Divas exóticas, el espectáculo protagonizado por el humorista Gustavo Puchades, continuará durante todo el verano en la cartelera local luego de haber sobrevivido con éxito al mes enero. Se trata de un show cómico que conjuga la técnica de stand up, manejada hábilmente a través de divertidos monólogos, con la danza. "Es un viaje en el que vamos recorriendo distintos países a través de los bailes autóctonos de cada lugar. Hay cuatro bailarines y un acróbata. Mi personaje es quien los presenta", contó Puchades. El texto logra identificar al espectador con lugares comunes a todos, para hablar de las diferencias y develar la mirada intolerante que las acecha. Diferentes clases sociales, culturas, religiones y elecciones sexuales se hacen visibles tamizadas por el sentido del humor. "Hay un discurso progresista que queda bien, pero sigue estando subyacente el pensamiento conservador", sostiene Puchades, creador del proyecto.

El emblemático Bar Olimpo es el escenario del espectáculo. Un lugar mítico que en los años de esplendor fue templo de grandes artistas como Tita Merello, José "Pepitito" Marrone y Alberto Olmedo. "Este lugar tiene una magia que es única, una energía particular", afirma Puchades. De hecho el café concert es el marco pensado para una puesta en escena en la que el público interactúa permanentemente. "La gente se identifica porque siempre incluyo sensaciones, aromas e imágenes de lugares cotidianos, además de algunos gags sobre temas de actualidad", cuenta. Así la cola de la Ansés, el olor de los colectivos durante las primeras horas de la mañana y la asunción del nuevo presidente norteamericano resurgen del recuerdo colectivo y se transforman en un punto de encuentro para un público heterogéneo como el que recorre los bares de la ciudad en busca de propuestas culturales.

El actor trabaja en la ciudad desde hace 14 años, pero durante el último tiempo ha concretado proyectos humorísticos en los que encontró un ida y vuelta con el público. "Buena parte del contenido nació de la improvisación, del aquí y ahora. Por eso, logro que la conexión con los espectadores sea inmediata", cuenta. Lo acompañan en este espectáculo los bailarines Cecilia Casabone, Federico Dínamo, Eugenia Bassi y el acróbata Flavio Lovazzano. Conforme el viaje imaginario avanza, la danza árabe y contemporánea, el flamenco y el espíritu circense tienen un espacio, de la mano de esos artistas que le dan color a un relato cómico y ácido.

El personaje principal encarnado por Puchades es en realidad una antidiva realmente exótica. Se trata de un animador con acento anacrónico que en lugar de estar vestido con frac lleva un tutú de bailarina clásica. "Hablamos de las diferencias y eso está reflejado desde el vestuario. Es un personaje absolutamente ambigüo, se viste como una mujer y habla como un locutor de radio nacional", explica. La estética se aleja del transformismo y está deliberadamente ligada al absurdo.

Durante los tres viernes de enero el público acompañó y así respaldó la decisión del actor de no hacer temporada en Mar del Plata y ser profeta en su tierra. "Como todo el mundo se fue, tuve el doble de propuestas y por eso elegí quedarme", cuenta. En ese contexto reconoce que hacer reír a los rosarinos es más difícil que a otros públicos del país. "Lograr que se relajen y disfruten lleva el doble de tiempo que en otras metrópolis", afirma.

En vísperas de febrero, esta noche a las 22 volverá la magia al Olimpo de la mano de grupo de artistas jóvenes dispuestos a desplegar su talento con un show de encanto visual y reflexión social cargado de ironía.