Esta noche, a las 22, en el teatro municipal La Comedia de Mitre y cortada Ricardone volverá a subir a escena ¡Oh imperfecta!, impactante espectáculo de danza creado y dirigido por Paula Manaker; que además comparte la escena junto a Ana Varela y Yerutí García Arocena. La entrada a la función es libre y gratuita.

Estrenada en junio del año pasado en el Teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España, y después de haber realizado diferentes funciones fuera de la ciudad, la obra de Manaker fue seleccionada para representar a la danza local en el prestigioso "Argentino de Danza" que se realizará en mayo en la ciudad de Santa Fe. Además, en julio viajará al Festival "Rojasdanza 2011", que organiza el Centro Cultural Ricardo Rojas de Buenos Aires. Por si esto fuera poco, la destacada propuesta hará temporada en octubre en el porteño y también prestigioso Centro Cultural de la Cooperación.

Siete eslabones de una impactante cadena de significantes, tratando de asir el misterioso universo de los cuerpos atrapados en el laberinto de las soledades y los destierros. Siete manchas en movimiento, urdiendo el dilema de la perfección y la belleza sobre el friso de un escenario donde se cruzan y dialogan la danza, el dibujo, la fotografía, el video y la música en vivo. En la expresión "¡Oh, imperfecta!", extractada del cuento "Kali decapitada" de Margarite Yourcenar, se encuentra quizás una de las claves para aproximarse a esta nueva búsqueda que la bailarina y coreógrafa Paula Manaker ya había insinuado en Cuco, ese perturbador espectáculo estrenado hace dos años y en el que ya adelantaba parte de su fascinación con el tema de la belleza y lo monstruoso.

"¡Oh, imperfecta, en quien la perfección toma conciencia de sí misma!", dice el Sabio a Kali, la diosa decapitada cuya cabeza fue a parar en el cuerpo de una prostituta: "Sufro y no obstante gozo; me da horror vivir y miedo morir". En "Condenadas", una mujer presa de una invisible camisa de fuerza se retuerce y pugna por salir de su prisión interior. El rumor de su alma amordazada pareciera asomar por debajo de las costuras a punto de estallar, entrelazándose con una partitura donde su voz adopta la gravedad que emana de un violoncello.

Manaker abre el comienzo de esta sugestiva propuesta con la solvencia y la responsabilidad de quien no sólo baila su propia creación sino con la convicción de la creadora que ha elegido dirigir y llevar a escena una profunda reflexión humana y estética. Cuerpos de mujeres condenadas a vivir en un cuerpo que no desean, cuerpos que se espejan en las imperceptibles paredes de un acuario. Algunas son sobrevivientes de un paisaje que explota a sus espaldas, otras viven gracias a la exasperada continuidad de sus movimientos y se consumen en un espacio que arderá hasta devolverlas al fuego que no cesa.

Todas en algún momento vagarán como hadas y seres del aire en un bosque encantado como el que soñó el mismo Bosco y se perderán en una noche de cine, tras una carretera vacía tan fantástica como los demás paisajes.

Cuerpos que se tomarán un respiro a la hora de la siesta y se lanzarán a habitar un espectral patio en el que el escritor Horacio Quiroga soñó con los cuatro hijos idiotas de su cuento "La gallina degollada".

Un equipo de sólidos profesionales completan este entramado de lenguajes donde se lucen la violonchelista Florencia Martinucci --quien interpreta parte de la música original compuesta por Alejandra Manzur--, Aurèlian Potier que musicalizó la escena "El bosque", Cristian Ayala (responsable del vestuario), Patricio Carroggio en realización de video y Ange Potier creador de las ilustraciones y animaciones.

La directora Paula Manaker alcanza con este trabajo uno de sus aportes más sólidos a la concreción del difícil cruce de lenguajes entre la danza y los registros audiovisuales, aportando una poética propia que enriquece el desarrollo de la danza local.