Formados en distintas ramas artísticas, Mario Herrero y Analía Ojunian le dieron forma, en 1990, a la compañía Luces. El debut con La caja mágica --obra en la que utilizaron la técnica de teatro negro de títeres-- tuvo una gran aceptación en su paso por distintas escuelas de la ciudad, tanto por su atractivo visual como por su contenido pedagógico. Después de ratificar su calidad con distintas puestas, en 1995 el grupo emigró a Europa, y en 2007 regresó a la Argentina para, desde el sur, programar distintas giras por todo el país. En ese marco, esta noche la compañía volverá a presentarse en Rosario, cuando a las 22 presenten en La Manzana (San Juan 1950) su último trabajo, Siempre fuimos todos clowns.

Destinada al público adulto la obra conjuga técnicas de títeres, monólogos y juegos de improvisación, proponiendo, desde el humor, "una visión de temas tan variados como la cultura, las nuevas tecnologías, el espacio que ocupamos y el arte como medio de vida". Como una de sus características centrales, la compañía Luces apuesta a la creación de obras cargadas de originalidad. Herrero y Ojunian son los responsables de la construcción de los títeres, objetos, escenografías y vestuario de cada uno de sus espectáculos.