Lunes, 19 de enero de 2009 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › Sí, SEñOR, AGóNICA Y LLENA DE LUGARES COMUNES
Por Emilio A. Bellon
¡Sí señor!. ("Yes Man"). EEUU, 2009
Dirección: Peyton Reed
Guión: Nicholas Stoller, Jarrad Paul y Andrew Mogel, sobre una novela de Danny Wallace
Fotografía: Robert Yeoman.
Intérpretes: Jim Carrey, Zooey Deschanel, Bradley Cooper, Terence Stamp.
Duración: 105 minutos.
Salas: Monumental, Showcase y Village.
3 (tres)
Ante el estreno de un film como esta, por momentos, agobiante comedia, se puede tener la impresión de que, frente al ¡Sí señor! del título comienzan a disparar sucesivos y fuertemente sonoros "No, no, no". Y es que pese a que figuran tres guionistas y la dirección de quien nos deleitara con aquella comedia del 2003, Abajo el amor, divertidamente paródica, el film atenta contra el género de la manera más impune.
Y es que parece que el nombre de Jim Carrey, (a esta altura sólo un muestrario de morisquetas), tras sus destacadas actuaciones en The Truman Show de Peter Weir, El mundo de Andy de Milos Forman y The Majestic de Frank Darabont, autoriza a cualquier producto. Con sólo nombrarlo engorda la taquilla y hoy es una de las figuras más cotizadas del mundo del espectáculo.
Desde un guión que pretende ser "políticamente correcto", que combina por igual buenas intenciones y manuales de autoayuda, ¡Sí señor! es sólo una sucesión de episodios aislados que se caracterizan por una lamentable torpeza y una cantada obviedad. Cuesta creer todavía que algunos anuncios publicitarios del día sábado en los medios porteños enumeren virtudes y dilapiden epítetos.
Ausente la ironía que podría haberle dado otro tono a la fiesta de disfraces tipo "Harry Potter" o de espartanos de 300, el film que hoy comentamos intenta dar cuenta de todo lo que le ocurre a un individuo, gris empleado bancario, siempre, como se dice hoy, "negativo", que un buen día y a partir de un amigo decide ingresar al templo del "nuevo No". El pastor o maestro carismático no es otro que un patético Terence Stamp, alguna vez actor de films tales como El coleccionista, Toby Dammit, Teorema o últimamente figura descollante en Priscilla, la reina del desierto.
Film agónico, ¡Sí señor! promete además reconocimiento y ascenso social, en este caso, de manera paralela, y de acuerdo con el perfil demócrata de Carrey, a partir de las acciones solidarias. Pero igualmente hay carreras y caídas, clima de "sueño americano" y un ligero de ropas "happy end".
Desde mi punto de vista, rescato una secuencia: aquella en la queda de manifiesto la paranoia post-11 de septiembre, que tiene lugar en las instalaciones del aeropuerto. Pero claro está, son unos brevísimos minutos.
Igualmente resulta indignante que cuando hablamos de estrenos simultáneos con los cines de Capital, los films que se presentan no son del tipo La duda de John Patrick Shanley o W de Oliver Stone, sino, como es habitual, títulos como el que hoy comentamos o bien Peligro en Bangkok. Parecería ser que no merecemos, para los distribuidores porteños, algo de mayor nivel. Y más aun si estamos en verano.
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