Domingo, 26 de julio de 2009 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › HABLA EL FLAMANTE SECRETARIO DE CULTURA MUNICIPAL, HORACIO RíOS.
Dirigió el Centro Audiovisual Rosario por más de 15 años y es mentor del prestigioso Festival Latinoamericano de Video. Asegura que tener a colaboradores de amplia experiencia es una suerte y que aspira a generar nuevos proyectos en el área.
Por Edgardo Pérez Castillo
"Te confieso que lo que necesitaría en este momento es que el día dure 48 horas", reconoce Horacio Ríos, que a dos semanas de haber asumido como conductor de la Secretaría de Cultura municipal sostiene una política de puertas abiertas a todo aquel que quiera hacer oír sus reclamos y necesidades. Y es un primer gesto político auspicioso el del ex director del Centro Audiovisual Rosario, cuya designación ha despertado buenas expectativas en un amplio espectro de actores culturales. Sin embargo, no tiene por delante una tarea sencilla el flamante secretario, cuya llegada se produce luego de dos gestiones que, si bien sostuvieron una continuidad en los proyectos, parecen casi antagónicas: La de Chiqui González y su enorme imaginario y el ordenamiento interno que opacó el paso de Fernando Farina, su antecesor inmediato.
A 16 años de haber sido convocado por Pichi De Benedictis para organizar un encuentro audivisual (hoy convertido en el reconocido Festival Latinoamericano de Video, que continuará dirigiendo), Horacio Ríos fue uno de los principales impulsores de la Videoteca municipal, primero, y del Centro Audiovisual Rosario. Aunque, dice, la reciente propuesta de Miguel Lifschitz lo tomó por sorpresa: "Ni siquiera antes podía reconocerme como candidato. Incluso en esta primera vez que me lo ofreció el intendente tomé mucha precaución por el tema de mi situación familiar, el nacimiento de mi hija, con mis dos hijos muy chicos y mi mujer que también trabaja. Pensé que iba a tomarme más tiempo en contestar", explica el flamante secretario, convencido de la necesidad de "hacer pie rápidamente sobre cosas que había que empezar a trabajar".
Mientras tanto, su llegada a la Secretaría implicó un cambio de formas: "Probablemente queden postergadas esas cosas que uno piensa, como una gestión más propia y este año nos dediquemos a llegar bien a fin de año, organizados. Además, estoy tratando de sistematizar la atención a la gente, a los directores. Es un esfuerzo muy grande para mí. Te lo confieso porque yo me veía entrando y haciendo las cosas que más me interesaban o que consideraba que se podían resolver. Sin embargo invertí el proceso y estoy muy organizado, atendiendo mucho para adentro y para afuera, escuchando. Para una persona ansiosa e hiperquinética como yo es un progreso. Y charlo mucho con el equipo, porque tengo una Secretaría en la que hay ex secretarios (Pichi Debenedictis, Rafael Ielpi) y directores generales que conducen áreas muy importantes, o en el caso de Susana Dezorzi (a cargo de Entidades y Organismos) que dirigió el Centro Cultural Parque de España. Para mí eso es muy bueno, además de las áreas de recursos humanos y de economía con los que me siento muy bien. Creo que ahora sí las responsabilidades están sobre mí, pero para tomar decisiones es a lo que he venido".
En ese contexto, el consenso y aceptación generalizado en torno a la designación de Ríos conlleva la esperanza de que el nuevo secretario impulse nuevas ideas. "Yo también tengo la expectativa de generar cosas admite . No le tengo miedo al cargo ni a la presión, sí quiero estar a la altura de quienes consideran que puedo hacer las cosas bien. Que alguno de los que me han felicitado hayan puesto las expectativas sobre mí para mí es una responsabilidad en función de quiénes son ellos. Que la propia Chiqui o cualquiera de los tipos con los que laburé y que han tenido que ver con el despegue de la gestión de cultura a nivel local, nacional e internacional, es una responsabilidad".
