Con el correr del tiempo ciertos géneros dejan de representar exclusivamente un terruño para convertirse en un espacio de experimentación musical carente de fronteras. Así como el jazz se estableció como una plataforma desde la cual muchos abordaron y resignificaron estilos diversos, el flamenco español comenzó a combinarse con distintas corrientes musicales a partir de la búsqueda de artistas que se nutrieron de esas raíces para recorrer diversos caminos. Desde los años 80 una de esas artistas es María Isabel Quiñones Gutiérrez: Martirio.

Mañana --a las 20, y acompañada por Raúl Rodríguez (guitarra) y Jesús Lavilla (piano)--, la cantante llegará al Auditorio Fundación para repasar algunos momentos destacados de su trayectoria, lo que implica de por sí una mirada al flamenco del último cuarto de siglo, según adelantó en diálogo con Rosario/12: "Vamos a hacer un show basado en ir recorriendo mi carrera desde que empecé, tocando todos los géneros que hemos ido interpretando durante estos años. Entonces hay canciones desde el año 86, canciones escritas por mí junto a Kiko Veneno, otras canciones que tienen que ver con la copla y el jazz de mi experiencia con Chano Domínguez. También la parte cuando entro en la canción popular latinoamericana y la meto en flamenco. Hay copla, jazz, flamenco, bolero, tango".

Siempre ardua, la tarea de hacer un recorte entre tanta producción se basó, en este caso, en el vínculo que las propias composiciones establecieron con el público. "Son las canciones que más me han acompañado --precisó Martirio--. Son las canciones que más he sentido que a la gente les gustaban. Nunca he sido de listas de éxitos ni de marketing o cosas así, sino que siempre ha sido la gente la que me ha repetido qué canciones funcionaban cuáles no. También tuvo que ver con ir recorriendo todos los géneros que hemos ido tocando, y eligiendo canciones que pudieran hacerse de una manera íntima, con un piano y una guitarra. Sin embargo, con unos arreglos muy complejos, muy llenos de música".

En esa formación reducida, Martirio pone su voz en primera plana, y asume el riesgo: "Por un lado el asunto es muy desnudo, tanto para los músicos como para mí. Por otro lado, al tener unos músicos tan maravillosos como Raúl y Jesús, que están pendientes de mí, que entre ellos tienen una admiración y amistad maravillosas, que están muy por la canción, la letra y los matices, entonces me encuentro como si tuviera una filarmónica".

Con el flamenco como elemento siempre presente, Martirio ha participado de una corriente innovadora de la música española, que apostó a la fusión de géneros. Una fusión que hoy en día sigue dando lugar a propuestas que permiten el acercamiento de nuevos públicos, y allí están grupos como Muchachito Bombo Infierno y Los Delinqüentes, proponiendo su mixtura rockera como vía para que los jóvenes argentinos sigan descubriendo al flamenco. En ese marco, la cantante española reconoce que ha abierto algunos caminos, aunque no en soledad: "Creo que, desde luego, me he metido en terrenos que no estaban pisados por ninguna huella. Pero hay mucha gente también. Esos artistas que has nombrado también le deben mucho a Kiko Veneno, con quien tuve la suerte de empezar. Creo que hubo un momento donde varios artistas sembramos, de alguna manera, un terreno que estaba completamente virgen, y a través de nuestro trabajo ha habido gente que ha podido aprender, igual que nosotros hemos aprendido de otros. Es muy hermoso que haya una referencia, y que te sientas referencia de gente que, encima, te gusta".

Finalmente, Martirio remarcó el buen momento por el que atraviesa el género en España, cuando concluyó: "Creo que hay una riqueza enorme en la guitarra, el baile, el cante, la fusión, en la pureza. También en la cantidad de público al que ahora mismo le gusta el flamenco en todo el mundo. En grandísimos artistas que han abierto muchos caminos, muchas cabezas, muchas mentes. Que han introducido cosas completamente nuevas en el flamenco, sin desvirtuarlo. Creo que a nivel creativo es un momento maravilloso, fantástico".