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Cualquier camino que Carla Pugliese tomara diferente al de la música hubiera sido interpretado casi como una traición a uno de los nombres fundamentales del tango argentino. Con el peso que ello conlleva, la pianista --instrumento heredado de su abuelo Osvaldo y de su madre Beba-- también adoptó al dos por cuatro como género y, en 2004, editó Ojos verdes cerrados, disco que la llevó a una extensa gira por Japón. En ese marco registró en vivo con su quinteto La vida y la tempestad, premiado en 2006 con un Carlos Gardel como Tango Revelación. Un año más tarde grabó Eléctrica y porteña, que repitió la nominación a los Gardel pero en el rubro "Tango electrónico". Esta noche, a las 22, Pugliese actuará en el Teatro de La Plaza (Entre Ríos 1051).

"Me presento como pianista solista. Va a ir un músico invitado que es Axel Xavier Mastronardi, que toca charango, voy a tocar todos temas míos de los dos discos y voy a estrenar tres temas de mi próximo Cd, que voy a tocar por primera vez en vivo", adelantó Pugliese.

Porque la de Carla Pugliese es una mirada amplia respecto a la música, ésa que ya a los seis años tenía en claro que la acompañaría de por vida. "A esa edad decidí que iba a ser pianista, a tocar mi música", recordó.

Sin embargo, la joven artista no tomó como ejemplo al gran Osvaldo Pugliese, de quien sí heredó algunas cualidades vinculadas con la tenacidad y perseverancia. "Nunca lo tomé como un referente, para mí siempre fue mi abuelo. La relación que teníamos era de abuelo y nieta. Lo que sí tomo de él, que me parece que está como muy implantado en la familia entera, es que estamos completamente decididos y no tenemos ningún miedo de hacer lo que nosotros inventamos, lo que decidimos o pensamos", concluyó.