Lógicamente, las decisiones de Ríos estarán circunscriptas a un presupuesto que se mantendrá algo escaso. Al menos, nada hace preveer que haya un aumento para Cultura, que sin embargo se mantiene como una de las secretarías emblemáticas de la administración socialista. En su rol de director del CAR (desde donde se mantuvo el Festival Latinoamericano de Video aún con recortes presupuestarios, y se lanzaron proyectos de alcance social y participativo como la Videoteca Ambulante) demostró una buena capacidad de autogestión, aunque ahora ya no deberá satisfacer a un segmento de público preciso, sino a la sociedad en general y a la propia Municipalidad.
La clave, entonces, será lograr programas conjuntos con otras áreas del Estado: "Estoy seguro que en muchísimas áreas se pueden estirar estos conceptos de autogestión que vinimos trabajando para generar otro tipo de ampliación presupuestaria o de vinculación con otras instituciones que oxigenen esta expectativa. Tenemos que tratar de ver cómo lo logramos. Apelo a éso, a tener una capacidad de gestión para abrir el juego, para sentarse, para ampliar estas posibilidades de coproducir cosas hacia afuera. Algo que la Secretaría venía haciendo, y quizás ahora yo voy a recibir ese beneficio. Hay un nuevo secretario de Cultura de la Nación y también tenemos que empezar a sentarnos en esas mesas de diálogo. Tenemos por delante el Bicentenario, que no es una cosa menor. Entonces tenemos que tratar de capitalizar que tenemos un monumento nacional, y el Monumento a la Bandera no es un elemento menor dentro del Bicentenario como posible espacio para un evento masivo. Es uno de los pocos lugares de la Argentina donde, en un monumento público, podés hacer un evento para 50 o 60 mil personas. Estas cosas también las tenemos que negociar a otros ámbitos".
¿Es posible imaginar una gestión que permita la participación de la gente, con mucho trabajo en proyectos que no tienen un alto impacto?. Porque, más allá del dinero y el presupuesto, realizar o no recitales masivos, por ejemplo, está vinculado con una idea de gestión.
Sí, pero creo que también hay que reformular lo del alto impacto. No sé, nosotros probablemente no tengamos un alto impacto con el lanzamiento de la página de la Secretaría (www.rosariocultura.gob.ar). Pero seamos justos: en los tiempos que corren generamos un nivel de accesibilidad cultural distinto. No podemos negar realidades que son nacionales e internacionales, como que la gente va menos al cine, en Argentina decayó muchísimo el nivel de encendido televisivo, aumentaron las consultas en sitios oficiales y gubernamentales, disminuyó el corte de entradas en teatro, disminuyeron los espectáculos masivos organizados por privados. No estamos en contramano, no es que todo el mundo está saliendo y nosotros nos estamos guardando. Estamos tomando algunas precauciones de generar mucho más comunicación y relación con el público a través de los medios que está utilizando. Nosotros también estamos hablando muchísimo en relación a la Editorial municipal, que tiene una muy buena dirección, muy buenos proyectos y que tiene mucho que ver con lo que tenemos ganas de implementar: fomentar la participación, aumentar las ediciones en función de nuevos actores que empiecen a jugar en estos sellos. Probablemente así el impacto sea más a largo plazo.
Rosario está creciendo y ya se planea un corredor cultural sobre el río en el que convivirán lo público y lo privado. Esa convivencia se da en La Casa del Tango, que después de su reinauguración no parece estar apuntada a un público popular...
Sí, pero ahí hay que separarse de lo que es la oferta específica gastronómica. La única forma de diferenciar la Casa del Tango con éso es abrirla, programarla, convocar y tener una relación distinta a la que tiene el gastronómico, sino ahí sí nos vamos a equivocar. Lo mismo puede pasar con el muelle, donde el Centro de Expresiones Contemporáneas conviva a lo largo del corredor con otras instituciones privadas. Nunca hay que perder de vista lo que estás buscando y querés tener como objetivo. Lo del crecimiento no es una cosa menor. Cuando empecé a trabajar en la Secretaría en el 93 no existían el Macro, el CAR, el Tríptico... abrían tímidamente el CEC y el Parque de España, la editorial editaba pequeñas unidades y no había seis centros de distrito- concluyó Ríos.
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