Entrevistar al historiador Pablo Montini es siempre escuchar una clase magistral de alguien que ha investigado el pasado al punto de parecer un contemporáneo de los hechos que investiga: un inmortal o viajero del tiempo que habla de la fundación de la capilla del Pago de los Arroyos en 1725 o el bicentenario de la ciudad de Rosario en 1925 ("un momento de esplendor, una celebración del presente") con la pasión que otros hombres dedican al partido de fútbol de hoy. Recorrer de su mano la segunda parte de Entre centenarios, la muestra que ideó y que se continúa en el Museo Histórico Provincial de Rosario Dr. Julio Marc, es revelador no sólo del pasado de la ciudad sino de uno de sus futuros que no fueron. En el último día del otoño (día del padre y día de la bandera) valió la pena adentrarse en ese enclave de tiempo fuera del tiempo, en pleno corazón del parque Independencia, para contemplar tesoros arduamente buscados que dan cuenta del "sueño euríndico" que tras las ideas hispanoamericanistas de Ricardo Rojas se plasmaría en esta urbe singular, con un pie en Europa y otro en América. La primera parte de la muestra, que reseñó Rosario/12 oportunamente, se halla en exhibición en el Museo Castagnino y documenta con obras la formación del campo artístico local. "El objetivo de esta segunda parte es mostrar cómo el proyecto de campo artístico es tan exitoso que en muy pocos años genera dentro de sí un proyecto cultural artístico y hasta político. Que es fundamentarse en las ideas de Ricardo Rojas, en esta cuestión de la fusión entre lo español y lo indígena, que toman los hermanos Guido".

Alfredo y Angel Guido son las estrellas de esta muestra. Montini recuenta sus hazañas, increíblemente olvidadas: "Alfredo fue un artista que abarcó todas las disciplinas: excelente dibujante, diseñó mobiliario y registró en sus grabados el patrimonio arquitectónico del Alto Perú. Becado en 1915, ganó el primer premio del primer salón de arte decorativo en 1918. La pieza premiada se exhibe ahora: una vasija en versión moderna del estilo llamado entonces calchaquí (luego descubierto como civilización de Santiago del Estero) realizada con José Gerbino. Le hacían notas en La Nación todo el tiempo. Participó de todos los salones de Rosario. Estuvo en el momento de fundación del Museo. Ilustró todos los catálogos. Estuvo en El Círculo, fue director de la revista El Círculo, autor del diseño y los grabados que ilustran las tapas de su segunda época (1923 a 1925; La colección completa de cinco números se expone en esta muestra). Vivió en Rosario y tenía un programa. Fue jurado de los salones y a la vez fue el principal del cuadrilátero artístico que según los críticos de 1918 eran Alfredo Guido, Emilia Bertolé, César Caggiano y Erminio Blotta". Asombra aún hoy con una pieza preciosa, un secretaire de madera tallada que se inspira en los altares barrocos del Alto Perú (con columnas salomónicas y todo) y los mestiza con elementos simbolistas y art déco contemporáneos. Firmado pero sin fecha, el fascinante cofre data de 1918 ó 1920 y fue realizado con el tallista Luis Rovatti. El talento de Alfredo como pintor deslumbra en varias obras expuestas en el Castagnino y en dos que pueden verse aquí. La chola desnuda (1924), premio adquisición Castagnino 1925, es blanca y no es una chola pero sí posa desnuda como la Maja de Goya o la Olympia de Manet entre azules simbolistas y elementos exóticos americanos, plasmando a la perfección la noción de lo euríndico. Magníficamente retratado por su hermano en un óleo de grises de color que prefiguran al mejor Schiavoni, Angel no se quedó atrás: arquitecto, formado en Córdoba durante la Reforma Universitaria de 1918, investigador de la arquitectura colonial y pionero de la arquitectura neocolonial en Rosario, es el que más se impregna de la restauración nacionalista y las ideas de Ricardo Rojas, y publicó obras como La fusión hispano indígena en la arquitectura colonial. Polemizó con los vanguardistas de la revista Martín Fierro.

