Mié 28.09.2005
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS

"El escritor debe contradecir las tendencias naturales del lector"

Graciela Montes estuvo ayer en la Feria del Libro infantil, charló sobre la dictadura y narró historias entretenidas.

› Por Fernanda González Cortiñas

En la continuidad de la Feria del Libro infantil y juvenil, que se viene desarrollando en la sede local del gobierno provincial, ayer contó cuentos y charló con los chicos Graciela Montes. En dos turnos, a la mañana la autora de Otroso, charló sobre la dictadura con los más grandecitos y a la tarde, con un público "Sub--10", narró algunas de sus historias más entretenidas. Recientemente ganadora, junto a su amiga Ema Wolf, del premio Alfaguara de Novela --por un libro "para grandes", El turno del escriba-- Montes confiesa que aunque de vez en cuando se toma un añito para escribirles a los adultos, no hay cosa que le guste más que ver la cara de los chicos cuando se le cuenta un lindo cuento. Sobre los nuevos usos de la lectura, la irrupción de la internet y las diferencias entre las dos generaciones para las cuales ha escrito, habló con Rosario/12.

--¿"Los chicos de hoy ya no leen"?

--Yo creo que los chicos leen cada vez que tienen oportunidad. Tengo una buena experiencia en las bibliotecas populares, en encuentros, en ferias como ésta. Lo que ocurre es que no sólo leen libros. Leen, por ejemplo, en la computadora. Creo que más de uno se sorprendería de lo que se lee por internet, cuando buscan información para la escuela o averiguan sobre temas que les interesan. Me parece que éste es un problema más de los adultos, que ellos sí, efectivamente, leen bastante menos que antes. Hay otros formatos y hay probablemente una mayor fragmentación. Lo que tal vez sea raro es ver a alguien enfrascado en un texto de larga duración. Pero hay otras formas de leer. Y es que además de los libros se leen otras cosas: las imágenes, la realidad, la ciudad; esto si entendemos la lectura como búsqueda de indicios, como construcción de sentido. La lectura supone siempre una participación muy activa del que está leyendo, un compromiso con el texto que se le está proponiendo, algo que implica volcar parte de su historia personal en la decodificación. En realidad si se enfatiza la lectura como entretenimiento seguramente no quedará muy bien parada, ya que la competencia en este terreno es vertiginosa.

--Le pasará que a sus presentaciones van mamás que le dicen que la leían cuando eran chicas. En este sentido, ¿qué desafíos se le presentan escribiendo para esta nueva generación que algunos expertos han coincidido en llamar la generación play station?

--Creo que nunca he escrito teniendo una idea muy clara de a qué generación le hablaba. Con esto quiero decir que nunca me preocupé en incluir elementos "actualizantes". En realidad yo me conecto con mis imágenes, y también con mis obsesiones. Ellas son las que mandan a la hora de escribir. Si hay cambios en mi literatura es porque yo he cambiado, no porque piense que mi lector cambió. La inclusión de la computadora y luego de internet, fue un gran cambio para mi trabajo, por ejemplo. También cambiaron otras cosas, como la comunicación con los adultos. Cuando yo era chica éramos más tímidos. Ya mis hijos lo eran menos y los chicos de ahora no tienen casi ninguna clase de reparo cuando hablan con un grande. En cuanto a estas nuevas formas de entretenimiento creo que sí han incidido sobre todo en el tema de la atención. Yo lo noto en la capacidad de concentración, en la atención de los chicos, que ahora es mucho más lábil, les cuesta mucho más llegar al nudo de las cosas.

--Usted ha sido traductora de casi todos los clásicos: Perrault, Twain, Carroll, ¿en qué creen que difieren las nuevas lecturas infantiles de aquéllas?

--Sobre todo en la duración. Ahora las lecturas para chicos tienden a ser más cortas. Si pensamos en Andersen, en El patito feo estamos hablando casi de una novela, un cuento con descripciones de paisajes y de personajes, diálogos extensos y de una gran complejidad. Lo que me parece poco eficaz desde el punto de vista del escritor, es correr detrás de eso, haciéndolo cada vez más rápido, cada vez más corto, más fácil, para captar la atención del lector. Me parece que uno debe animarse a contradecir las tendencias naturales del lector, y atreverse a proponerle nuevos desafíos.

--A propósito de esta concepción, ¿cómo se planteó escribir para los chicos de un tema tan árido como la dictadura?

--Desde que mis hijos eran chicos, yo sentí que era una obligación hablarles de eso a quienes no lo vivieron. Recibí muchas críticas por esto, por ejemplo, por hablarles a los chicos de la tortura. Yo creo que los chicos tienen derecho a conocer la historia, sobre todo si se puede contar en un contexto, dándoles los elementos para que se sientan seguros y contenidos, e igual puedan aprendan. Ellos son el futuro, ellos son los que, sin slogans, ni lugares comunes, tienen que decir "Nunca más".

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