"Una cierra el libro y siente la gratitud de la tierra, la pluma de la lluvia, el misterio de las siestas. Una siente, en resumen, con felicidad, que se ha enriquecido", concluye Angélica Gorodischer desde la contratapa de Almacén "Las Colonias", obra editada por la Universidad Nacional del Litoral que ofrece una nueva serie de relatos de Jorge Isaías. Matizados por la memoria del autor, personajes, hechos, calles y paisajes de pueblo le dan vida a un libro que mañana a las 20 será presentado por Graciela Cariello en el Centro Cultural La Nave, San Lorenzo 1383.

Allí estará lógicamente Isaías, responsable de recuperar historias propias y ajenas, vividas o escuchadas en Los Quirquinchos. "Creo que Borges ha dicho que toda literatura es absolutamente personal, pero también la gente lee el libro y me dice: `Esto me pasó a mí`. Esa es un poco la trascendencia en un pueblo chico --comenta Isaías a Rosario/12--. Una vez Héctor Tizón me dijo algo que le repetía Raúl Galán, un poeta jujeño que vivía en un pueblito de 200 habitantes, como él. Galán le decía: `¿No te diste cuenta Héctor que vemos pasar los siete pecados capitales todos los días?`. El pueblo traduce o metaforiza el mundo. Entonces aparecen los personajes, las anécdotas. Dan cuenta de un mundo que no existe. Creo que de éso se trata la literatura, de dar cuenta de lo que alguna vez estuvo y no está".

En esa recuperación, Isaías se convierte también en protagonista, aunque aclara: "En realidad es verdad que es muy personal, pero también es verdad que no es un libro de memorias donde haya pretendido hacer una autobiografía. Son experiencias o incluso cosas que no viví pero me han contado de cerca mi viejo, mi tío, amigos. O cosas que recojo en los viajes cuando vuelvo, historias que me cuentan y que intento hacerlas mías".

Algunos de los relatos que conforman Almacén "Las Colonias" tuvieron una exhibición previa desde las contratapas de Rosario/12, que funcionaron como un incentivo para un autor históricamente vinculado a la poesía. "De alguna manera tengo que agradecer éso, porque sino no lo haría --reconoce Isaías--. Lo mío es más la poesía y, como decía Gola, la poesía viene cuando quiere. Con la prosa yo un poco me impongo un ritmo para escribir, voy tomando apuntes. Antes escribía de un golpe, ahora tengo tres o cuatro relatos dando vueltas, los voy terminando, armando. Además me tengo que ceñir a un espacio. Hemingway decía que aprendió a escribir en los diarios, porque le enseñaban a sintetizar. Me parece que es una experiencia muy interesante. Después de un tiempo aparecen este tipo de recopilaciones. Y este libro me gusta particularmente".

El grueso de los relatos fueron creados entre 2004 y 2006, una época prolífica para Isaías, que además suma algunas obras firmadas entre mediados y fines de los 90. En éste grupo se descubre la faceta más personal y transparente del autor. "Por ésa razón los quería incorporar --aclara--. Me gustaban mucho, e incluso hay dos o tres como `Aquel mediodía`, que es el cuento de un suicida, y que armé a partir de un hecho real que ví cuando tenía 13 o 14 años, de un tipo que se tiró adelante de un tren. Nosotros éramos pibes, entonces íbamos a la estación a ver llegar los trenes, y en este caso era un tren que venía de Rosario. Generalmente iba solo, pero ese día estaba mi viejo, que era un tipo muy solidario, muy corajudo, y él corrió con otro amigo y recogieron los pedazos del tipo. Me quedó dando vueltas siempre éso, y en un momento lo escribí. Me gustó cómo quedó porque logro una tensión narrativa bastante interesante, más allá de la anécdota. Porque uno con la anécdota puede hacer una cosa muy interesante o una porquería".

Para lo que queda de 2009 Isaías tiene en carpeta la edición de una antología y de una recopilación de sus relatos de fútbol. Ya en materia de creación, no hay condicionamientos preestablecidos: "Estoy escribiendo más relatos. No obstante en los últimos tres años publiqué poesía. Pero este año no escribí poesía, salvo unos poemas a mi abuelo. En realidad la poesía la empecé a los 15 años, y los textos prosados a los 30. Raúl Gustavo Aguirre, que era un poeta muy fino, que fundó el Movimiento Poesía Buenos Aires, cuando yo tenía 25 años y él 50 me dijo que en algún momento yo iba a escribir prosa".