Desde el momento mismo en que Carlos Casazza y Ernesto Jodos comenzaron a idear un disco en formato de guitarra y piano, el concepto de distancia comenzó a quebrarse por completo. Hoy, con La palabra kilómetros, editado y elogiado, el dúo ha demostrado que allí hay mucho más profundidad que la de haber sorteado con éxito los innumerables viajes que implicaron darle forma al proyecto entre Rosario y Buenos Aires. Hay, además, un poderoso ensamble entre dos músicos que -desde su carácter de compositores e intérpretes- lograron aunar sus miradas personales en un disco difícil de encasillar. Así lo entiende Casazza, responsable de la composición de buena parte de las obras incluidas en La palabra kilómetros (que suma además una composición de Jodos, improvisaciones y una interpretación de Something sweet, something tender de Eric Dolphy). "El proceso del disco refleja un poco lo que tocamos durante un año y medio. Fuimos probando muchos tipos de músicas, íbamos escribiendo y decidimos elegir los temas no tanto por los temas en sí mismos sino por cómo funcionan en la totalidad del disco", indicó Casazza. "En este formato de dúo, donde no hay una banda grande con muchos actores, la idea fue ver en qué puntos podíamos encontrarnos, que la composición provocara alguna situación de improvisación que pudiera funcionar para una guitarra y un piano. Hay muchas músicas que están dando vueltas, la sombra de los géneros está dando vueltas en la cabeza de uno. A veces uno trata de incorporarlo, a veces trata de posicionarse, pero obviamente cuando uno hace un disco así de composiciones propias lo que se privilegia, o por lo menos lo que nosotros hicimos, es algo que pudiera funcionar para esta instrumentación", explica el guitarrista en relación a un disco que esta noche, a las 21, tendrá su presentación gratuita en la Biblioteca Argentina (Pasaje Alvarez 1550). Y si bien las simplificaciones colocarían a Jodos en un segmento jazzero y a Casazza dentro de un formato de canción más atravesada por las rítmicas latinoamericanas, este disco (grabado con tomas en vivo) rompe también con las distancias que implican esos preconceptos. "He trabajado mucho con cantantes, pero en los últimos años también he hecho mucha música relacionada con la improvisación, de hecho en los dos discos anteriores que hice hay bastante improvisación -apunta Casazza . En este caso me parece que los dos nos fuimos invitando a distintos lugares que habíamos transitado. Y también, por supuesto, discutimos bastante en el proceso. Pero era algo que tenía que ver con ciertas ideas de lo que podía ser el dúo. Ernesto, si querés, es un músico de jazz, pero puede tocar cualquier cosa. Me parece que nos fuimos llevando, invitando, y señalando lugares a ver qué nos parecían, y fuimos juntos a ésos lugares a ver cómo reaccionábamos. Nos fuimos llevando a cosas sin mayores prejuicios". Cincelado durante el año y medio en el que el dúo sostuvo sus toques, este disco terminó funcionando como disparador para nuevos proyectos, algo que tendrá visibilidad en el concierto de esta noche, según adelanta el guitarrista. "Vamos a tocar temas que no están en el disco, músicas que surgieron en los últimos meses. También estamos relacionando el dúo con otros instrumentistas, y ya hemos hecho algunos experimentos. Hace quince días por ejemplo tocamos con Ramiro Gallo como invitado, que es un violinista que se supone que es de tango", ríe Casazza retomando aquello de la ruptura de preconceptos. Y concluye: "Uno trata de adaptarse más que de correrse, que es la tarea de casi todos cuando tocamos con otros. También tiene que ver con la palabra en el sentido de ver adónde se puede dar un encuentro, algo que funcione. Con Ernesto escuchamos, los dos, música de lo más heterogénea, y cada uno tiene la historia que tiene. Uno hace lo mejor que puede con el único horizonte de estar tocando algo que tiene que ver con la propia convicción".