecho, la propuesta de papá (David Thewlis), oficial alemán con carrera en ascenso, fue la de mudarse "al campo".

Allí entonces, Bruno intentará, con sus 8 años, volverse ese "explorador" con el que sueña en sus libros de aventuras, prohibidos por el tutor escolar y su prédica de la "realidad". Los judíos son todos malignos, indica al pequeño, mientras Bruno va perdiendo, de a poco, el sostén y la confianza hacia el mundo adulto que le espera. No puede, tampoco quiere, pensar que Shmuel, su nuevo amigo -el único del que dispone-, sea malvado. No entiende cómo podría serlo.

El niño con el pijama de rayas expone, también, la brusquedad de un orden único, que silencia las voces que se oponen, más el retrato de lo inevitable que resultaba conocer lo que sucedía en la Alemania nazi. Es lo que ocurrirá con la madre de Bruno (Vera Farmiga), esposa de orgullo hacia un marido de éxito, luego presa del horror que significa el humo oscuro que mancha el cielo, mientras hiere el aire que ella huele y respira.

El film está basado en el libro del escritor irlandés John Boyne, que ha vendido más de cuatro millones de copias en todo el mundo. La traslación al cine ha contado con el apoyo de Disney/Miramax, y la dirección es obra de Mark Herman, responsable también del recordado film Tocando el viento (1996), donde un grupo de mineros ingleses (Pete Postlethwaite y Ewan McGregor, entre otros) veían peligrar su trabajo junto con la banda musical que integraban.

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El film de Mark Herman es crudo, pero sumamente logrado.
 
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