Otra sección de la muestra está dedicada a 1910: en el Centenario, según relata Montini, "Rosario se diferenció de los fastos de Buenos Aires y decidieron hacer la Facultad de Medicina, el Hospital Centenario y la Biblioteca Argentina. Y el Estado Nacional, el monumento a la Bandera por Lola Mora, que no llegó a realizarse". Además de abundante material numismático y conmemorativo, puede verse una copia del bronce La Libertad República, obra de Fontana y Scarabelli y la única escultura instalada en 1910 para la celebración, que fue en el Parque Independencia. El original está en la Dirección de Restauración. "Fue emplazada en Ituzaingó y Oroño pero los españoles en 1932 extendieron el Rosedal, justo en el momento de la República. Desde 1932 hasta 1980 quedó guardada. En 1980 los militares la reinstalaron en Mitre y Pasco en Plaza Libertad, llamada así porque instalan esta escultura. Pero no es República. Sólo Libertad".

Otra historia interesante del centenario es la del género de la pintura histórica. "Ya en 1880 la pintura histórica fue muy importante para instalar los héroes. Eran imágenes que cobraban mucha importancia en la educación". En 1913, el español Pedro Blanqué pintó El sueño de San Martín, un óleo sobre tela que sigue las convenciones del género histórico y lo representa ya anciano en Europa, recordando: el abrazo con Bolívar, las tres repúblicas (Chile, Argentina y Perú), las batallas y el cruce de los Andes. Por esa época, a comienzos del siglo veinte, "empieza a ser reconsiderada España. En el siglo XIX se la culpaba de nuestro atraso, pero cuando España pierde los últimos enclaves coloniales, los intelectuales de la generación española del 98 empiezan a contactarse mientras nosotros mirábamos con desconfianza a la civilización mercantilista del progreso, Estados Unidos y el positivismo. Los inmigrantes españoles en Argentina, para 1910, estaban enriquecidos. Son los marchands españoles y los artistas españoles los que gestan el mercado de arte en Argentina, lo profesionalizan. Los coleccionistas compraban mucha pintura. Los coleccionistas más cultos y ricos coleccionaban old masters. Había mucha estima y consideración por España, donde iban a formarse artistas. Augusto Olivé va a formarse con Chicharro y esto lo consagra. Nace en 1866, muere en 1912 y toda su obra tiene que ver con España. Él viaja y copia los tipos regionales. Hay diferentes tradiciones según las regiones: vascos, modernistas catalanes... Esto era un modelo que tenían que tener para confrontar con lo indígena. Al revalorizar lo español, revalorizaban lo colonial", señala Montini y muestra unas aguatintas realizadas por Alfredo Guido en Bolivia en 1923, donde rescata las costumbres, los ritos, el paisaje y el patrimonio arquitectónico.

La muestra puede visitarse de martes a viernes de 9 a 17; los sábados, domingos y feriados, de 15 a 19. El jueves 24 de junio a las 18:30, en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino. El jueves 1 de julio a las 18.30 tendrá lugar otra visita guiada de los curadores, en Museo Histórico Provincial Dr. Julio Marc. El martes 29 de junio, sábado 17 de julio y jueves 9 de setiembre a las 18, están programadas visitas a la residencia del Dr. Teodoro Fracassi (San Luis 1384). La casa Fracassi fue proyectada en la esquina de San Luis y Corrientes por el arquitecto Angel Guido en 1925, cuenta con un mural realizado por Alfredo Guido, mobiliario neocolonial, y obras del escultor Luis Rovatti y del ceramista José de Bikandi. Habrá conferencias en julio y en agosto. Para participar de las visitas, hay que llamar a los teléfonos 4802542 o 4802543 los días lunes, miércoles, jueves y viernes de 14 a 20 e inscribirse.