Miércoles, 13 de mayo de 2009 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › LA AVENTURA DE ESCRIBIR SE TITULA EL ENSAYO DE GRACIELA ALETTA DE SILVAS
El libro de la investigadora de la UNR analiza más de cuarenta años de la obra de la talentosa y reconocida escritora rosarina. El trabajo hace un abordaje de los escritos desde múltiples perspectivas, con notable rigor historiográfico.
Por Beatriz Vignoli
La aventura de escribir. La narrativa de Angélica Gorodischer: así se titula el estudio crítico más amplio y profundo emprendido hasta la fecha sobre la obra de esta prolífica, talentosa y original escritora rosarina nacida en 1928. La doctora Graciela Aletta de Sylvas, profesora en Letras por la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, escribió su tesis de doctorado en Filología Hispanoamericana por la Universidad de Valencia sobre la obra de Gorodischer, tesis defendida en 2006 que, con el solo agregado de unas páginas introductorias, constituye este libro.
Publicado por Corregidor (editorial que, pese a su nombre, parece necesitar un corrector o una correctora), el libro analiza toda su producción literaria desde sus inicios a mediados de los años sesenta hasta 2006.
El germen del libro, según cuenta su autora a Rosario/12, fueron los cuatro capítulos sobre mujer, delito y literatura, que Aletta de Sylvas dedica a un período medio de la producción de la escritora. Allí la ensayista indaga desde el campo de la Criminología Crítica tanto la reformulación que desde la escritura femenina hace Gorodischer del género policial (mezclándolo incluso con el recetario de cocina, protagonizándolo mediante una detectivesa que es madre o representando a las mujeres como agentes de poderes considerados masculinos) como otros relatos que abordan la relación entre sujeto, género y ley, poniendo de manifiesto la artificialidad de la construcción de género en el marco de un feminismo de la igualdad. Esta sección le valió una 1º mención en el concurso provincial de ensayos Manuel Musto.
Con el tiempo, Aletta de Sylvas fue escribiendo nuevos capítulos dedicados a otros períodos, algunos de los cuales fueron publicados como artículos sueltos en revistas o presentados en congresos internacionales. El libro aborda esta rica obra desde una serie múltiple de perspectivas que van desde la hibridación entre la "alta" literatura y los géneros literarios "menores y marginales" (rasgo propio del período estudiado, que corresponde al posmodernismo en las artes, según críticos como Frederick Jameson) hasta los diversos modos en que la obra literaria refracta (por decirlo con un término de Theodor Adorno) las mediaciones que constituyen la realidad histórica. Se hace especial hincapié en la problemática del género, ya no en el sentido literario sino en el social, sexual y político, por ser además esta cuestión la que Gorodischer ha trabajado más conscientemente no sólo en su literatura sino a través de su militancia feminista en ámbitos profesionales globales y locales, como el Congreso de Escritoras de Rosario o la red RELAT.
Con notable rigor historiográfico, Aletta de Sylvas pone en relación cada período de la narrativa de Gorodischer con su circunstancia, poniendo en juego una mirada crítica que lee las condiciones históricas en el texto literario, sin hacer de eso una forma del determinismo sino resaltando la intencionalidad y libertad del proceso creativo. Esto último es demostrado además mediante citas de declaraciones de la narradora en múltiples entrevistas y artículos que la ensayista ha recopilado en un trabajo de investigación admirable. (Queda, eso sí, abierto a futuras investigaciones el problema del estilo: un ensayo futuro podría indagar, por ejemplo, en el disparate como mecanismo narrativo, o tomar como hipótesis cuánto de paródico del modernismo tardío hay en la elección por parte de Gorodischer de nombres tan rubendarianos como "Dulce recuerdo de las jubeas en flor" para las instituciones totalitarias de sus distopías galácticas).
Los capítulos 3 y 4 exploran, invitando a lecturas y relecturas, un interesantísimo período inicial, los 60 y 70, en que la obra de Gorodischer (en consonancia con autores contemporáneos estadounidenses como Ursula LeGuin o Kurt Vonnegut) transitó con gran solvencia, humor e inventiva la ciencia ficción, lo maravilloso y lo fantástico: pertenecen a este período sus Cuentos con soldados (1965), Opus 2 (1967), Las pelucas (1968), Bajo las jubeas en flor (1973), Casta luna electrónica (1977), Trafalgar (1979) y la muy reconocida y premiada Kalpa Imperial (1983), fantasía donde se deja leer entre líneas una denuncia de los abusos de poder de la dictadura militar. Las influencias señaladas en el capítulo 2 la ubican a Gorodischer en el ámbito de lo fantástico rioplatense, en relación con la narrativa de Borges, Holmberg y otros. Aletta de Sylvas postula, siguiendo una definición de Rosemary Jackson, que lo fantástico no es un género sino un modo que se ubica entre lo maravilloso y lo mimético. Al ser un modo, atraviesa otros géneros.
La "aventura" es otro concepto operativo fundamental en este trabajo. En el ámbito de la ficción, la aventura puede atravesar variados géneros (ciencia ficción con aventura da "space opera", etc.) y a la vez constituir el gesto mismo de la escritura femenina, en tanto transgresión e invención; en este sentido puede muy bien coexistir con universos realistas o cotidianos, que se convierten en "la otra cara de la aventura". El crimen, en el aludido período medio de la obra de Gorodischer, se carga de este significado de violencia liberadora, lo mismo que el travestismo o la fuga fuera de los espacios convencionales, entre otras libertades que se toman sus personajes: no sólo los femeninos sino otros de sexualidad ambigua, doble y hasta proteica o plural.
En la última sección, el noveno capítulo analiza la novela Prodigios (Barcelona, 1994) y el décimo, Tumba de jaguares (2006). Ambas novelas pertenecen a un tercer período de esta obra en el que la escritura pasa a primer plano. Al final hay conclusiones, una entrevista y bibliografías. El libro, saludablemente, no deja de estar atravesado por indicios deliberados de las posiciones de ambas autoras en el campo social de sus prácticas e incluso más allá. En un primer capítulo biográfico sobre la novelista, la ensayista revela su relación de vecindad y de amistad familiar; en la página 209, una nota al pie informa que fue el padre de la autora del ensayo quien en 1932 firmó la derogación de las ordenanzas que legalizaban los prostíbulos de Pichincha en Rosario. Casi invisible, esta nota se inserta en el capítulo sobre Fábula de la virgen y el bombero (1993), excelente novela que Angélica Gorodischer ambienta en el submundo de la trata de mujeres, al que presenta de un modo descarnado, lejos de las idealizaciones sexistas de cierto folklore local.
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